Meghan Markle y Harry se conocieron en 2016 por una amiga en común. En aquel entonces, la actriz comentó, en una entrevista con la BBC, que no estaba muy al tanto de la vida del príncipe y de lo que representaba. Fue amor a primera vista, luego de la segunda cita: él la invitó a acampar en África y ella aceptó gustosa. Un año más tarde anunciaron el casamiento, que llevaron a cabo en mayo de 2018.
Antes de conocerlo, Markle vivió dos años, entre 2011 y 2013, en Los Ángeles, en una exclusiva y majestuosa casa que compartió con Trevor Engelson, su ex pareja, con quien tuvo una relación que duró de 2004 a 2013. La mansión, emplazada en uno de los barrios más exclusivos de la ciudad, fue su morada y el rincón donde supo descansar y encontrar tranquilidad.
Lejos de esa vivienda y sin necesidad de volver a ocuparla, el grupo inmobiliario The Bienstock Group la puso en venta en 1.8 millones de dólares y compartió algunas fotos de su interior. En la descripción, la definieron como una casa de un “raro encanto colonial de Hancock Park, con mucho sol”.
La construcción, en la que predomina el blanco, cuenta con cuatro habitaciones, dos baños y un enorme jardín con comedor al aire libre. Además, siempre según la inmobiliaria, el living y el segundo comedor de la planta alta son sectores espaciosos, cómodos y muy luminosos.
Uno de los dormitorios tiene un baño con azulejos grises en espiga en una de sus paredes, dos bachas con espejos hexagonales y muebles de mármol. Otro de los dormitorios tiene gran luminosidad gracias a sus tres ventanas, y además se aleja de los colores predominantes en la casa, ya que está pintada de gris pálido.