Diego Armando Maradona (1960-2020) tuvo varios romances a lo largo de su vida, algunos públicos, otros privados, y casi todos muy pasionales.
Y esa chispa que se despertaba en su mirada cuando se enamoraba parece ser que estaba lista para encenderse otra vez. O al menos así lo expresó Verónica Ojeda, una de las pocas mujeres que permanecieron a su lado en la casa del barrio San Andrés, de Tigre.
En diálogo con Infobae dijo: "Él quería ser feliz y conocer a una chica. Estábamos tratando de buscar la manera para que él estuviera bien y la invitar a salir".
¿De quién se trata? De Jazmín Garbini, una decoradora de interiores –íntima amiga de Cinthia Fernández– que había llegado a la vida de Maradona cuando fue a hacer una remodelación en una de sus viviendas.
Según contó la misma Jazmín, ella fue a llevar un sillón y se quedaron charlando de perritos. Y luego de despedirse ella se dio cuenta de la atracción que sintió el Diez: “Él insistió para que yo volviera, para que fuera a tomar unos mates. Nos mandábamos audios en los que nos matábamos de risa. Yo le dije que en algún momento pasaba a verlo, con mucho respeto y mucha admiración. Yo nunca tuve intenciones de tener algo, pero se había obsesionado conmigo y quería conocerme”.
"Yo tengo pareja y me jodía... Me decía: 'Te levantaste a Maradona'. Muchas veces me dijeron que vaya a verlo para animarlo. El día que falleció me llamaron y me dijeron que el día anterior había estado todo el día preguntando por mí. Me dijeron: 'Sos la última mina en la que pensó Maradona'", contó sorpresivamente la decoradora.