En el último tiempo la imagen y popularidad de los reyes Guillermo y Máxima de Holanda descendió a niveles muy bajos. Las causas se las atribuyen a varios errores que los monarcas cometieron durante el 2020.
Es que el pueblo holandés no está dispuesto a olvidar fácilmente. Ahora Máxima nuevamente le tiene que hacer frente a nueva polémica que se instaló en su país.
En esta ocasión se vieron envueltos en el caso de Julio Poch. Se trata de un ex piloto de la Armada Argentina investigado por su participación en los llamados vuelos de la muerte durante la dictadura de Jorge Rafael Videla.
Al parecer la reina Máxima realizó una supuesta llamada, a través de un trabajador de la Casa Real, para intentar influir en el proceso de extradición y enjuiciamiento. La iniciativa le ha valido quedar envuelta nuevamente en un escándalo.
Julio Poch estuvo viviendo mucho tiempo en los Países Bajos, operando para la compañía de vuelos regulares Transavia. Desde allí, varios compañeros lo acusaron de alardear de haber participado en los "vuelos de la muerte” mientras era investigado.
En 2008 Argentina solicitaba su extradición, siendo detenido en 2009 en Valencia. En 2010 fue juzgado en su país de nacimiento, pasando varios años en prisión hasta que en 2017 fue declarado inocente.
Roelof Jan Mansholt, vicepresidente de Eurojust, le explicó en aquel momento al comité investigador que recibió una llamada por parte de la Casa Real en la que se cuestionaba si "el caso contra el piloto argentino era necesario", ya que "podría ser doloroso para Máxima". Mansholt respondió que el caso era "mucho más doloroso para las víctimas arrojadas desde el avión y los familiares", y pidió una solicitud por escrito que nunca llegó.
El órgano que regula la relación de la Casa Real con los medios (RVD) emitió una respuesta oficial en la que explica que no se ha confirmado que dicha llamada se realizara desde Palacio y que, de haber sido así, no ha tenido consecuencias.
Una respuesta que no aclara el asunto y deja a los soberanos en el ojo de la tormenta.
