A mediados de diciembre, el mundo celebraba que por fin llegaran a los centros de salud las primeras dosis de diferentes fórmulas contra el coronavirus. Los meses de espera se hicieron largos para una sociedad acostumbrada a respuestas cada vez más rápidas, pero fueron breves en relación a los plazos habituales que impone un desarrollo de este tipo con sus necesarias pruebas, mejoras y certificaciones por parte de organismos autorizados.
Los primeros días de diciembre sembraron esperanzas en el mundo entero. Tras meses de confinamiento y reducción de las actividades, el inicio de las campañas de vacunación era una luz de esperanza para muchos. Los gobiernos prometieron ágiles procesos de inmunización de la sociedad, sin tener en cuenta las posibilidades de producción, distribución y aplicación de la vacuna.
En nuestro país, el arribo de las primeras 300 mil dosis de Sputnik-V, la fórmula desarrollada por el laboratorio Gamaleya de Rusia fue causa de felicidad y críticas. Por un lado, la alegría de que por fin el personal de salud en la primera línea de lucha contra el coronavirus pudiera estar protegido contra COVID-19 brindó tranquilidad. Por otra parte, se cuestionaba la aplicación a nivel masivo de una vacuna sin suficientes publicaciones sobre su eficacia y posibles efectos adversos.
A sólo seis semanas de iniciado el proceso de vacunación, la OMS advirtió sobre cómo saltan a la vista las desigualdades entre países ricos y pobres y cómo la inequidad en la distribución puede causar un quiebre a nivel mundial. "Se han suministrado más de 39 millones de dosis de vacunas en al menos 49 países de ingresos más altos. Sólo se han suministrado 25 dosis en un país de ingresos más bajos. No 25 millones; no 25.000; sólo 25", explicó el director del organismo, Tedros Adhanom Gebreyesus.
En su discurso ante la Junta Directiva de la institución condenó la actitud "egoísta" de algunos países y cuestionó también a los laboratorios. "El precio de este fracaso se pagará con vidas y medios de subsistencia en los países más pobres del mundo", sentenció. Señaló que tanto los gobiernos como las empresas priorizan acuerdos bilaterales en lugar de adherir a COVAX (Colaboración para un acceso equitativo mundial a las vacunas), una iniciativa promovida por la OMS.
“La situación se ve agravada por el hecho de que la mayoría de los fabricantes han priorizado la aprobación regulatoria en los países ricos, donde las ganancias son más altas, en lugar de presentar expedientes completos a la Organización Mundial de la Salud. Esto podría retrasar las entregas de COVAX y crear exactamente el escenario que fue diseñado para evitar, con el acaparamiento, un mercado caótico, una respuesta descoordinada y una disrupción social y económica continua”, señaló, criticando a quienes ponen sus intereses por delante de los de la sociedad.
Para el director de la OMS esto tiene repercusiones más allá de la salud "física" de las personas. "El mundo está al borde de un catastrófico fracaso moral", alertó. Recordó que los países de menos recursos son siempre los que más tarde reciben las soluciones y admitió que en ocasiones esta demora puede ser de años. Asimismo, insistió con el impacto que esto tiene en el sistema sanitario, especialmente ante la propagación de nuevas cepas de la enfermedad. "La reciente emergencia de variantes del coronavirus altamente contagiosas hace que el despliegue rápido y equitativo de las vacunas sea aún más importante", expresó.
En la misma línea destacó: "Hago un llamamiento a todos los países para que trabajen juntos en solidaridad, para garantizar que durante los primeros 100 días de este año se esté vacunando a los trabajadores de la salud y las personas mayores en todos los países. Es en el mejor interés de todas y cada una de las naciones de la Tierra".
"Mi desafío para todos los Estados Miembros es garantizar que para cuando llegue el Día Mundial de la Salud, el 7 de abril, las vacunas COVID-19 se estén suministrando en todos los países, como símbolo de esperanza para superar tanto la pandemia como las desigualdades que acechan la raíz de tantos desafíos de salud mundial. Espero que esto se haga realidad", expresó Tedros.