Fue un 8 de enero del 2020 cuando el príncipe Harry (36) y Meghan Markle (39) revolucionaron a la realeza. Los duques de Sussex eligieron ese día para anunciar su renuncia a la familia real desde su cuenta de Instagram.
Ellos decidieron que había llegado el momento de vivir su propia vida con sus propios ingresos. Los británicos bautizaron al hecho inédito como el Megxit e incluso se dijo que la salida de los duques causó una gran crisis institucional.
Desde su renuncia a los privilegios monárquicos, la pareja ha venido cayendo en picada en los sondeos de popularidad. Una encuesta de YouGov de finales de octubre denota que la pareja ha perdido 20 puntos desde marzo del 2020 hasta el mes de la publicación del artículo.
Pero no todo es malo para Meghan y Harry: pese a su caída en la opinión pública, su patrimonio va en claro aumento. Es más, los jóvenes viven en Montecito, un lugar ubicado en Santa Bárbara, California, que nada tiene que envidiarle a los palacios de la realeza británica.
La casa, de 22 mil metros cuadrados, cuenta con 9 habitaciones y 16 cuartos de baño. Está valuada en 12 millones de euros.
Además, han logrado cerrar acuerdos millonarios con Netflix por 80 millones de euros, y con Spotify por 25 millones de euros. Los contratos con ambas empresas tienen como fin la reproducción de documentales y podcasts que permitan “activar la compasión” de la gente.