“Cómo él. ¡Quiero que me embalsamen como a él!”, no dudó, impactado por la perfección de lo que veía.
Corría la mitad de 2018 y Diego Armando Maradona, que había llegado a Rusia para ver el Mundial, comenzó a visitar algunos monumentos históricos. Uno de ellos se erige sobre la Plaza Roja de Moscú. Mientras lo recorría, se encontró con el mausoleo de Vladímir Ilich Uliánov, más conocido como Lenin. Allí nomás lo decidió sin preámbulos, de manera intenpestiva: quería ser embalsamado como el líder revolucionario ruso, muerto en 1924.
Ese deseo no quedó olvidado en su mente ni en su corazón: el último 13 de octubre lo ratificó, al firmar un documento para la puesta en marcha del proyecto Universo Maradona, con la idea de mantener vivo su recuerdo.
En el mismo, uno de los puntos salientes incluía la creación de un museo para exhibir muchos de sus "máximos trofeos, objetos personales y recuerdos queridos, como camisetas", tal como señala el escrito, de la misma manera que “mi cuerpo embalsamado, para seguir recibiendo desde ese lugar el cariño de la gente”.
Al notable trabajo realizado sobre el cadáver de Lenin que Diego observó, se sumaba un nuevo dato que potenciaba su decisión: la certeza de que su amigo, el fallecido mandatario venezolano Hugo Chávez, había resuelto lo mismo, si bien la calidad de la labor realizada sobre su cuerpo distó muchísimo de la practicada sobre el del dirigente soviético.
Lo cierto es que hace cuarenta días el Diez también firmó un acuerdo para que, además de un museo, su nombre se extendiera a bares en distintos lugares del mundo (bajo el nombre Bodegón Maradona), merchandising, un tour por Buenos Aires recorriendo su historia, e incluso la realización de afiches con sus frases famosas, entre otros varios proyectos.