29 de febrero de 2000, año bisiesto. Rodrigo Bueno, atento a los boleros que venía componiendo su cuñado Alejandro Romero, le pidió que le escribiera un tema para su próximo disco, justamente llamado A 2000.
“Estuve dos horas frente a una hoja vacía, sin inspiración. Hasta que miré hacia arriba y dije, como rezando: ‘Por favor, dame una mano con una canción que le guste a Rodrigo’. Y empecé a escribir y a escribir: ‘En una villa nació, fue deseo de Dios / crecer y sobrevivir a la humilde expresión / enfrentar la adversidad...’. Sentía como que me dictaban la letra: ‘En un potrero forjó una zurda inmortal’. Ahí me di cuenta de que tenía que ver con Diego... Creo que tardé en escribirla lo que tardaría en leerla”, contó alguna vez Romero, hermano de Alejandra, por entonces pareja del exitoso cuartetero.
Lo cierto es que, una vez compuesto el tema, Alejandro fue a la casa de el Potro, quien estaba por viajar rumbo a Brasil, y le acercó el papel con las estrofas. Rodrigo la miró y, mientras preparaba su valija, le pidió que la cante. Así una y otra vez.
Hasta que de repente le lanzó eufórico: "¡No sabés lo que acabás de hacer, Ale! ¡Es tu pasaporte a no pedirle nada a nadie! ¡'La mano de Dios' la van a cantar todos!", le anticipó Rodrigo antes de partir.
A su regreso, Alejandro lo fue a buscar al Aeropuerto de Ezeiza, y le entregó un casete en el que interpretaba el tema, para que Rodrigo lo escuchara y le contara qué le parecía con música.
"¿Podés venir hoy a la noche con nosotros, que nos vamos de gira por varios escenarios bonaerenses?", le preguntó el cordobés, y Romero, aunque poco habituado a las salidas nocturnas, vio ahí una oportunidad, y aceptó.
Así fue que, entre recital y recital, iba subiendo a su camioneta a sus músicos, de a cuatro, para que escuchen la cinta casera. Hasta que en una de sus paradas artísticas, en Zárate, Rodrigo interpretó la canción por primera vez, sosteniendo aquella hoja escrita a mano por Alejandro, que ahora el compositor atesora entre sus recuerdos más queridos.