Nahir Mariana Galarza pasó su tercer cumpleaños tras las rejas en la Unidad Penal N°6 del Servicio Penitenciario de Paraná, Entre Ríos, donde cumple la condena a prisión perpetua por el homicidio agravado de su novio, Fernando Pastorizzo, quien recibió dos disparos en el pecho el 29 de diciembre de 2017.
El 11 de septiembre pasado, y contrariamente a lo que se dijo, Nahir no tuvo privilegios: no comió pizza ni sándwiches de miga, ni pudo hacer videollamadas porque no tiene un celular que le permita hacer más que llamadas o enviar SMS. Cada vez que se quiere comunicar con sus padres o con su abogada, Raquel Hermida Leyenda, Galarza avisa que está disponible para que la llamen, "ya que sólo cuenta con el celular cuando se lo dan a determinada hora".
"En la unidad penitenciaria comés muy mala comida y lo que no te gusta. No reciben el presupuesto que está destinado a las cárceles y hacen lo que pueden. Hay ciertos días que es incomible", dice su defensora en charla con GENTE. En el pabellón de mujeres de la cárcel lo que falta, entre muchas otras cosas, son elementos de higiene. Y es por eso que tanto los padres de Nahir como la propia abogada, le acercan ítems femeninos como protectores o tampones y desodorantes y, como cuenta, lo que nunca hay es shampoo y dentífrico.
"Se lavan con jabón neutro el pelo", relata Hermida, quien aún espera el permiso para poder viajar a Entre Ríos, ya que desde el 2 de noviembre se autorizaron las visitas. Por eso mismo, la condenada pasó la tarde el lunes haciendo una nueva pericia psicológica a pedido de Hermida, quien ese mismo día presentó ante la Corte Suprema el recurso de queja "para que se revea la sentencia y que se abra un nuevo juicio".
En su celda, Nahir estudia psicología, intenta permanecer lo más bajo perfil posible y se angustia cuando alguna de sus compañeras le lee alguna fake news relativa a ella publicada en las redes. "Si tenés que hablar, hablá vos. Yo no quiero hablar. Cuando te digan que me habló un periodista en la cárcel es todo mentira", aseguró no hace mucho Nahir en charla con su letrada, quien insiste con que su defendida "lo que menos quiere hacer es sobresalir ahí adentro y ser noticia". Además, el permanecer ajena a lo que se diga en el exterior se lo debe también a que el televisor que tenía en su celda ya no funciona.
"No es una chica que se presente madura, es muy bien tratable pero no por Zoom ni ningún tipo de videollamada porque no tiene acceso a Wifi ni nada. Es una chica que siempre le hizo mucho caso a sus padres, con quienes tiene medianamente buena relación", cuenta Hermida, quien revela que es mentira que su defendida estuviera escribiendo poesía, como publicaron hace poco. Sus intereses son continuar estudiando psicología y "cultivarse leyendo".
En relación al perfil de Nahir construido por los medios, Hermida señala que la ex estudiante de derecho "no es una chica rica para nada ni responde a ese perfil narcisista con el que la quieren estigmatizar. Es hija de padres trabajadores, que son policías". Justamente ellos son quienes le envían una vez por semana artículos de básica necesidad y quienes este sábado 8 de noviembre se reencontrarán con su hija por primera vez desde marzo.
En la cárcel, donde comparte espacio en un sector con cuatro presidiarias, no es "amiguera" ni "extrovertida", como se cree, sino retraída e introspectiva. "Nada que ver con eso de que es la reina de la fiesta", detalla la abogada, quien remarca que su psiquis "está anclada a los 9 años, que es su edad emocional". Como relata, Nahir fue marcada por el trauma que supuso la violación en manada que sufrió a sus 16 años, que se reveló por una vieja declaración registrada en Cámara Gesell, en 2014, y tras la que se incriminó a Fernando. "Tiene muchos recuerdos de ese famoso abuso que no le escuchó la justicia ni nadie le creyó", retoma Hermida.
Respecto de la reconstrucción de la noche del crimen, Hermida explica: “Es una temática muy terrible. Ha tenido pesadillas y ha estado medicada durante un año. Por eso preferí que de ese tema lo hablara con la psicóloga”. Y aclara: "Nadie se pregunta por qué declaró contra sí misma y cuál fue el ardid. Había una supuesta negociación del fiscal y la defensa de que le iban a dar ocho años y ella acepta declarar en su contra porque le dijeron que esa tarde se volvía a la casa".
En el juicio, Nahir declaró que no recordaba exactamente el momento en el que todo cambió para siempre y relató que su mente se le puso en blanco. Que la aturdió un disparo y luego otro y que no supo qué hacer. Declaró que había sido un accidente, pero no le creyeron y la condenaron a perpetua. "Yo lo solo quiero llegar a la verdad de qué pasó esa noche...¿y si quien le disparó no fue ella?", cuestiona Hermida.
Hoy, entre sus actividades diarias y abocada a que la Corte Suprema revea la condena, Nahir se somete a exhaustivas pericias de un equipo interdisplinario conformado por psicólogos, psiquiatras, neurólogos y hasta endocrinólogos. "Luego viene Raúl Torre, que es el criminalista, y con los resultados adquiridos, se tomaran acciones legales que se acompañarán a la Corte Suprema y a los Tribunales de Entre Ríos", cierra la abogada, quien cree que en todo el proceso faltó perspectiva de género. "No estamos gritando ‘absolución’: pedimos que quede en la historia que todas las personas seamos juzgadas realmente en paridad con la que se juzga a los hombres".