La noche en que comenzaba a celebrar sus 19 años, un choque acababa con su sueño de atajar en la primera división del Real Madrid. Luego de que el parte médico pronosticara que no volvería a caminar, comenzó a componer en el hospital... Hoy, mientras cumple 77 años, es el cantante que más discos vendió en español.
“Aquel accidente en Majadahonda me cambió la vida. No solamente quebró mi vida, también provocó, en efecto, una circunstancia maravillosa. Si yo no lo hubiera sufrido, nunca habría cantado. Porque yo no nací cantante. Yo aprendí a cantar. En realidad, aprendí a todo después de mi accidente”, admitió alguna vez Julio José Iglesias de la Cueva, que hoy cumple 77 años.
Todo sucedió el sábado 22 de septiembre de 1962, día en que comenzaba a celebrar su cumpleaños diecinueve: el auto en el que circulaba con amigos chocó con unos arbustos en Majadahonda, municipio perteneciente a la Comunidad de Madrid. Luego de estrellarse, el entonces arquero del Real Madrid recuperó el conocimiento en el hospital Eloy Gonzalo.
El parte médico no resultaba alentador: indicaba que no volvería a caminar. Pero la tristeza no lo detuvo. Intentó sobrellevar aquellas horas iniciales de recuperación acudiendo a un regalo de Eladio Magdaleno, el enfermero que lo cuidaba: una guitarra. La intención era que ejercitara sus dedos para que le volviera de a poco la movilidad.
En esa cama de hospital donde intentaba salir adelante compuso La vida sigue igual, actualmente uno de sus legendarios temas, inspirado en su vida en el centro médico y en cómo los enfermos iban y venían. "Tengo grabadas aquellas escenas en el hospital, cuando me adelantaron que, semiparalítico, pensaban que no volvería a caminar. También cuando compuse el tema", memoró en alguna oportunidad: "Sales de escuchar La vida sigue igual y dices: 'Siempre hay por qué vivir, por qué luchar, siempre hay por quién sufrir y a quién amar'. Ahora el mundo hispano lo canta de memoria”.
"Del hospital tampoco olvido las camillas hacia la morgue y los niños llorando en maternidad. La constante de saber la pequeña línea que separa la vida de la muerte la conozco de memoria. Los accidentes gravísimos nos dejan una huella imborrable a los seres humanos. Y en la fragilidad de la vida, sobre todo cuando eres una persona sensible, esos episodios extremos alertan todos los sentidos para siempre”, manifestó.
La ayuda de su padre, Julio Iglesias Puga, resultó fundamental para aquel resurgimiento. "Me dijo: 'No te he traído a la vida para que te quedes en una silla de ruedas', y descuidó su trabajo de médico para sacarme adelante, armando en casa una habitación para cuidarme y lograr que me recupere".
"Es una experiencia que nunca olvidaré. Me costó mucho superarlo, aunque finalmente lo conseguí. A pesar de eso, todavía tengo aquellas secuencias tan claras como si hubieran ocurrido hace horas. Aunque ya no me quitan el sueño, porque el trabajo, mi profesión, mis hijos, los amigos y subir cada día un poquito más llenan mi vida", contó en 1987 para la nota Historia viva del Real Madrid, publicada en el diario ABC, cuando su carrera como músico lo llevaba a vender 300 millones de discos, una cifra jamás superada por ningún músico de habla española.