En medio de una cuarentena que se extiende y sin vislumbrar la apertura de nuevas fuentes de trabajo, más de 2.500 actores y actrices generaron una publicación apelando al apoyo estatal.
Dolores Fonzi (42), Mercedes Morán (64), Griselda Siciliani (42) y Joaquín Furriel (45) son algunas de las 2.632 firmas que se leen en la "Carta abierta de actrices y actores a quienes nos gobiernan y la opinión pública".
En la solicitada, que sólo unos pocos de los firmantes compartieron a través de sus redes sociales, los interesados comparan su trabajo con el de los llamados "obreros golondrina", que se van desplazando de un trabajo a otro. Debido a esto, señalan los artistas, viven en una realidad "siempre inestable".
Si bien hacen referencia al contexto de pandemia, aclaran que "nuestras posibilidades, aun antes de la cuarentena, se han venido estrechando. Tenemos una desocupación histórica del orden del 90%", señalan.
Y enseguida reflexionaron sobre los contenidos que se ven en los canales de televisión abierta. Señalando cómo ha disminuido la ficción argentina. "Sin políticas públicas que contemplen el estrago que esto supone, tanto para los trabajadores del sector como para nuestra identidad cultural".
La carta ha sido aplaudida por algunos y criticada por muchos en redes sociales. Muchos recordaron que Dady Brieva (63), uno de los firmantes, declaró en PH (Telefe), el programa de Andy Kusnetzoff (49): "Quiero que la pasemos realmente mal para que no compremos más espejitos de colores".
"La irregularidad de nuestra situación nos expone a diferentes figuras de contratación, lo que hace impreciso nuestro lugar como trabajadores. Mientras en algunas actividades contamos con convenios colectivos de trabajo, debemos presentar factura cuando trabajamos en los teatros oficiales e inclusive cobrar subsidios para la producción independiente, lo que precariza aun más nuestra condición laboral", explica la carta.
Actores y actrices se autoproclaman como "uno de los sectores más postergados para retomar la actividad". Y por ello plantean la necesidad de "que se tomen medidas económicas que atiendan a la emergencia cultural".
El grito desesperado al que adhieren más de 2.500 profesionales del sector es: "Necesitamos subsistir". Enseguida la carta dice: "Tener una remuneración por nuestro trabajo no puede ser un privilegio; es un derecho humano, como lo es la cultura".
La carta incluye una lista de propuestas. Las mismas van desde compensación salarial y líneas de apoyo e incentivos, hasta generación de contenidos en plataformas promovidas por el Estado y regulación del derecho de interpretación, entre otros.