Revelaron detalles de la historia secreta de la noche en la que la, por entonces, princesa salió de fiesta con el líder de Queen.
El 20 de julio se celebra el Día del Amigo, y que mejor que para hacerlo con la historia de una gran amistad, la de Freddie Mercury y Lady Di, la princesa de Gales, que murió en un trágico accidente en París en 1997.
El recordado vocalista de Queen fue uno de los grandes amigos de la ex esposa de Carlos de Inglaterra, futuro rey de la corona británica, y recientemente se revelaron los detalles de una historia secreta: el día en que, disfrazada de hombre, Diana acompañó a Freddie a un reconocido bar gay de Londres.
La historia se conoció muchos años después, cuando una de las protagonistas decidió romper el silencio. Se trata de la reconocida presentadora y actriz inglesa Cleo Rocos, quien integró el grupo con el que la princesa salió aquella madrugada y contó los detalles en su libro El poder virtuoso de la bebida, publicado en 2013.
Una noche 1988, mientras el grupo se encontraban en casa del comediante Kenny Everett, en Londres, a pocas cuadras del Palacio de Kensington, junto a Cleo Rocos, Diana le preguntó a Freddie sobre sus planes para la noche, a lo que el artista le contestó que planeaba ir al Royal Vauxhall Tavern, un conocido bar gay de esa ciudad.
Diana, que por ese entonces tenía 27 años y ya era madre de los príncipes William y Harry, insistió en acompañarlos, a lo que trataron de desalentarla, debido a que era la mujer más famosa del mundo y constante objeto de la prensa mundial, a lo que Freddie dijo, “dejen que la chica se divierta un poco, vamos”.
Acto seguido, el líder de Queen orquestó el plan perfecto: disfrazarían de hombre a la princesa para poder disfrutar así de una noche de anonimato en el corazón de Londres. "Dejalo en mis manos, reina", bromeó Freddie. La princesa se puso la camisa con camuflaje militar que eligió el cantante, una gorra de cuero negra y unos lentes de sol. "Realmente parecía un hombre muy lindo", reconoció años después Rocos.
"Cuando entramos, nosotros sabíamos obviamente que era la princesa Diana y que podía ser reconocida en cualquier momento. Pero la gente simplemente la ignoró. Ella parecía haber desaparecido. Y eso le encantó", escribió Rocos en su libro.
Según contó la actriz, la presencia de Mercury y Everett desvió la atención de los presentes y la princesa incluso pudo pedir bebidas sin ser reconocida: "Avanzamos entre apretones a través de hombres con tangas de cuero hasta llegar a la barra. Diana y Freddie no se podían aguantar la risa, aunque ella fue capaz de pedir un vino blanco y una cerveza".
Al día siguiente, Diana le envió a Everett la ropa que le había prestado a través de uno de sus mayordomos. "¡Tenemos que volver a hacerlo!", le escribió en la tarjeta que acompañaba el paquete. Tal fue el sentimiento de libertad, que la princesa no lo dudó y se unió al grupo. Y así, al menos una vez por semana, Lady Di se reunía con sus nuevos amigos en el restó Bombay Brasserie para tomar unos tragos y relajar la cabeza.
"Nosotros la poníamos al día con todas las noticias jugosas de los famosos y ella nos contaba todo lo que pasaba dentro del Palacio", reveló Rocos.