Se descubrieron hace dos años y conviven desde principios de 2020, cuando llegó su hija Miel. Ella es guitarrista, hermana de dos eximios músicos y voz del grupo Potra.
"Lo que más me gusta es cómo me hace reír”, apunta Sofía Vitola (36). Aunque si no le acercamos al lector la pregunta que antecede a su respuesta, probablemente le quede una intensa duda sobre de quién habla. ¿Una pista antes de revelar el nombre? Comienza con “M” y tiene cuatro letras... ¿Difícil, no? Porque Mike Amigorena (48), su pareja desde mediados de 2018, y Miel, su hija desde el 3 de febrero de 2020, cumplen ambos requisitos.
“Mi postal favorita de ellos es cuando se quedan planchados carita con carita”, admite la rosarina ahora desde la calle, con barbijo, por teléfono y rumbo a concretar algunas compras hogareñas. Tarea que comparte con su hombre, al igual que la limpieza del departamento que habitan en Olivos, con vista al río.
“Si bien me llevo mejor lavando los platos, ordenando e improvisando recetas de cocina, a veces me toca limpiar el baño”, reconoce quien a la vez brinda dos clases diarias de guitarra, de lunes a viernes, vía remota. “Me apasiona y me permite entender la música desde una perspectiva distinta”, define antes de retomar el tema rutina familiar.
–Durante la actual pandemia arrancó a convivir con Mike, recién convertidos en padres... ¿Cómo fue eso en este tiempo de cuarentena?
–Con días mejores y peores, momentos de mayor y menor alegría, pero siempre apostando a lo positivo. Una mezcla de sensaciones. Al principio, aprendiendo los dos a cocinar, a sumar obligaciones, a ser papás en medio de una inimaginable pandemia, y después...
–¿Después?
–Después, intentamos unir energías para sobrellevarla de la mejor manera posible. Yo me encontraba más preparada para que explotara el mundo que para que apareciera un coronavirus. En mis pesadillas fatalistas, la cuestión terminaba de repente, y ya. Y sin embargo, acá me veo extrañando ir a tomar una cerveza con una amiga y con miedo a pensar que el otro puede ser un peligro, un arma. ¡Tanto que me gusta abrazar y hablar sin distinciones!
–¿Y cómo se afronta el dilema?
–La forma de afrontar el dilema es poniéndole onda y tratar de divertirse, sin olvidar que nosotros nos encontramos en un lugar de privilegio, mientras bastante gente la viene pasando mal.
–Puertas adentro, ¿en qué se enfoca, entonces?
–Me encanta la idea de ser madre. Me voy descubriendo. Antes de serlo, temía perderme a mí misma, mi personalidad, mis ganas de trabajar. Es lo que durante tanto tiempo nos transmitieron a las mujeres, ¿cierto? Y no es así. Aunque la maternidad demande dedicación, entrega, energía, bajar los decibeles del ego, me parece hermosa. No sólo eso: me potenció como mujer.
“Una noche fui a dormir y me cayó la ficha”, rebobina su historia artística aquella nena que había buscado tempranas respuestas en la Escuela Provincial de Música de Santa Fe, guiada por el profesor Carlos Casazza.
“Sucedió que mi hermano mayor, Gonzalo (38) estudiaba en el Instituto Tecnológico de Música Contemporánea, en Buenos Aires, y cada vez que volvía y contaba lo que aprendía, abría en mi mente un mundo nuevo. En una de tales incursiones, flasheé y a la noche lo decidí. Estuve seis meses organizándome, y con veinte pirulos dejé atrás los dos años de la carrera de Letras en la Facultad de Humanidades y Artes y vine a estudiar música”, revela sus inicios en la materia, que pronto la encontrarían cursando el I.T.M.C. en Núñez y estudiando violín y guitarra en el Conservatorio Juan José Castro, de Martínez.
Hasta que un maestro le sugirió –“con acierto”– elegir una. “Y me decidí por la segunda”. Encaminada en el jazz, hacia 2005 fundó su primer grupo, Plan B (editaron el álbum Norita), y un segundo, Lavial, en el que se lanzó a componer. “Ambas bandas me acercaron al pop... ¡¡¡y ahí empezó mi felicidad!!!”, proclama.
–Pasaron, por fuera, tres lustros de aquello. ¿Qué le pasó por dentro?
–Un montón de cosas. Por lo pronto, en 2013 armé la banda Potra, en la que me siguen acompañando Candelaria Molina (guitarra), Rodrigo Geni (batería; en ocasiones reemplazado por Carola Cerasqui) y Francisco Sarmiento (bajo). Grabamos un disco que lleva el nombre del grupo, otro de cuatro canciones (Súper), y los temas Tengo que olvidarte, a la orden de Ale Sergi (luego de que Nicolás “Monoto” Grimaldi me acercara a Miranda!), No te vayas, junto a Rosario Ortega, del filme El futuro que viene (protagonizado por Dolores Fonzi y Pilar Gamboa) y Ninja, producido por Juan Ingaramo y Nico Cotton, con quienes se vienen otras dos canciones.
–¿Y por qué “Potra”?
–Se trata de una reacción al prototipo femenino que nos intentaban imponer en los Noventa. Me divierte la idea de ir resignificando a la mujer. Al crecer, me empoderé y pude sentirme una “potra”. Los requisitos cambiaron. Igual que el concepto de belleza de la mujer, lo femenino y lo feminista. Mi mensaje es que todas somos potras. E intento trasladarlo cuando compongo. Me inspiro en las relaciones de las personas. Las ideas aparecen en casa, con una copita de vino. O de repente salgo y surge una melodía.
–¿Ya pensó con Mike una canción para Miel? ¿O lo hará usted sola e incluirá en ella al padre y a la hija?
–No soy de planear. Aún ni me lo planteé.
–Supongamos que sucediera... ¿Qué es lo que más le emociona hacer a usted con su pareja?
–Compartir a nuestra hija, cantar, cocinar, viajar, pelear, reírnos... Y nos divierte jugar a las cartas, al chin-chón, como yo lo hacía con mi abuela Elena. Es un lindo lugar de encuentro entre ambos.
–¿Y con Miel?
–Improvisarle letras y melodías para que juguemos. Ahora se pone un poco brava porque vienen saliéndole los dientitos de leche. Dos momentos sublimes con ella son dormirla y darle el pecho: una sensación hermosa de conexión que, siento, voy a extrañar cuando se termine... Ah, y sí, debo admitirlo, lo que más me gusta es cómo me hace reír. Es súper graciosa (cierra Sofía, respondiendo finalmente el interrogante del principio).
Fotos: Mike Amigorena e Instagram de S.V y M.A.
Producción: Sofía Vitola y Mike Amigorena.