El historiador indaga en los aspectos menos conocidos de uno de los grandes próceres nacionales. “Nuestro país no sería el mismo sin él”, afirma mientras describe sus valores.
“Es uno de nuestros imprescindibles –enfatiza Felipe Pigna (61)–. Inauguró conceptos como inclusión, trabajo productivo y educación popular, envuelto en una enorme honestidad y coherencia. Está allí para que lo sigamos. Nadie pide que creemos una bandera o triunfemos en Tucumán, en Salta, en el llamado Éxodo Jujeño, cumpliendo las órdenes del Triunvirato para enfrentar a los realistas...", abre puntos suspensivos, y pronto redondea:
"Con asumir sus valores y llevarlos a la práctica alcanza”, sintetiza el prestigioso historiador argentino, cuando se celebra un cuarto de siglo del nacimiento del periodista, economista, abogado, político, diplomático y militar argentino Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano. Y no sólo eso: a poco de conmemorarse, también, los dos siglos de su fallecimiento, ocurrido el 20 de junio de 1820. "Por algo éste, sin dudas, es el Año Belgraniano", enfatiza el bonaerense.
PORTEÑO, POLÍGLOTA Y MEDALLA DE ORO
"Vio la luz en Buenos Aires el 3 de junio de 1770 –relata de memoria Pigna–. Sus padres eran Josefa González, criolla, y Domingo Belgrano y Peri, comerciante genovés. Estudió en el Colegio de San Carlos. A los 16 años lo enviaron con su hermano Francisco a España, para que estudiara ciencias vinculadas al comercio en la Universidad de Salamanca".
"A Manuel –continúa– le interesaban más los libros de derecho, economía y política, y optó por la carrera de Leyes, recibiéndose de abogado y diplomándose con medalla de oro. Por su dominio del francés, el italiano y el inglés, y gracias a un permiso especial del Papa en mérito a sus excelentes calificaciones, pudo leer textos de autores entonces prohibidos por la Iglesia, como Rousseau, Montesquieu, Voltaire, Adam Smith, Jovellanos y Filangieri".
“UN SEÑOR CON CORAJE A TODA PRUEBA”
Manuel Belgrano, El hombre del Bicentenario (Editorial Planeta) es una reedición del libro que publicó en 2016 y estaba agotado. “Me pareció importante que volvamos a pasar por el corazón las ideas de una persona tan empática”, entiende Felipe Isidro.
Y avanza: “Me gusta el término que usan los norteamericanos para definir a esta clase de hombres: padres fundadores. Eso fue Belgrano, un pionero en todo; en el fomento de la educación sin distinción de género ni clase, el primero que acá habló de industria, de cuidado ambiental, de la tierra con la rotación y selección de cultivos. Un señor increíble, fascinante, de coraje a toda prueba. Un defensor de libertades, un adelantado y el planificador de un país que aún no existía”.
“A ÈL LE TOCÓ ENFRENTAR LA PANDEMIA DEL CÓLERA”
Hábil en el juego de recordar, Pigna avisa que éste también es el Año Beethoveniano, ya que el 16 de diciembre se conmemorará un cuarto de milenio del nacimiento del virtuoso músico alemán, autor de la Quinta Sinfonía, entre tantas obras inmortales. A propósito del 2020 en curso, Felipe imagina cómo actuaría Belgrano ante una situación como la que transitamos hoy con el Covid-19.
“Sí, a él le tocó enfrentar la epidemia de cólera. Tendría experiencia en el tema. Calculo que hubiese dictado las normas justas para cuidar a la población intentando no desatender la economía, su otra pasión. Pero son meras especulaciones”, cierra Felipe, quien aprovecha el aislamiento para leer, escuchar música, hacer gimnasia y terminar de escribir Volver, la biografía de Carlos Gardel que saldrá en noviembre.
Fotos: Archivo Editorial Atlántida y gentileza F.I.P.