Los restos del femicida fueron inhumados en el cementerio municipal de José C. Paz. Gente habló con el director del Hogar donde pasó sus últimos días.
En la tarde del 25 de mayo la Dirección Distrital de Investigaciones de San Martín, anunció el fallecimiento del odontólogo Ricardo Barrera.
El odontólogo platense de 83 años había sido condenado a prisión perpetua por el asesinato de su esposa, Gladys McDonald (57), sus dos hijas Cecilia (26) y Adriana Barreda (24), y su suegra, Elena Arreche (86). El crímen -ocurrido en 1992- es recordado como uno de los más aberrantes de la historia argentina.
Y un día después de su muerte, los restos del femicida fueron inhumados en el cementerio municipal de José C. Paz.
En diálogo exclusivo con Gente, Daniel Oscar Otero, director del Hogar geriátrico del Rosario, lugar al que llegó Barreda tras permanecer varios meses internado en el Hospital Eva Perón de San Martín, contó cómo fueron los últimos y solitarios días del femicida.
"Ricardo Barreda estuvo internado desde el 13 de marzo en el, donde fue derivado por PAMI, y a los pocos días que entró se estableció la cuarentena por lo que no pudo recibir visitas. No vino nunca ningún familiar, solamente un amigo", sostuvo Otero.
Y explicó: "No pude hacerle ningún estudio complementario a causa de la cuarentena, pero él estaba deteriorado, tenía un síndrome prostático, demencia senil y estaba postrado en silla de rueda con sonda permanente".
Fotos y videos: Alejandro Carra.
