Las preguntas incómodas son un clásico en 'Almorzando con Mirtha Legrand' (eltrece). Esta vez le tocó responder a Juana, la conductora, quien aprovechó para contar cómo conoció a su novio.
Juana Viale (38) lleva más de dos meses al frente de La noche de Mirtha y Almorzando con Mirtha Legrand (eltrece). Este domingo 17 compartió la mesa con Daniel Aráoz, Diego Ramos, Pablo Ferrero -doctor especialista en sueño- y Gabriel Olivieri, director de marketing y comunicación del Four Seasons Hotel Buenos Aires. El fue, justamente, el autor de la pregunta incómoda.
Después de que la conductora realizara una entrevista a Diego Topa, que acaba de regresar de Estados Unidos, a donde fue padre en enero a través de una subrogación de vientre. Su hija se llama Mitaí, un nombre que remite a la lengua guaraní y que eligió por que amó esa palabra desde la primera vez que la oyó.
Al cortar la video conferencia, la conductora manifestó su emoción y la prgeunta incómoda no tardó en llegar. "¿Esto no te da ganas de ser madre?", preguntó Gabriel Olivieri mientras Juana -madre de cuatro- hacía gestos a la cámara. Acto seguido el director de marketing del Four Seasons declaró que acababa de ver a Agustín Goldenhorn en el piso y ese era el detonante de otra pregunta: "¿No tenés ganas de casarte?".
La conductora respondió con honestidad: "A mí me encantaría que suceda lo que tenga que suceder. Lo que la vida me tiene que dar", dijo con cierto nerviosismo. Admitió que se casaría si él se lo propusiera y confesó que le encantaría que el vaya a hablar con su papá.
No se explayó en cuanto a los detalles de cómo sería su boda soñada y contó que debido a las sucesivas cesáreas y algunos temas de salud ligados a sus embarazos, no sabe si podría tener otro hijo. "Estoy abierta al universo siempre", concluyó.
Entre risas pidió que no le hicieran más preguntas. Pero Olivieri siguió un poco más: "¿Qué te enamoró de Agustín?", le espetó. Y fue el pie que Juana necesitaba para contar su historia.
"Fue una cita a ciegas. Había ido a trabajar a Córdoba y cuando volví estaba mi mamá con un grupo de amigo comiendo en un restaurante. Me dijeron que si tenía ganas fuera a comer. Estaba muy cerca de Aeroparque y fui", recordó la conductora. Y contó que en esa comida pidió a ver si alguien tenía alguna persona para presentarle porque "necesitaba contacto real con alguien".
Un amigo le mostró una foto, ella comentó que no sabía si era el perfil. "Y otro amigo me dijo: 'Yo tengo la persona'. Le voy a pasar tu teléfono y así se hablan", dijo. Contó que pasó un tiempo y un día recibió un mensaje mientras estaba con Silvestre en clases de skate. Al primer mensaje, que Juana recuerda como ingenioso, siguieron risas y una serie de chat y llamados. Un viernes volvieron a hablar.
"El domingo yo no podía salir porque estaba con los chicos, pero logré hacerme una hora. Los llevé a skate, que corran, que se cansen. Y le dije: 'tengo una hora para que tomemos un vino y nos conozcamos'. El dijo 'OK. Te paso a buscar. ¿Dónde vivís?'", relató Juana.
Y confesó que en ese momento le dijo que vivía en La Plata y él nunca dudó en ir a buscarla. "Si me va a buscar a La Plata y soy de Zona Norte, lo amo. Me pasó a buscar. Él no sabía que estaba hablando conmigo. Me miró y me dijo: 'Ah. Sos vos' y yo dije que sí, hace 37 años que soy yo". Fueron a un bar a tomar un vino al que la conductora definió como el peor vino de la historia.
"Surgió una magia", dijo Juana. Oilvieri insistió con la idea de casamiento y ella reconoció entre risas que le gustaría casarse por la fiesta. Peor después, un poco más seria, reflexionó: "Yo me casaría por el nombre del amor".