Guillermo Ghiotto, instructor de buceo, encabeza el grupo de 16 personas que nunca pudieron despegar de Yakarta. Al coronavirus, la cuarentena y la incertidumbre se sumó el riesgo de un posible tsunami a partir de la erupción del volcán Krakatoa, ocurrida a mediados de abril.
A pesar de los anuncios del gobierno a favor de repatriar a los argentinos imposibilitados de volver al país tras el cierre de fronteras, son miles los ciudadanos que esperan regresar al país. “Somos un grupo de 16 personas que practicamos buceo”, comenta Guillermo Ghiotto. Él es instructor de buceo, director de cursos en la Escuela Nacional de Buceo y hace años organiza este tipo de viajes con personas interesadas en explorar otros mares. Y por ser el organizador, se convirtió en referente de los argentinos varados en Indonesia. Acaba de subir a su habitación luego de hablar con el dueño del hotel donde se alojan, cerca del aeropuerto de Yakarta, capital de Indonesia. “Debe tener unas 200 habitaciones y sólo somos 30 personas alojadas acá. Otros pasajeros se quedan unos días y logran regresar a su país. Los argentinos somos los únicos que no podemos volver”, comenta.
El presidente Joko Widodo declaró el estado de emergencia a fin de marzo y el 10 de abril decretó la cuarentena. “No nos podemos mover del hotel ni estar en los espacios comunes. Sólo vamos al restaurante durante las comidas. Por suerte el hotel mantiene la cocina abierta, si no, se nos complicaría mucho más todo”, explica Ghiotto.
El sudeste asiático es un destino predilecto para bucear. El grupo viajó el 6 de marzo con intención de sumergirse en diferentes playas. “Los últimos en llegar, el 12 de marzo, subieron al avión justo antes de que se declarara la pandemia. No sabíamos la magnitud que podía tener este tema. Nadie lo imaginaba. De hecho, todos escuchamos que el ministro de Salud, Ginés García González dijo que a la Argentina no iba a llegar”, relata. Entonces, ni Argentina ni Indonesia eran considerados países de riesgo y, por lo tanto, nada indicaba que debían suspender la expedición planeada durante meses.
Siguieron atentamente el desarrollo de las noticias y el 22 de marzo decidieron volver. “El plan era quedarnos una semana más pero por la magnitud que estaba tomando el tema nos parecía prudente regresar. Ese día llegamos a Yakarta, en la isla de Java, que es desde dónde vuelta nuestra aerolínea, Qatar. No quisieron cambiar la fecha de vuelo y tuvimos que esperar. El 30 de marzo nos comunicaron que Argentina no dejaba ingresar al vuelo de Qatar. El viaje terminaría en San Pablo, pero Brasil no permitía la entrada a extranjeros salvo que estuvieran en tránsito. No pudimos subir al avión”, cuenta. Su voz delata angustia y fastidio. Hace más de un mes viven en un hotel ubicado en una de las regiones más pobres de uno de los países más pauperizados del planeta.
“Por suerte el grupo está bien de salud. Pero el desgaste psicológico y la incertidumbre ya son muy fuertes. Algunos lloran. Todos tenemos familia. Necesitamos urgente volver”, dice con desesperación. El hecho de que Aerolíneas Argentinas no tenga rutas al Sudeste Asiático y de que no sean tantos como para llenar un avión, agrega inquietud. “Estamos en contacto con compatriotas varados en Bali -son unos 130- y con otros que están en Tailandia, Malasia y Nueva Zelanda”, comenta Ghiotto, consciente de que no son los únicos que quedaron desprotegidos por el estado argentino.
A esta angustiante situación se suma la erupción del Krakatoa, en la isla vecina, y el consecuente riesgo de un tsunami en Yakarta. “Nos dijeron que no corremos riesgo y podemos quedarnos acá pero si la situación empeora lo más probable es que evacúen toda esta zona porque es la parte norte de la isla, pegada a la isla en la que está el volcán”, explica. “Por eso pedimos al gobierno argentino que nos saque urgente de acá. Tememos que con las cenizas y todo los vuelos dejen de venir y ahí sí que va a ser una catástrofe. No sólo porque alguno pueda contagiarse coronavirus sino por el volcán. No queremos plata, ni esperamos que nos manden un avión de Aerolíneas Argentina sino que autoricen a la aerolínea a ingresar al país. El problema es que Argentina no recibe a sus propios ciudadanos. Es anticonstitucional”, reclama.
“Si nos dejan regresar, nos pondremos a disposición de las autoridades para guardar cuarentena, permitir que nos hagan hisopados y que tomen todas las precauciones que consideren necesarias. ¡Queremos estar en nuestro país!”, enfatiza. Si bien están en contacto con el embajador Martin Costanzo, no reciben respuesta o ayuda de parte del estado. “Nos dijo que la embajada no tiene recursos. Estamos solos y a la deriva. No hay ningún apoyo. La política argentina está desquiciada”, remató.