El actor cuenta cómo sobrevive a la angustia que genera el peligro del Covid-19 en España. Se detiene a reflexionar cómo el planeta se toma un respiro de la humanidad (“paradójicamente, nunca antes en la historia estuvimos más conectados por el bien común”) y qué lleva aprendido hasta hoy: “Dedico mucha energía a no entrar en paranoia”.
Estar pasando la cuarentena en Madrid no es fácil. Por suerte, Benjamín Alfonso (35) se lo toma con calma. “La vengo llevando día a día, sin volverme loco ni anticiparme a lo que será de acá a unos meses”, reflexiona el actor, quien intenta mantenerse lejos de la ansiedad, “pero consciente de los sentimientos que voy teniendo y sin negar ni tapar nada”. Las tardes en el balcón son su refugio personal. Cuando se pone el sol, ahora por el cambio horario, es cuando “toda España sale a los balcones, no sólo a agradecer y aplaudir a los médicos, sino también a exorcizar todo lo que estamos sintiendo”. Mientras tanto, una charla sincera que hace zapping catártico entre tópicos como angustia, trabajos pausados, energía reencauzada y recomendaciones de películas para compartir.
–¿Cómo surfeás este momento que vivimos a nivel global?
–Intentando no pensar en lo que podría haber hecho para pasarla distinto, digamos, porque tuve la posibilidad de volver a la Argentina pero elegí quedarme acá. Me parece un impacto enorme que esto se esté desarrollando a nivel global, porque creo que nos da a todos la oportunidad de replantearnos cómo vivimos el día a día, siempre corriendo atrás de vaya uno a saber qué, y cómo tratamos al planeta, al punto de que el planeta mismo nos exige un descanso, ¿no?
–¿Cómo resignificás la incertidumbre y la angustia? ¿Cómo intentás combatirlas?
–Creo que esas cosas existen en el futuro, en no saber lo que podría llegar a pasar. Por eso, mi forma de encarar esto es yendo día a día. Sólo pienso en atravesar cada día bien, poder encontrar un momento para bailar, poner música fuerte y gritar un poco, hacer deporte y aprovechar estos momentos de crisis como un trampolín creativo.
–¿Qué proyectos quedaron relegados y suspendidos debido al aislamiento?
–Algunos que estaba empezando a producir, como el de traer una obra de allá a España. Obviamente que uno invirtió mucho tiempo, dinero y energía, pero trato de tomarme la vida con la idea de que todo pasa por algo. Más que nada porque, como decía antes, los momentos de angustia trato de transformarlos en aprendizaje. No es fácil, y no siempre uno encuentra lo que quiere, pero siempre hay algo.
–En España la situación es muy delicada. ¿Cómo se atraviesa?
–Sí, aquí la cosa está muy complicada. Uno sigue todo esto de un modo muy frío, por así decirlo, a través de estadísticas de casos… y confiando en que esos índices estén bien. Tengo varios amigos trabajando en Ifema, y estoy en varios grupos de actores de acá, y es muy duro enterarse de gente que está sufriendo tantas pérdidas. Bueno, también tengo un amigo internado en Argentina… Creo que éste es el momento en toda la historia de la humanidad que más conectados estamos. Si de repente pudiéramos optimizar esa conectividad para algo positivo, sería un buen impacto para el planeta y para nosotros como especie.
–¿Cómo percibís las noticias y medidas tomadas en Argentina?
–Al parecer tomaron las medidas anticipadamente, y me alegra mucho. Pensar en que el virus puede llegar a las zonas más humildes y hacer un desastre. Por eso hablé tanto con amigos, tratando de avisar lo que podía pasar allí, porque el virus actúa mucho más rápido de lo que el ser humano toma conciencia. Por suerte, allá el aislamiento arrancó antes y creo que están a tiempo de frenarlo, que no se convierta en algo tan duro como sucedió acá. Confío en que si todos se guardan y acatan las medidas que dispone el Gobierno están ganando mucho tiempo.
–¿Cómo juegan las redes sociales y cómo te potenciás para seguir compartiendo a la distancia?
–Hago muchas videollamadas, siempre programadas, y creo que hoy las redes sociales juegan una gran partida y nos permiten estar más conectados. Y como tuve que cancelar cosas, retomé otros proyectos y estoy desarrollando un par de series web y shows que estaba armando acá, que congelé apenas empezó la cuarentena porque el golpe fue muy duro. Creo que ya estoy pudiendo reinsertarme en mis actividades diarias. Estoy escribiendo un programa, que es tanto para Instagram como para YouTube, para el que tengo que probar filmar a distancia. El martes 8, a las 13 horas, me conectaré con @posiblmedia para compartir mis reflexiones acerca del impacto social de esta pandemia. En este último tiempo disfruto mucho la idea de producir contenidos, y me viene bien tener tanto tiempo y disponibilidad.
–¿Qué es lo que más extrañás con el distanciamiento social?
–El contacto y los abrazos. Soy una persona muy cariñosa y me encanta estar con gente, tocarle el hombro a alguien con quien hablo y si es muy amigo le toco la cara o le acomodo el pelo. Me gusta tanto estar acompañado como estar solo, así que mucho de mi tiempo lo ocupo en estar centrado y conectado con mis sentimientos y emociones. La verdad, extraño mucho ver a mis sobrinos y jugar con ellos, estar con mis hermanos y familia.
–¿Qué te enseñó todo esto hasta acá?
–A valorar el hoy, porque intento vivir mi día a día como si me fuera a morir mañana. Invierto mucho en mi hoy, en pos de estar mañana más nutrido, más elevado y más fortalecido. Yo igual por lo general, cuando estoy con amigos, o filmando y disfrutando tanto, logro abstraerme de todo. Doy una bocanada enorme de aire y agradezco todo lo que estoy viviendo.
Fotos: Gentileza Analía López e Instagram.