Son más de 30 vírgenes y santos, a los cuales les reza diariamente.
Gonzálo Costa es parte del staff de su programa de radio El club del Moro (FM 100) y panelista de Corta por Lozano, pero en su vida privada ella es muy creyente, y por eso en un rincón de su casa armó su propio altar, en el que tiene muchas imágenes y rosarios que le regalaron y fue adquiriendo en los viaje que hizo. "Nos los tengo de decoración, ni nada de eso, a ellos les rezo y pido cosas para ayudar a mis seres queridos: A San Cayetano le pido que no nos falte el trabajo, también tengo en mi mesita a Santa Teresa de Avila, Inmaculada Concepción, Panchito Sierra, Hermanita Irma de la Caridad, Nuestra señora de Los Ángeles de Costa Rica, Virgen de Guadalupe, Santa Rosa, San José, también está San Antonio al que le pedí trabajar en televisión sin pasar por el infierno y el que está adelante de todos es San José Dormido, siempre que deseo algo le escribo en un papelito lo que necesito se lo pongo abajo y tarde o temprano te lo cumple. También está el Padre Pío, la virgen de Luján, la virgen del Valle, Nuestra Señora de París y a la virgen de San Nicolás a la que le pedí por mi by pass gástrico. Pero mi protección más fuerte es la virgen de Lourdes y tengo seis imágenes de ella porque ella me trajo todo lo bueno que tengo en la vida, y soy devota de ella desde antes de saber quién era”, cuenta Costa desde su departamento.
El 11 de diciembre fui a la Basílica de Lourdes de Santos Lugares y viví una de las jornadas históricas de amor de fe y de esperanza y bendición inolvidables. Fue consagrado el altar y me invitaron a participar de uno de los ritos. Yo todo lo bueno de mi vida lo tengo gracias a mi Virgen de Lourdes, y esto es uno de los momentos más bellos de mi existir. Gracias al padre Diego que me dijo antes de hacerme mi última abdomiplastía: “Dios te ama como vos sos, la misión del cristiano es amar al otro con sus defectos, porque querer a alguien perfecto es fácil, el tema es amar a otro con sus defectos, porque es como Dios nos ama a nosotros. El desafío de los cristianos es amarnos como nos ama Dios, o sea, imperfectos y que éste templo era mi casa siempre", y siempre que voy yo me siento feliz", concluye Costa.