Tiene 31 años y juega en el Real Estelí en el fútbol nicaragüense que, como es un país que sólo tiene 2 contagiados de coronavirus, el campeonato de fútbol no se detuvo. Conocé la historia del chico que salió campeón con Vélez en 2009, y que ayer convirtió el único tanto de un argentino en el mundo. "Ojalá que Messi haya visto mi gol", confiesa.
Van 27 minutos del primer tiempo y el rechazo del defensor hace que la pelota se eleve por el aire. Edgard Castillo, por intuición más que por técnica, toca la pelota con el pie derecho y la vuelve a meter al área. El balón pica una vez, sube unos metros y antes de que caiga al piso, Luis Acuña (31) le pega un zurdazo de volea y la pelota, luego de pegar en el travesaño, se mete en el medio del arco. “¡Golazo!”, dice el relator y el jugador argentino corre hacia la derecha y lo grita con el alma. Seis compañeros de su equipo, el Real Estelí, lo abrazan y festejan el gol que abrió el partido.
Es miércoles 25 de marzo y aunque el mundo sufre las consecuencias de la pandemia COVID-19, el virus que provoca el coronavirus; hay un argentino que sigue jugando al futbol y que en la última semana fue autor de dos golazos.
“El show debe continuar”, confesó en 1959 el cantante, compositor y actor francés Charles Aznavour, cuando se descompensó en un escenario en París y le dijo esas palabras a su hija. Y al parecer, el fútbol nicaragüense adoptó esta frase como propia y decidió “jugar a puertas cerradas pero no parar”. Pero no son los únicos. Hasta el día de hoy la pandemia del coronavirus ya se cobró 23.029 muertos y contagió a 510.645 personas en todo el mundo y esto obligó a la mayoría de los deportes del mundo a suspender sus actividades.
Y aunque el fútbol no se quedó atrás, existen algunas ligas que han decidido desafiar al COVID-19 y que siguen jugando de manera habitual, como si nada hubiera pasado, a pesar que el planeta ha entrado en una de sus fases más críticas de los últimos años.
Además de Nicaragua, el balón sigue rodando en 22 países: Biolorrusia (Europa), República Dominicana y Haití (América), Turkmenistán, Singapour, Hong Kong y Palestina (Asia, donde se originó el virus), Camerún, Angola, Sahara Occidental, Sierra Leona, Mali, Libia, Sudan del Sur, Uganda, Burundi, Mozambique, Lesoto, Malawi y Somalilandia (África), Neuva Zelanda y Australia (Oceanía).
“Goles argentinos por el mundo”, es una de las secciones que más aman los televidentes porque pueden seguir, la actuación de estrellas como Lionel Messi, Paulo Dybala, Sergio Agüero, o Darío Benedetto; entre otros. Sin embargo, esta semana solo hubo dos goles argentinos en todo el globo y lo increíble, algo que él jamás imaginó, es que los dos son del enganche creativo del Tren del Norte, Luis Acuña. “Me causa mucho asombro… Con todas las estrellas que tenemos en el mundo no puedo creer que yo sea el único que haya convertido goles esta semana en una liga profesional. ¡Ojalá que Messi haya visto mi gol!”, confiesa Luís entre risas por teléfono mientras vuelve en el micro a su casa, feliz luego de que su equipo le ganara 2 a 1 de visitante al CD Ocotal. Después de su gol, el equipo contrario empató rápidamente y en el segundo tiempo, Acuña volvió a ser protagonista. A los 73 minutos el argentino volvió a patear desde afuera del área, el arquero Kenverlen López dio rebote, y Jorge Betancur marcó el segundo gol que les dio el triunfo a su equipo.
Protagonista de una carrera de trotamundos, Luis hizo las inferiores en Vélez donde compartió su categoría con Jonatan Cristaldo, Leandro Velázquez, Héctor Canteros, Fernando Tobio e Iván Bella. Debutó en primera de la mano de Ricardo Gareca ante Rosario Central en el 2009 y formó parte del equipo que ganó el título en aquel polémico campeonato que el ex árbitro Gabriel Brazenas, le robó al Huracán de Ángel Cappa. Párrafo aparte. Después de ese partido, entre Huracán y Vélez, Brazenas fue expulsado del arbitraje y se exilió en una mueblería. Un negocio familiar del que, por el bien del fútbol, nunca debió haber salido.
Lo cierto es que de Liniers, Luís saltó al mundo. Jugó cuatro años en Puerto Montt, donde conoció a su esposa Carolina -38 años, psicóloga-, con quien tuvo dos hijos: Agustín (6), chileno como su mamá, y Luciana (3), que nació en México, cuando Acuña vestía la camiseta de los Venados de Mérida. En el 2017 volvió al país para jugar en Crucero del Norte, equipo con quien disputó el Federal A. En 2018 regresó a Centroamérica para militar en el Deportivo Carchá de Guatemala, volvió a la argentina para jugar en Deportivo Merlo y no dudó cuando lo convocaron del Real Estelí de Nicaragua, país en el que viven seis millones y medio de personas y hasta hoy solo tiene dos contagiados de coronavirus.
-En Nicaragua no hay muertos por coronavirus, se sigue jugando al fútbol, vos podés trabajar: ¿sentís que estás viviendo en una burbuja?
-Es muy raro lo que pasa acá. Obviamente que estoy enterado de lo que está pasando en el mundo, donde se paró el fútbol en casi todos los países. Pero acá las autoridades nos pidieron que no entremos en pánico y que juguemos, y así lo estamos haciendo.
-¿Toman precauciones a la hora de salir a la cancha?
-Tomamos algunas medidas como tener muy limpio el vestuario, y no compartir ni las bolsitas de agua ni las toallas, pero no mucho más…
-En Argentina el gobierno pidió que se jugara y los futbolistas decidieron parar. ¿Ustedes hablan de tomar una medida así en caso de que se produzcan más contagios?
-Me enteré lo de River, que no se presentó a jugar ante Atlético Tucumán y que después todos decidieron hacer lo mismo. El tema es que acá en Nicaragua el virus no pegó tan fuerte. Creo que por eso no tomamos verdadera conciencia de lo que está pasando. Acá no hay cuarentena: la gente va a la plaza, hay negocios y almacenes abiertos, todos siguen su vida de manera normal.
-¿Vos y tu familia, se están cuidando un poco más?
-Sí, con mi esposa tomamos la decisión de ponernos en cuarentena junto a mis hijos. Ni bien llego del entrenamiento, me lavo las manos, y estoy 30 segundos debajo de la canilla para sacarme toda la contaminación. Voy de mi casa a los entrenamientos y de vuelta a casa. A mis hijos, desde que la escuela mandó una notificación diciendo que no es obligatorio que concurran, decidimos que se queden en casa.
-¿Estudian On-line?
-Sí, les mandan la tarea por WhatsApp y nosotros los ayudamos a hacerla. El colegio está abierto, el que quiere los puede mandar a estudiar, pero con mi esposa tomamos la decisión de que no vayan. Agustín está en primer grado y Luciana en el Jardín.
-¿Qué te dice tu familia de Argentina cuando los llamás por teléfono?
-Están preocupados, aunque a mí me preocupa más como están ellos en Argentina. Hablo mucho con mi viejo Juan, y con mis tres hermanos: Nélson, Fabián y Florencia. Acá el virus no se expandió y es muy diferente a lo que pasa en el resto del mundo. Ojalá que esto se acabe pronto. Yo estoy atento y alerta porque sé que no es chiste, es algo muy serio. Si los países más desarrollados la están pasando tan mal, hay que tomar conciencia.
-Vi el video de tu gol de ayer y se siguen abrazando como si nada hubiera pasado. ¿Cuándo entrás a la cancha te olvidás de todo?
-La verdad que sí. Pensás muchas cosas antes de que arranque el partido pero cuando salís a jugar, te olvidás. Si tengo que trabar con los dientes para ganar una pelota no lo pienso y a la hora de festejar el gol, uno se abraza con sus compañeros. Hasta que no digan lo contrario vamos a seguir jugando y eso no va a cambiar.
-Si fuera por vos: ¿pararías?
-Si fuera por mí, pararía. Pero acá el fútbol continúa y yo soy un simple jugador: tengo que acatar las órdenes y seguir. Es una situación rara y difícil. Porque mientras peleamos el campeonato, también tenemos un ojo puesto en lo que pasa afuera de la cancha y en el mundo.