Popeye Velásquez, el lugarteniente del brutal capo del narcotráfico confesó 300 asesinatos, dijo haber participado en otros 3 mil. Se encontraba hospitalizado por un cáncer de esófago en estado avanzado.
Su nombre completo era Jhon Jairo Velásquez Vásquez, pero su fama trascendió bajo el mote de Popeye, el temido sicario de Pablo Escobar vinculado a muchos de los peores crímenes del cartel de Medellín. A la madrugada de este jueves falleció en el Instituto Nacional de Cancerología de Bogotá, donde se encontraba hospitalizado por un cáncer de esófago en estado avanzado.
Velásquez (57), estaba preso desde mayo de 2018 por un caso de extorsión, padecía la enfermedad en sus fases terminales, con metástasis en los pulmones, el hígado y otros órganos, por lo que había sido trasladado desde el pasado 31 de diciembre al centro cancerológico donde recibía cuidados paliativos.
Popeye vivió sin culpa, ni arrepentimiento ser el jefe de sicarios de Escobar durante la cruenta guerra que se libró durante las décadas de los ochenta y noventa en Colombia. El lugarteniente del brutal capo del narcotráfico confesó 300 asesinatos, dijo haber participado en otros 3 mil y aceptó haber coordinado un centenar de autos bomba planeados en los peores tiempos de los grandes cárteles, que libraron una guerra contra el Gobierno para evitar la extradición.
Él mismo también reconoció haber estado directamente involucrado en crímenes como el atentado contra el vuelo de Avianca en el que murieron más de un centenar de personas, el secuestro del expresidente Andrés Pastrana cuando era candidato a la alcaldía de Bogotá o el del exvicepresidente Francisco Santos cuando era jefe de redacción del periódico El Tiempo, entre muchos otros.