En su primera temporada teatral marplatense, la protagonista de Fuera de línea cuenta cómo es hoy su vida. A los 27 años, y a uno de haber denunciado a Juan Darthés, habla sobre “mi rol social” en el colectivo Actrices Argentinas y cómo el feminismo “me permitió salir adelante en muchas cosas”. También revela que fue convocada por una serie internacional, que la llamaron para el Bailando 2020 y que ya escribe su tercer libro.
"Recuerdo que la primera vez que trabajé en una novela de 30 puntos de rating en horario central (Sos mi vida, eltrece), la Peterson –ahora somos amigas y militamos juntas– me dijo: ‘Seguramente esto sea avasallante para vos. Todas estas momias venimos haciendo tele hace un montón y vos apenas tenés 13 años. Pero para lo que necesites, venís a mi camarín, me tocás la puerta y me preguntás lo que quieras’… Y si bien sólo fui dos o tres veces a golpear –una, cuando mi personaje debía dar un beso–, siempre agradecí que alguien con experiencia me abriera su puerta para protegerme”, memora media vida después Thelma Inés Fardin Caggiano (27).
La anécdota surge porque por estos días ella misma está tratando de hacer “un poco de eso” con Balti (Balthazar Murillo, 16, quien interpretó a Carlitos Tevez joven en la serie), “un actor que me recuerda a mí en esa época” y se incorporó el 18 de enero a Fuera de línea, la comedia que ella lidera en el teatro Provincial.
–¿Cómo estás viviendo la temporada?
–¡Bárbaro! Confieso que me daba vértigo la idea de salir a hacer reír en Mar del Plata. Ahora que ya pasaron tres semanas, siento que me hallé en la comedia, que el público se va contento y que se formó un lindo grupo humano.
–¿Por qué salen todos a la puerta dos horas antes de la función?
–(Ríe) Es una especie de ritual que se generó. Arrancó porque algunos iban a fumar. A partir de ahí, yo también salí a veces a hacerme la que fumaba.
–¿Hacerte…?
–Cuando ando estresada fumo tres cigarrillos, pero después me da asco. La gente que tiene la adicción me odia, porque descubre que fumo y “desfumo” como si nada. ¡Hasta inventé ese término!
“Transito un momento en el que se fusionan las dos cuestiones que me apasionan: mi carrera de actriz y mi necesidad de tener un rol social”, reconoce la militante del colectivo Actrices Argentinas, quien en distintos momentos se inscribió en tres carreras (Sociología, Comunicación Social y Diseño), sin imaginar que alguna vez terminaría siendo referente de la lucha de las mujeres. “El feminismo se convirtió en una herramienta que me permitió salir adelante en muchas cosas”, afirma un año y un mes después de su denuncia pública por violación contra Juan Darthés, radicada en Nicaragua, a partir de una gira que compartieron con la obra Patito Feo, cuando Thelma tenía 16 años. “Una herramienta, por ejemplo, frente al amarillismo y las preguntas o propuestas que van hacia un lado morboso y no son constructivas ni para mí ni para la causa”, agrega.
–¿Y la agresión en las redes?
–Los mensajes amorosos que recibo por privado le ganan a todo lo demás. Además, sería re ingrato de mi parte poner el ojo en lo negativo, cuando hay tantas personas haciendo cosas positivas. Nunca lo conté, pero al principio un grupo de amigas me creó una carpeta de Pinterest, en la que me ponían ilustraciones y cosas lindas para que no viera porquerías en Internet. Igual, aclaremos que yo me preparé para lo peor: para que hablen de mí con odio, resentimiento e ignorancia, porque era lo que venía pasando. Claro que cuando sucedió todo lo que sucedió, fue un antes y un después: lo demás quedó diminuto. Así que no, a mí las agresiones de las redes no me entran.
–En 2019 publicaste el libro El arte de no callar. ¿Estás escribiendo uno nuevo?
–¡Creo que ya voy por el tercero! Es que tengo muchísimas poesías que podrían completar un segundo libro, y ahora vengo escribiendo una especie de ensayo sobre el rol que me está tocando.
–Muchos te preguntan si entrarías en política. ¿Hubo alguna propuesta concreta?
–Ninguna, pero los partidos coquetean conmigo. Mi gran desafío es que ninguno me fagocite, como le pasó a Carolina Píparo. Igual, siento que lo más funcional es no ponerle una bandera política a esta causa que represento. Ojo, quizás a los 50 crea que ya no soy útil en la periferia.
–Vamos a otro dato: ¿es verdad que te llamaron para el Bailando 2020?
–¡Cierto! Mi representante está con el tema, aunque todavía no me senté a pensarlo. Me encanta bailar. No soy sólo una actriz y punto: hay otras cosas que se ponen en juego.
–¿No te sentís libre para decidir?
–Digamos que la responsabilidad que siento por el rol social que ocupo es con todo. Además, hace años que no veo el programa. Sé que después de mi denuncia a Juan Darthés, Mery del Cerro hizo su denuncia pública en el Bailando y que Griselda (Siciliani) participó. Igual, yo en este momento tengo muchas ganas de armar una carrera artística hacia afuera. Hace poco me llamaron de una serie internacional que se filmaría en México.
–¿Hay alguien en particular con quien sueñes trabajar?
–Sí, con Pedro Almodóvar. ¡Me fascina lo que hace! Le tocaría el timbre –como Marlon Brando lo hizo con el director de El Padrino– y le diría “Soy una chica Almodóvar y ¡vos todavía no te diste cuenta!” (risas).
–¿Volverías a irte?
–Ya escapé muchas veces de Argentina (N. de la R: vivió en España, Italia y México)… Evidentemente, tenía un dolor muy grande en relación a lo que había pasado con mi carrera estando expuesta desde mi lugar profesional. Pero hoy, que me siento feliz acá, no me instalaría en otro país. Iría y volvería.
Fotos: Diego García y gentileza Nacho Lunadei.