«Mi cuerpo no es mérito mío. Es obra de Dios» – GENTE Online
 

"Mi cuerpo no es mérito mío. Es obra de Dios"

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Hay Dolores que matan. Y Barreiro, señores, es uno de ellos. Mire si no de reojo durante tres segundos las fotos que acompañan el presente reportaje-nota. Después nos cuenta... Uno... Dos... Tres... ¿Qué tal? ¿Mata o no mata
este tipo de Dolores? "Casualidad -niega cualquier clase de culpabilidad su dueña-. Heredé mis curvas, mis piernas, mis... bueno, todo el resto, de mamá Silvia. Parió a seis hijos. La mirás desde lejos y pensás que soy yo. Te juro", intenta desinflar las ínfulas de un comienzo a todo tren. No lo conseguirá, a pesar de querer tirarse bajo el mismo tren: "Además, yo ya soy grande, con un hijo... Mis hermanitas suman 20, 21...".


-Grande. ¿De cuántos dígitos hablamos?

-Nací como María Dolores Barreiro Prandi (prima lejana de Julieta), en Córdoba capital, un 22 de julio de hace 26 años.


-26 años. Gravísimo. Matusalén casi. ¿Cuándo comenzará a sacarse edad?

-Me acordé tarde. Resulta imposible luchar contra los archivos de las revistas. El que sí puede es Matías (su marido). Siempre le mandan 25 y el tipo anda por los 31. Tampoco me interesa. Estoy conforme conmigo teniendo en cuenta que existen colegas espléndidas de 40 y otras de 20 llenas de celulitis.


-¿Usted en qué grupo se incluiría?

-Ahora, en ninguno. Después de ser mamá hace diez meses, se comentó bastante (pone voz de copete televisivo) "¡¿Cómo hizo la Barreiro para recuperar sus formas?!". Cuando llegaba a lo del obstetra, me presentaba: "Acá viene la obesa" y él se me reía. La verdad, engordé 13 kilos, lo que debía, pero en lugar de relajarme como cualquier parturienta, pronto me puse las pilas y empecé a hacer gimnasia y yoga. Mi silueta permaneció intacta. Igual, repito, los genes ayudan. Cuando el piojo cumplía 30 días, yo filmaba un comercial de Lux, y a las dos semanas, la campaña de
Paula Cahen d'Anvers. Mi cuerpo no es mérito mío.

-Es obra de Dios.

-Y... sí, es obra de Dios.


-¿Sabe que puede crecerle hasta los 27?

-¿27? Entonces yo soy la excepción.

-¿Por?

-Porque me va la ropa de siempre y tengo las exactas medidas generales de cuando empecé dentro del ambiente en el 93. Exactas, eh: 85-60-90.


-¿Seguro no se olvida de un par de detalles?

-¿Vos también? Te juro por Valentino que jamás me operé las lolas. ¿Por qué esconderlo si cuando me agregué colágeno en los labios lo admití?

-¿En estatura creció?

-No. 1,78.


-¿Su peso aumentó?

-Cero. 54 kilos. Si fuera gordita, no sé cómo reaccionaría. Me reconozco hiperexigente y criticona.

-¿La cabeza sí creció? ¿Maduró?

-Sí, cambié mucho. Perdí en caprichos. Gané en tolerancia.

"Parece nuestra casa, pero en verano", admite Barreiro, describiendo la imagen de alrededor. Cierto: el departamento del
Hotel Esturión, por distribución interna, es un símil de su hogar del barrio privado de Maschwitz. En el living, fotos familiares pegadas en el espejo, CD de Janis Joplin, Syd Barrt, The Doors, Spinetta y Charly esparcidos entre las revistas
Guitar Player, Guitar World, National Geographic y los periódicos Clarín y
La Nación. En la cocina, dos mamaderas y ningún chupete. "Lo único que succiona el bebito es mi teta…", confía ella. En la heladera, duraznos, verdura variada que cocinará, manteca, leche, gaseosas y ravioles. En la habitación, la cuna y un placard con bastante vestuario de la modelo y escaso vestuario del modelo. "Matías se trajo dos calzoncillos como toda su ropa interior y una camperita de jean como abrigo general. Desastroso". Sobre la mesita de luz, un celular, potes de cremas corporales y tres libros, Hijos de la medianoche, de Salman Rushdie; La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera (marcado en la mitad) y El dios de las pequeñas cosas, de Arundhati Roy. "Noto desorden. Sin embargo, no creo que deban fumigar cuando nos vayamos... Si nos vamos...".

"Llegamos acá -continúa-, invitados, el 15 de diciembre, antes del cacerolazo, y nos quedaremos hasta que las cosas se acomoden un poco. No sé, 2004, 2005… -bromea desganada la cordobesa, a quien le da miedo el regreso a Buenos Aires-.
Cuando uno es famoso, la gente tiende a pensar: 'Deben de estar tapados en guita'.
Y nada que ver. Si dejamos de trabajar, no comemos". Sobre el particular (entiéndase cuestiones laborales), agrega: "Si no tuviera para alimentar a mi hijo, quizá me haría vedette o conduciría un reality-show. Mientras tanto, espero el resultado de varias reuniones. Aún no me cerró nada". O sí. Vuelve a sonreír levemente. "Me cerró el corralito con bastante plata; todos los ahorros. Triste momento. Tengo amigos y hermanos desocupados. No veo futuro, estabilidad ni seguridad. Llegaron propuestas para emigrar pero amo la Argentina. No obstante, suelo sufrir ataques de impotencia. En especial cuando me cruzo con esos corruptos caraduras que anuncian
agrandados
: 'Me construí una casa en Villa La Angostura'. Ahí pensás: 'Por lo que te choreaste, aquel pibe que abre la puerta del taxi no tiene qué morfar.
Sos un hache de pe", le pega Dolores un trago interminable a la lágrima doble.


-¿Te gusta, campeonazo?

Camisani le toca la guitarra a Valen y Dolo casi babea. Al instante, apunta la muchacha deshojando el siguiente monólogo: "Un hijo te hace sentir que hay alguien más importante que vos mismo. Grabamos el nacimiento. Apareció sin llorar, con sus ojos marrón oscuros -igual que los de Mati, no como los verdes míos- requeteabiertos. Y claro, es el rey de las casas: de la de mis padres, de la de mis suegros, de la mía. Aunque a mi esposo le produce ciertos celos, ya que antes mi vida entera pasaba sólo por él. Y se le escapa en joda un 'Che, el único que importa es ése'. Lo adora. Yo me levanto para atenderlo de noche. Si estoy agotada, lo amenazo a Mati: 'Andá vos o te cag… a trompadas'".

-Bien pedagógico lo suyo, Barreiro. Recuerdo que en el 97, días antes de que se casaran, la entrevistamos acercándole cierta frase que definía al noviazgo como la física, y al matrimonio, como la química. "En un tiempo vemos", respondió. Ya pasó un tiempo.

-Pasó y el amor se transformó. Admito que en ciertos momentos nos hemos llevado Física y Química. Lo normal. Pero supimos amoldarnos. Yo aprendí a aceptar que se cambie y tire la ropa al piso, y que cuando parte al super con su walkman, tarde dos horas y siempre olvide algo. Y él aprendió a aceptar mis plomadas.

-¿Causa roces en la pareja el hecho de que usted sea quien consigue los mayores ingresos de dinero?

-Se lo rebanca. Me conoció así. Yo soy generosa, y si puedo pagarle a una de mis hermanas el final de la carrera y a otra un pasaje, ¿por qué no voy a compartir la tarjeta de crédito y la caja de ahorro con mi hombre?

-¿Qué hay de la física? ¿Es real que el tiempo atenta duro contra la pasión hasta aplacarla?

-Respecto de la pasión, cambió, pero sigue firme. Como siguen firmes los celos. Como sigue firme la confianza ciega. Ni él mira chicas en la playa, ni yo chicos.


-¿Tampoco se sacan nunca ese anillo carcelero de oro blanco que lucen en los anulares?

-Yo, es lo único que no me saco ni cuando me baño. El de él, como se abolló, no le sale.

-Romántico el tema. Ahora, ¿de qué manera acostumbran alimentar la física? Araceli y Suar, por ejemplo, se escapan una vez por semana a pasar la noche en un hotel…

-Nos quedamos en casa, y preparamos una comidita, velitas, encajes… Vos me entendés, ¿no? En confianza.


-Le entiendo. Y usted, en confianza también, ¿guarda secretos, intimidades que ni su marido le conoce?

-Obvio.

por Leonardo Ibáñez
fotos: Santiago Turienzo
producción: Sofía Delger
(agradecemos a Class Life, Lucrecia Gamundi y Ricky Sarkany)
85-60-90, 54 kilos de peso, 1,78 metro de estatura. Come de todo. Dejó de fumar cuando quedó embarazada. Mi único vicio es el mate amargo", afirma la diosa del verano.">

85-60-90, 54 kilos de peso, 1,78 metro de estatura. Come de todo. Dejó de fumar cuando quedó embarazada. "Mi único vicio es el mate amargo", afirma la diosa del verano.

Durante el embarazo engorde 13 kilos, lo que debia. Y en lugar de relajarme como cualquier parturienta, pronto me puse las pilas y empece a hacer gimnasia y yoga. Mi silueta quedo intacta".">

"Durante el embarazo engorde 13 kilos, lo que debia. Y en lugar de relajarme como cualquier parturienta, pronto me puse las pilas y empece a hacer gimnasia y yoga. Mi silueta quedo intacta".

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