«Casarnos por iglesia, con Máximo presente, es nuestro próximo sueño» – GENTE Online
 

"Casarnos por iglesia, con Máximo presente, es nuestro próximo sueño"

"Casarnos por iglesia, con Máximo presente, es nuestro próximo sueño"
Actualidad
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Vistió de punta en blanco, no llevó chupete y tampoco quiso abrir los ojos

para las cámaras de fotos y de televisión que enfocaban sus rasgos marcados, tez
clara y cabeza rapada. Con cuatro días de vida, poco menos de tres kilos de peso
y 47 centímetros de estatura, ni siquiera lloró durante su presentación en
sociedad en la clínica Las Condes -en las afueras de Santiago- el domingo 23.
Máximo Saúl Menem Bolocco se convirtió ese día en el recién nacido más famoso de
Chile y la Argentina.

Distendida y elegante -pantalón azul marino y saco en tono marfil-, Cecilia
Bolocco contó su experiencia como madre primeriza con la guagua (así llaman los
chilenos a los bebés) en brazos, y Carlos Menem, sonriente, a su lado. "El parto
fue desarrollado con un sistema fabuloso que lo recomiendo (ver nota en página
16), ya que no transcurre en una sala tradicional. Además entraron todos mis
familiares, había música, velas aromáticas. Desgraciadamente Carlos tuvo que
"
presenciarlo" por teléfono: escuchó el llanto de su hijo a través del celular.
No hay palabras para describir lo que sentí, pero creo que llega a doler el
corazón de tanto amor... Este es el momento más profundo y pleno de mi
existencia"
, dijo la ex Miss Universo y se le llenaron los ojos de lágrimas.
Según su entorno íntimo, los cuatro días de internación (en el tercer piso,
donde se encuentra el ala de maternidad) estuvo muy sensibilizada "lloraba a
cada rato, parece que le pegó muy fuerte la depresión posparto. Además, la leche
tardó un tiempo en bajarle, y al principio se preocupó"
. Las visitas estuvieron
restringidas, sólo era bienvenido el círculo familiar y unos poquísimos amigos.

"Los llamados, los regalos, las muestras de afecto y los e-mails fueron cientos.
En nombre de Máximo, quiero agradecerles a todos"
, dijo Bolocco. De la doble
nacionalidad del bebé, la mamá aclaró: "Máximo va a pasar gran parte de su vida
en la Argentina. Vamos a poner al día los papeles cuanto antes para que sea
argentino como su padre. Y queremos que se críe con amigos argentinos y que vea
seguido a su familia en la Argentina".
Consultados por las tareas con las que Menem colaboraba como padre, él tomó la posta: "Tiene mamadera propia, así que
en el tema de la comida no necesito meterme"
. Cecilia y todos los presentes se
rieron. Y ella siguió: "Yo le doy la papa y Carlos le saca los flatitos. También
le habla mientras lo amamanto. Es un gran apoyo. El bebé está muy sano, toma
papa (pecho) cada cuatro horas como un reloj. Por suerte los dos gozamos de
buena salud"
. Del aspecto y los parecidos de Máximo habló su madre: "Es muy
masculino como el papá, tiene sus mismas manos y hace los mismos gestos y
movimientos de Carlos".

A las dos y media de la tarde, el primer Menem chileno -así se refirieron al
bebé varios diarios trasandinos- había debutado como el gran protagonista de la
primera conferencia de su vida e hizo la entrada triunfal en su casa al 12.500
del Camino de la Posada. Luego durmió plácidamente en su flamante cuna e intimó
con Elizabeth, la nana que no le va a perder el rastro. De todas formas, mamá
Cecilia aseguró que no va a despegarse de él: "Los primeros seis meses los voy a
dedicar a Máximo Saúl. Después sí pensaré en volver a la televisión, es lo mío y
no pienso dejarlo. En lo que respecta al bebé, queremos tener una vida lo más
normal posible junto a nuestro hijo
". Carlos Menem adelantó: "Vamos a pasar
enero en el sur de Chile y después yo me insertaré en mis tareas en la
Argentina".

"Pasen, por ahora no se escuchan llantos". El sábado, mientras Cecilia planeaba
la partida de la clínica, con el apoyo incondicional de su madre, Rose Marie
Fonck, y su cuñada, Macarena (casada con Juan Pablo Bolocco), que la ayudaron
con el vestuario y el look, Carlos Menem recibió a GENTE en el exclusivo piso
que su mujer tiene en Las Condes, convertido desde el 2001 en el hogar chileno
de la familia Menem Bolocco. De muy buen ánimo y con una sonrisa tatuada en el
rostro, el ex presidente abrió su intimidad. Y por primera vez en mucho tiempo
habló de Menem hombre, padre y marido, y dejó de lado su vida política. "Pasen,
por ahora no se escuchan llantos"
, dijo a modo de bienvenida. Mientras encendía
las luces del living, comentó: "A Cecilia le gustan las penumbras, pero yo
prefiero la luz intensa. A ella le gusta la noche, acostarse tarde y amanecer
después del mediodía. A veces casi me levanto cuando ella se duerme. Tenemos
algunos hábitos y gustos diferentes, pero a pesar de eso, nos entendemos tan
bien..."
. Antes de que comenzara el reportaje, que duró unos cuarenta minutos,
una de las empleadas (le dicen don Carlos) ofreció café y agua.

-Máximo resultó impredecible como usted...
-Así parece, Máximo le pegó una trompada a la bolsa y vino al mundo cuando
quiso. No me dio tiempo a llegar al alumbramiento porque yo estaba en La Rioja.
El martes pasado, hablé con Cecilia a eso de las ocho y media de la noche, como
acostumbramos cada día que estoy fuera de Chile y me dijo que andaba todo bien.
El jueves se suponía que el médico le hacía un último estudio y a partir del
viernes, día que yo pensaba llegar a Santiago, ya podía ser posible el
nacimiento. Pero resulta que mientras miraba uno de los partidos por las
eliminatorias (Bolivia contra Venezuela), volvió a sonar mi teléfono. Era
Cecilia que me anunciaba: "Me voy a internar porque se rompió la bolsa". Como
estaba lejos, entré en estado de nerviosismo. Pero ya eran más de las nueve y
media, el aeropuerto de La Rioja estaba cerrado, y era imposible que me
trasladara de urgencia. La espera fue desesperante. El miércoles, por intermedio
del gobernador salteño Juan Carlos Romero, conseguimos un avión privado, y aquí
estoy.

-¿Cómo fue el encuentro con su hijo?
-De emoción total. Verla a Cecilia con Máximo en brazos fue una enorme carga
emotiva. Una entrada triunfal, difícil de poner en palabras: vi nuestro amor en
estado puro. Mi primera impresión al verlo fue: "Soy yo". Excepto los ojos, que
por ahora parecen azules, claritos, el resto de los rasgos son míos. Yo mismo lo
había visto muy parecido a mí en una de las últimas ecografías. Mis genes son
potentes (se ríe). Ahora vamos a buscar la parejita, no importa si es nena o
varón.

-¿Dónde planean vivir?
-En Chile en el corto plazo para después instalarnos en La Rioja, donde
acordamos desde un principio. Vamos a construir nuestro hogar en Aminga,
pegadito a la granja de la fundación SER, de Cecilia. Creo que va a ser una
cabaña confortable, ya tenemos los planos, pero Cecilia es quien se ocupa de
esos menesteres.

-Los Bolocco comentaron que el pediatra le enseñó a usted a cambiar pañales…
-…Y a sacar mocos (se ríe). Algo de eso hay... y yo escuché con atención. Pero
para esas tareas están la mamá y la enfermera, a quien nosotros en Argentina le
decimos niñera. Aunque los pañales de hoy sean descartables yo no sé si estoy
para cambiarlos. Cecilia está en tema con los detalles domésticos, le encargó a
un decorador la cuna y los muebles funcionales para el bebé. Todo debería estar
listo, creo que la habitación fue pintada de verde. Recién voy a entrar cuando
entre Máximo.

-Al principio, sus suegros parecían molestos con usted porque estuvo ausente en
el parto.
-No, ellos comprendieron que no podía llegar. Los Bolocco son un ejemplo de
familia, de unidad y de amor. Anoche estuve con mis suegros, Enzo y Rose Marie,
hasta muy tarde en la clínica. Y también con Juan Pablo, Diana y Verónica, sus
hermanos, que entre ellos arman turnos para acompañar a Cecilia. Son
excepcionales. Máximo es el décimo nieto y pensar que hace seis años se quejaban
porque no tenían ni una guagüita. Son una gran familia y un sostén para Cecilia.

-En un principio el bebé iba a llamarse Carlos, ¿por qué cambiaron de parecer?
-Hay muchos Carlos Menem en la Argentina, incluido mi amado Carlitos. Queremos
que Máximo Saúl Menem sea único. En unos diez días lo vamos a bautizar en la fe
católica. Los Bolocco y también Cecilia son practicantes y muy devotos de la
Virgen María. Yo creo en Dios y luego de este milagro llamado Máximo me doy
cuenta de que existe. Además, estamos esperando que salga la nulidad de
matrimonio de Cecilia para casarnos por Iglesia en Chile.

-¿La va a llevar a Cecilia al altar?
-Cuanto antes, casarnos con Máximo presente es nuestro próximo sueño.

-¿Le hizo algún regalo a Cecilia por el nacimiento de su hijo?
-Mi amor se lo regalo todos los días, y este hijo que tuvimos. Con Cecilia basta
con mirarnos para darnos cuenta de lo que sentimos. Entre nosotros, las palabras
y los objetos siempre están de más.

-¿Ya hablan acerca de la educación de Máximo?
-Como cualquier matrimonio queremos que crezca sano, como un chico normal, que
vaya al colegio y estudie, que sea honesto, un hombre de bien para la sociedad,
deportista. No quiero presionarlo, pero me encantaría que siguiera la carrera de
abogacía. Y si algún día se convierte en un político de raza me va a llenar de
orgullo. Algo más: aunque Boca ande muy bien, Máximo ya tiene su ficha en River
para convertirse en socio.

-¿Cómo es tener un hijo a los 73 años?
-Máximo me rejuveneció veinte años, por lo menos. Un hijo a esta edad es muy
distinto de cuando yo tuve a Carlitos y a Zulemita. Hoy son otros mis tiempos y
también mi forma de ver la vida. Quiero pasar la mayor cantidad de tiempo
posible con este bebé. Y repito, ser padre a los 73 me restó veinte años del
calendario.

-¿Llamó Zulemita para felicitarlo?
-Ahora hablo muy seguido con Zulemita y con Paolo Bertoldi, su marido, que es un
hombre encantador. Justamente ella me llamó anoche, pero de Máximo no me dijo
nada. Supongo que su actitud va a cambiar cuando nazca su bebé. ¿Sabían que en
abril voy a ser abuelo de un varón?

-Padre y abuelo, todo a la vez.
-Soy inmensamente feliz y por partida doble.

-En Buenos Aires y en Chile se habla de la posibilidad de que usted reconozca
como hijo a Carlos Nair. ¿Es así?
-El caso está en la Justicia de Formosa, pueden ir y averiguar cómo sigue. Todo
va a resolverse a su tiempo y como lo determine la justicia.

-¿Quiere volver a la política como senador?
-Eso lo veré. La política es mi vida, pero prefiero no hablar de política en
este preciso instante.

-Suena extraño que usted no quiera opinar de política…
-Quiero mantenerme al margen de opinar, pues de hablar tendría que decir cosas
que, por el momento personal que atravieso, van en contra de mi ánimo. Hoy por
hoy vivo intensamente y no he dejado de hacer lo que me gusta. Leo mucho, me
mantengo informado, investigo, insisto con la lectura de los grandes hombres de
la historia, como Maquiavelo y Napoleón. También escribo mis memorias porque
quiero publicarlas cuanto antes.

-¿El capítulo Máximo va a ser un buen final?
-Máximo va a ser un gran principio.

Máximo Saúl, el domingo 23, en la clínica Las Condes en las afueras de Santiago. Cecilia y Menem se mostraron emocionados. No hay palabras para describir lo que sentí, pero creo que llega a doler el corazón de tanto amor...".">

Máximo Saúl, el domingo 23, en la clínica Las Condes en las afueras de Santiago. Cecilia y Menem se mostraron emocionados. "No hay palabras para describir lo que sentí, pero creo que llega a doler el corazón de tanto amor...".

Eso dicen todos. Las fotos del ex presidente cuando era chico les darían la razón. Cecilia asegura: Es muy masculino como el papá, tiene sus mismas manos". Y Menem agrega: "Mi primera impresión al verlo fue: 'Soy yo'. Excepto los ojos, que por ahora parecen azules, claritos, el resto de los rasgos son míos. Se ve que mis genes son potentes…"">

Eso dicen todos. Las fotos del ex presidente cuando era chico les darían la razón. Cecilia asegura: "Es muy masculino como el papá, tiene sus mismas manos". Y Menem agrega: "Mi primera impresión al verlo fue: 'Soy yo'. Excepto los ojos, que por ahora parecen azules, claritos, el resto de los rasgos son míos. Se ve que mis genes son potentes…"

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