El día más importante del año de las reinas del Martín Fierro empezó a las cuatro y media de la tarde. A esa hora, Araceli González se instaló en el hotel Faena Hotel + Universe junto a su hija, Florencia Torrente. “Vengo fusilada de las grabaciones de Amas de casa desesperadas y quiero relajarme un poco antes de prepararme para la noche”, adelantaba la mamá y diosa argentina. Sin embargo, apenas entró a su habitación, la maquilladora Maby Autino, que allí la esperaba, empezó su tarea. A los pocos minutos llegaron los vestidos Laurencio Adot, los zapatos de Claude Benard, las carteras Louis Vuitton y las joyas de Cartier y Jean Pierre. Ella fue la única que prefirió producirse en un hotel en vez de hacerlo en su casa. Cristina Banegas entró primera al Hilton. A las siete de la tarde, elegante y vestida por su hija Valentina Fernández de Rosa –“es mi asesora espiritual y material”–, esperó con serenidad la llegada de las otras “asesinas”. Mientras, sentada en el escritorio de la habitación 829, escribía un ayuda-memoria para el posible discurso en caso de obtener el rubro Actriz protagonista de unitario o miniserie. Estaba en su mundo y no se quería desconcentrar. “No tengo cábalas. Intento que sea un día como cualquier otro”, afirmaba. Al rato llegó Julieta Díaz, sofisticada como nunca, junto a su novio, el actor Sergio Surraca, vestido con un traje de Phil Green. Y ya la cosa empezó a agitarse. Las damas se besaron emocionadas, y Julieta le reclamó a Cristina un mail para futuros intercambios en la red. Entre charla y charla, y gestos de admiración, apareció Carola Reyna junto a su marido, Boy Olmi. Besos, abrazos y risas. La excitación aumentaba. En el ambiente se empezaba a respirar una noche especial. “¡Qué divino tu vestido!”, le dijo Díaz a Reyna. “Ay, pero quiero mostrar más y los diseñadores no me dejan. El año que viene les juro que vendré menos vestida”, afirmó Carola intentando abrir más su escote. Era difícil silenciar a las chicas. No paraban de hablar. Los comentarios circulaban alrededor de su nuevo personaje de Amas de casa… “¡Cómo te cortaste el pelo!”, le dijeron las compañeras. “Todo es por mi personaje de Bree”, respondió ella. Y pronto llegó Araceli, flanqueada por Flor y su asistente, Teresa del Valle. “Perdón por la tardanza, no saben todo lo que me pasó”, comentó Ara. “Diego (Impagliazzo, su coiffeur) tardaba en llegar. ¡Tenía que peinar a miles de mujeres!”, explicó. Su única cábala, un amuleto prendido en la bombacha. “¿Vieron qué divina es mi hija? Flor me convenció de que hiciera de asesina el año pasado. Creo que se lo voy a agradecer toda mi vida”, aseguraba Ara. Nacha Guevara, Andrea Bonelli y Dolores Fonzi entraron al mismo tiempo. Pero Nacha, que había entrado al Hilton a las ocho de la noche, Bonelli, inseparable de su marido, Nacho Gadano, y Fonzi, que venía del psicoanalista y estaba preocupada por un recién nacido granito, preferían no vaticinar resultados. “Apurémonos, que tenemos que ir a sentarnos a la mesa”, reclamaban nerviosas. Y todas volaron al salón, donde el programa de Pol-ka y Canal 13 recibía el premio al Autor/libretista en nombre de Marisa Grinstein, Liliana Esclair y Walter y Marcelo Slavich. Inés Estévez llegó tarde a la fiesta de la televisión y la radio. Cuando se le entregó el lauro al Unitario/Miniserie, Fonzi le dijo a Nacha que se quedara sentada: “Subamos cuando ganemos el Oro”, le lanzó confiada. Sin embargo, Daniel Barone, el director, antes de agradecer a su mamá Nelly y a su papá Tato, llamó a todas. Menos a Juana Viale, que se autoinvitó: “No trabajé en el programa el año pasado, pero sí en éste, y me siento toda una mujer asesina”. Las actrices accedieron. Incluso Estévez, que a los pocos minutos volvió al escenario para llevarse el premio a Actriz protagonista de unitario y/o miniserie. Y otra vez, a la madrugada, para sumarse al dream team del Oro, premio que todas agradecieron en medio de papelitos, y que Estévez dedicó a su marido, Fabián Vena. “Es un bien ganancial”, señaló emocionada, mientras anunciaba a sus 41, su retiro de la actuación. “Yo la banco a muerte. La voy a seguir a todos lados. Como a Nueva Chicago”, anticipó Vena, y le entregó la palabra a ella: “Esta es una linda forma de alejarme, con un Martín Fierro personal y el de Oro con Mujeres asesinas. Haga lo que haga, me encantaría seguir algo coherente en mi vida. Sé que para mi Fabito soy capaz de triunfar en lo que me proponga… Por algo es mi marido… En serio, me dedique a la disciplina que me dedique, espero ser coherente. Ojalá pueda hacer cosas buenas desde otro lugar… ¿No, chicas?”, les preguntó a sus colegas del unitario, que también se emocionaron como ella cuando el fotógrafo de GENTE le pidió “la última foto de tu carrera”, yéndose del salón Pacífico quizá para siempre:
–Aunque estoy cansada, no importa. Sacáme igual: es la última.
–Puede volver como directora o escritora.
–Pero ya no me van a hacer tantas fotos.
–¿Le parece?
–Seguro. Y dale. Sacáme de una vez que me voy a emocionar.
–¿En serio?
–En serio. Y gracias por el gesto. Sos un divino.
Las Mujeres asesinas (a las cuales se suman China Zorrilla, Claudia Fontán y Juanita Viale) junto al coordinador de contenidos de Pol-ka, Víctor Tevah, los autores, Liliana Esclair y Walter y Marcelo Slavich, y el director, Daniel Barone, con el premio máximo de la noche.
A la 1.30 AM, la señora Mirtha Legrand abrió el último sobre y anunció el ganador del Martín Fierro de Oro: Mujeres asesinas. Miles de papelitos celestes y blancos inundaron el escenario y las actrices festejaron. Nacha Guevara y Andrea Bonelli levantan la estatuilla; Julieta Díaz y Juana Viale, disfrutan.
Claudia Fontán, Araceli González, Julieta Díaz, Dolores Fonzi y Juana Viale, asesinas y ganadoras 2005.