–Gabriela, ¿por qué decidió pedirle el divorcio a Roberto Pettinato?
–Por una cadena de hechos realmente escandalosos que por ahora prefiero mantener dentro de la privacidad del juicio.
–¿Hechos escandalosos? Sus íntimos hablan de infidelidades reiteradas. ¿Es cierto?
–Mirá, te repito: ahora prefiero callar. Sólo hablaré ante un juez.
Gabriela Blondeau (44) respira profundo apenas comienza a hablar. Tiene la mirada serena, pero triste. Sus ojos se encienden emocionados, y rápidamente, como nerviosa, intenta sonreír. No es un momento fácil para ella. Su historia de amor con el animador Roberto Pettinato (50) terminó para siempre. Se habían conocido hace casi ocho años, mientras eran vecinos en el mismo complejo de edificios: los coquetos Silos de Dorrego, en Palermo, cuando él tocaba el saxofón en el bar del lugar. Roberto acababa de separarse después de veinte años de matrimonio. Gabriela terminaba su relación con el tenista Marcelo Cubas y había sido novia en los 70 nada menos que de Guillermo Vilas. “Gaby había ido a tomar algo al bar y me flasheó”, reconoció el animador en aquellos tiempos de romance feroz. Estuvieron un año de novios, y cuando corría el segundo se fueron a vivir juntos. Se casaron el 4 de abril de 2002 en una íntima ceremonia por civil y fiesta para 150 invitados. “Con mis cuatro hijos y los dos de Gabriela podemos formar una banda de rock, ¿no?”, bromeó Pettinato hablando de su nueva famiglia unita. Dicen que Gaby fue un puntal durante los últimos años para Pettinato, tanto en la vida personal como en lo profesional. Fue la mujer que lo contuvo cuando hace un año perdió a su madre, y a la que le declaró su amor en público cuando resultó premiado durante la ceremonia de los Martín Fierro 2004.
Pero hoy la historia es otra. Pettinato fue excluido (desalojado) por una orden judicial del hogar donde el matrimonio convivía, porque Blondeau decidió iniciar una demanda de divorcio. Ella confiesa estar segura de que no habrá vuelta atrás. No lo dice, pero se siente traicionada después de haber apostado a un proyecto de pareja como los de antes, “hasta que la muerte nos separara”, agrega seria. Pettinato, en cambio, al ser consultado por GENTE, prefirió mantenerse en silencio.
–Gabriela, ¿puede recordar cómo fue el primer encuentro con Pettinato en ese bar de los Silos de Dorrego? ¿Se cruzaron? ¿Se miraron? ¿El le dijo algo?
–En realidad fue él quien se acercó.
–¿Y nació el amor?
–Sí, así es. A partir de ahí nos fuimos viendo, conociendo, charlando.
–¿Cuánto duró el noviazgo?
–Estuvimos un año de novios, y al segundo ya nos fuimos a vivir juntos. Y a los tres de estar de novios, nos casamos. Eso fue hace cuatro años.
–¿Estaban muy felices por ese entonces?
–Sí, por supuesto, por supuesto...
–¿Sus hijos estuvieron de acuerdo?
–Todos estábamos muy felices y contentos, sus hijos también. Eramos una gran familia.
–¿Cuál era su trabajo al lado de Pettinato?
–Eramos una pareja muy unida y, obviamente, en lo personal yo lo apoyé en todo. En lo que se refiere a lo profesional, a él le gustaban mucho mis ideas. Y la verdad es que nos complementábamos muy bien. Siempre me pedía que participara en sus actividades, que estuviera en las reuniones con los productores, en la radio, participando y opinando, viendo qué me parecía todo. Quería que estuviera involucrada en sus proyectos laborales.
–¿Eso lo hacía sentirse tranquilo?
–Sí, sí, así ponía la mente sólo en su laburo. Y también me ocupé de su imagen y vestuario, desde el programa Todos al diván en adelante. Inclusive, en una época, todos esos trajes muy divertidos que usaba, con fideos, con autos, eran creaciones mías.
–¿En qué andaban él y usted por aquellos años?
–Cuando nos conocimos, él conducía el programa Duro de acostar, que se emitía por Canal 9, y a los dos meses lo levantaron. Cuando se interrumpió ese trabajo yo me repartí entre el cuidado de mis hijos y la psicología. Y después, más o menos al año, comenzó con Todos al diván, y ahí otra vez trabajé a pleno para él.
–¿A usted le gustaba su trabajo?
–Sí, me encantaba. Aparte, formábamos un muy buen equipo. Nos divertíamos mucho haciendo el programa.
–¿Eran pareja y también compinches?
–Sí, absolutamente. Estábamos todo el tiempo creando juntos. Yo colaboraba con los monólogos…
–¿Y a él le gustaba?
–Sí, porque teníamos los mismos gustos por humoristas de otros países. Nunca fui una mujer indiferente respecto a su vida profesional o personal. Siempre lo apoyé muchísimo.
–¿Lo amó mucho?
–Sí, sí, sí, sí, sí.
–¿Qué errores no volvería a repetir si tuviera una nueva pareja?
–No dejaría que entre con una botella de alcohol a mi casa.
–¿Lo dice porque en su relación con Petinatto hubo exceso de alcohol?
–Eso no lo voy a contestar…
–¿Hubo otros excesos?
–…
–¿Tiene diálogo con él?
–No, se comunican nuestros abogados.
–¿Se pusieron de acuerdo en el reparto de los bienes?
–…
–¿Insisto en preguntarle si él le fue infiel?
–De esos escándalos se hablará en Tribunales.
–¿Cómo lo recuerda? ¿Eran buenos compañeros?
–Totalmente, una pareja muy unida. Hacíamos todo juntos. Eramos compinches. Ibamos al cine, compartíamos su música. Desde los detalles mínimos hasta los más importantes. Estábamos mucho tiempo juntos, nos leíamos cuentos, disfrutábamos películas, viajábamos…
–¿Renunció a algo por él?
–Cuando uno se dedica a full a su pareja, renuncia a muchas cosas. Yo entendí que debía ayudarlo, y estar junto a él era mi rol.
–¿Está arrepentida?
–No, no me arrepiento, porque todo lo que yo viví o lo que hice, fue desde el amor. Y eso va a sumar en mi vida. Las cosas buenas y las malas que a uno le pasan son lecciones para la vida.
–¿Hay algo que la pueda volver a unir a él?
–Pienso que no, por esa misma cadena de hechos escandalosos que viví.
–¿Entonces no hay posibilidad de marcha atrás?
–No.
–¿Ni siquiera el amor o lo que quedó de él pueden cambiar su decisión?
–No, yo lo amé mucho, pero ya no.
–¿Y él a usted?
–Yo puedo responder por mí.
–¿No se lo demostró nunca?
–Sí, en realidad, sí, pero pienso que cada uno tiene que responder por sí mismo.
–¿Hizo algo por él de lo que hoy se arrepiente?
–No me arrepiento, porque todo lo hice por amor. Era mi compañero.
–¿En algún sentido lo perdonaría?
–En realidad, yo me casé con él para toda la vida. Las cosas que sucedieron fueron muy feas. No lo perdonaría.
–¿Lo comprende? ¿Le causan bronca sus actitudes?
–…
–¿Qué le quedó del amor? ¿Fue una relación pasiva?
–No, una relación pasiva no fue. Lo que quedó está guardado en mí.
–¿Está triste? ¿Se está recuperando?
–Estoy triste, pero sigo adelante con mi vida.
–¿Hay algo que la haga feliz en este momento?
–Sí, por supuesto. Mis hijos, mi profesión, mi familia, mis amigos… la vida. Tengo poco tiempo para estar triste.
–Es una mujer bella. ¿Está pensando en rehacer su vida?
–Todo tiene su tiempo. En este momento estoy viviendo una despedida. Ya habrá tiempo para bienvenidas.
–Hay un rumor que dice que él estaría viviendo un romance con otra persona. ¿Usted lo sabe?
–Y… Cuando suceden estas cosas, seguro que todos se enteran antes que una.
Durante la entrevista, Gabriela se mostró serena pero triste: “Yo me casé con él para toda la vida. Las cosas que sucedieron en nuestra pareja fueron muy feas. No podría perdonarlo”, se sinceró ante GENTE.
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