“Ojalá nuestro matrimonio sea tan divertido como esta fiesta” – GENTE Online
 

“Ojalá nuestro matrimonio sea tan divertido como esta fiesta”

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Hacía rato que una boda no disparaba tantos comentarios entre los mismos invitados (unos 550 en La Rural). Pase, vea y escuche: “Moria enamoró nada menos que a un ministro del gobernador Solá, y Luisana Lopilato y Mariano Martínez se reconciliaron en medio de la pista”. “Nunca hubo semejantes curvas ni volumen de siliconas y botox en la Sociedad Rural Argentina…”. “Salinas, el novio, le cumplió el sueño a Ritó y pagó hasta el último centavo de todo. En esta fiesta no hay canjes, y todo es premium… El catering, de EAT, es el más top de Buenos Aires… y regado por champagne Baron B”. “¡Qué mujeres…! Y muchas, como la modelo Luli Fernández, sin ropa interior de ningún tipo. Es que parece que esos vestidos hot no se lo permiten”. “Entre las estrellas de teatro y televisión, también hay políticos de ayer, hoy y siempre, como el ex embajador James Cheek; el gobernador de Salta, Juan Carlos Romero, y el polémico Carlos Grosso, ex intendente de Buenos Aires”.

La previa. El miércoles 27, María Eugenia Ritó (28) y Marcelo Salinas (46), los novios, hicieron el check in en la suite nupcial del Palacio Duhau/Hyatt. La mañana del viernes 29 el novio se fue a su casa. Y ella, la gran protagonista, recibió en el hotel al séquito que se ocuparía de convertirla en una novia cinco estrellas. Los diseñadores Carlos Di Domenico y César Jurisich, responsables de los tres cambios de ropa de la novia, se alojaron en una habitación pegada a la de los novios. El primero de los modelos tenía 500 gramos de piedras, 300 metros de tul plisado y 370 metros de puntillas florentinas.

El sí de los novios. Ritó llegó al restaurante central de La Rural en un Cadillac descapotable modelo 51. “Me siento una princesa: estoy viviendo un sueño mágico”, le comentó a su amigo y padrino, César Perla. La gran mayoría de los invitados entró a la fiesta pasadas las nueve de la noche, y los que tenían función de teatro (como Moria) arribaron a la medianoche. El novio la esperaba a María Eugenia en un altar simulado, vestido con un jacquet de alpaca súper 175, chaleco en crêpe italiano negro y gemelos en oro blanco. La camisa era de puro algodón importado con alforzas, todo de Daniel Casalnovo. Junto a Marcelo Salinas estaban sus tres hijos, María Alejandra (18), Manuel (9) y Mariano (7), de sus dos primeros matrimonios. O sea, para él fue su tercera boda. Para ella, la primera. “Gracias a Dios mis hijos me apoyan en esta relación. Por eso, ellos van a ser los que nos acerquen los anillos en el momento de la bendición”, confió Salinas, abogado de profesión. Lito Dorsman comandó la ceremonia. Los testigos: Marisel Ritó, hermana de la vedette; Pascual Caiella, socio de Marcelo, Ana María Vezzi, viuda de otro socio de Marcelo, Jorge Salomoni y César Perla. La parte más emocionante fue cuando la novia recordó a sus padres: “Desde el cielo me estarán mirando y estarán orgullosos, porque su hijita se terminó casando con el hombre de su vida”. Luego, los novios saludaron a la gente que se había acercado a la puerta de La Rural para felicitarlos, muy bien custodiados por veinte bodyguards a cargo de Federico Perroti, responsable de la seguridad de la fiesta.

Mientras tanto, los 550 invitados degustaban el exquisito menú de EAT (200 pesos per cápita) que incluyó un cóctel con bocaditos calientes y fríos, gramajitos new style, mocake de pescado, mango y cilantro, empanaditas salteñas de carne, pampitas de milanesa…

Y se largó la fiesta. Pasada la medianoche, todos se sentaron a la mesa, en un salón en negro y rojo, con una pista coronada por 90 bolas de espejo y una deco impecable y súper elogiada (by Martín Roig). “Muy parisino y con un buen gusto sin igual”, se escuchó. Además había candelabros de vidrio portugués con caireles, arañas de hierro, 20 cilindros de cristal con azucenas… La wedding planner Puli Demaría y sus colaboradoras, todas in black, se ocuparon de toda la logística, sin descuidar ni el detalle más ínfimo. El menú fue en tres pasos, sofisticado y muy rico. El plato fuerte: lomo asado con papas rústicas y hongos porcini. A la una y media comenzó a sonar el vals, con lluvia de pétalos de rosa… Como cada instante, el equipo de Josué Lezica, que también es el director de Novias TV, filmó todo. Del álbum de fotos de los novios se encargó el Estudio PHOTO, de Sajoux-Casset-Leporati.

Imperdible. Mientras María Eugenia aprovechó para realizar su segundo cambio de ropa, un vestido corto con encaje francés bordado, su marido cambiaba el jacquet por un saco y pantalón negro carbón realizado en Jousmen con chaleco Versace. Y en el salón pasaban cosas: Ileana Calabró descubría que Laura Fidalgo tenía puesto un vestido confeccionado por Pablo Battaglia con un género pagado por ella y ponía cara de póquer. Sofía Zamolo, muy animada, bailoteaba sin éxito cerca de Mariano Martínez. Moria Casán –le regaló un lavarropas a Ritó– intercambiaba mohínes y teléfonos con el ministro de Infraestructura y Vivienda de la provincia de Buenos Aires. Cheek –sin tortuga, of course– mostraba a los fotógrafos el escudo de San Lorenzo que lucía en su saco. Los grandes ausentes de la noche fueron Marcelo Tinelli, Mirtha Legrand, Gerardo Sofovich y Florencia de la V, que fue tachada a último momento de la lista. Valeria Lynch y Raúl Lavié llegaron después de la función de Victor Victoria, y juntos le regalaron un televisor gigante.

La música de los ’70, ’80 y ‘90 sonó con los djs Martín Bernardo, Juan Diego Martínez Larrea y Tati García Juanico. A las 2.45 en punto, Los Auténticos Decadentes hicieron bailar a todos al ritmo de sus canciones. La torta con las cintitas llegó apenas después del show, y todas las solteras buscaron el anillo de oro, que se ganó una amiga de Ritó. La novia también tiró el ramo que Silvina Luna pujó por atrapar, sin éxito. “Quiero ser la próxima en casarme”, confió la morocha.

After party. A las siete y media de la mañana, a plena luz del día, todavía quedaba gente. Sofía Zamolo, Karina Jelinek y Jéssica Cirio seguían en la pista. Un grupo íntimo partió rumbo al Palacio Duhau junto a los novios. Entre ellos Ximena Capristo, vestida de novia con el segundo cambio de Ritó… Y la diversión siguió, pero en privado. El domingo, antes de iniciar su luna de miel rumbo a Europa, María Eugenia le dijo a GENTE: “Ojalá nuestro matrimonio sea tan divertido como esta fiesta”. Y junto a su flamante marido dejó atrás Buenos Aires y todos los comentarios de su increíble boda.

Después de la música ochentosa, comenzó a sonar el vals y los invitados hicieron una gran ronda alrededor de los novios. Entonces, empezó a caer una lluvia de pétalos de rosas… El sueño de Ritó estaba cumplido.

Después de la música ochentosa, comenzó a sonar el vals y los invitados hicieron una gran ronda alrededor de los novios. Entonces, empezó a caer una lluvia de pétalos de rosas… El sueño de Ritó estaba cumplido.

En la recepción, los novios dieron el “Sí, quiero”. Hubo bendición de anillos frente a sus familiares. En la foto, con Coca de Salinas, la madre de Marcelo, y dos de sus tres hijos, Mariano y Manuel.

En la recepción, los novios dieron el “Sí, quiero”. Hubo bendición de anillos frente a sus familiares. En la foto, con Coca de Salinas, la madre de Marcelo, y dos de sus tres hijos, Mariano y Manuel.

Un clásico: las solteras, con Moria a la cabeza, tiraron de las cintitas de la torta. El anillo era de oro.

Un clásico: las solteras, con Moria a la cabeza, tiraron de las cintitas de la torta. El anillo era de oro.

María Eugenia arrojó el ramo y hubo empujones de pulposas por quedárselo, como en cualquier boda.

María Eugenia arrojó el ramo y hubo empujones de pulposas por quedárselo, como en cualquier boda.

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