Hace nueve años me colgué de un helicóptero e hice la foto más riesgosa de toda mi carrera. Cuando GENTE me propuso jugar y volver a realizar aquella producción, me divirtió la idea, porque aquello fue bárbaro, un momento único. Todo el mundo habló de esa foto. Por eso ahora me desnudé y me animé a jugar. Porque el paso del tiempo me hizo sentir más segura de mi cuerpo”, dice la tucumana que a los 14 años hizo su primer desfile profesional, a los 18 comenzó a trabajar con Ricardo Piñeiro y ahora, a los 29, debuta como empresaria y se anima a autodefinirse: “Soy una mujer emprendedora, optimista, buena persona. Me gusta vivir, sentirme en amor, y cada día sé mejor lo que quiero y adónde voy”.
–Contáme entonces por qué elegiste el rubro de los zapatos y las carteras para lanzarte como empresaria.
–Porque para mí los zapatos definen la personalidad. Es el accesorio más importante. Podés estar vestida bárbara, pero si tenés un mal calzado, sos un desastre. A un jean roto y una remera común y corriente le agregás un zapato de primera, con estilo, y estás perfecta. Además, porque todo en la vida hay que empezarlo de abajo.
–¿En qué cosa o en quién te inspiraste a la hora de armar tu colección?
–Mis musas son Charlotte Casiraghi y Kate Moss.
– ¡Pavada de inspiración!
–Es que son dos diosas. A la hora de crear me inspiro observando a todas las mujeres. A partir de ahí creo un concepto y lo desarrollo. Las mujeres somos muy observadoras, y siempre nos gusta fijarnos en las más elegantes y en las que siempre están a la moda.
–¿Cuáles fueron las tentaciones con las que te encontraste en el mundo fashion?
–Las básicas. Siempre quise ganar mucha plata... y gastar mucha plata comprándome todo lo que me gusta.
–Si tuvieras mucho dinero, ¿cómo sería el zapato ideal que te gustaría diseñar?
–Hay muchos, pero me tengo que adaptar a nuestro mercado. Me gustaría trabajar más con piedras, pero ya llegará el momento.
–Ahora que sos empresaria, ¿las pasarelas nunca más?
–Es feo decir “nunca más”. Pero como modelo cumplí una etapa, y ahora hago sólo las cosas que me provocan placer, porque también siento que ya hice todo lo que quería. Voy a seguir con campañas y televisión, pero no elegiré cualquier trabajo. Ahora selecciono mucho mejor las ofertas laborales. Maduré como mujer y a nivel profesional. Estuve conduciendo Novias TV durante dos años, por Canal Metro. Fue una linda experiencia, pero prefiero dedicarme a desarrollar mi marca –Lara Bernasconi–. Para los hijos que tenga el día de mañana, y para mis sobrinas.
–¿Seguís soñando con casarte?
–Sí, soy una de las pocas mujeres que proyectan a largo plazo. Soy como Susanita, de Mafalda: anhelo casarme y tener muchos hijos.
–¿Cómo sería tu hombre ideal?
–El que me acepte tal cual soy, y sume en mi vida. Me siento muy bien sola, pero el hombre ideal es el que me tiene que saber acompañar, y comprender que hoy no dejaría mi empresa por nada del mundo.
–¿Entonces estás sola?
–No, estoy de novia con Marcelo Fernández Barón; él tiene 33 años y es empresario gastronómico. Pero mucho no quiero hablar de él, porque cada vez que digo que voy a casarme, ¡se me pincha el globo! (N. de la R.: Lara había anunciado su boda con el polista norteamericano Jeff Hall, pero finalmente –hace poco más de un año– el noviazgo terminó).
–No hablemos de él, sino de tu silueta. ¿Cómo hacés para mantenerla teniendo de novio al dueño de un restaurante top de Las Cañitas?
–Debe ser genético… Porque, la verdad, este año no pude hacer nada de ejercicio. No tuve tiempo, trabajé muchísimo. Pero trato de alimentarme sanamente. ¡Ah! Y tomo mucha agua.
–¿Y no tenés ninguna cirugía?
–No, no hago tratamientos para adelgazar, no tengo cirugías, pero siempre comí sano e hice natación y yoga. Lo que sí me cuido mucho es la piel. Por eso trato de no tomar sol, y uso cremas que me prepara especialmente mi cosmetóloga.
–¿Qué fue lo más agresivo que viviste?
–Muchas veces me dijeron que estaba gorda: eso es muy agresivo y peligroso, y más para una modelo. Pero yo soy fuerte y supe salir adelante.
–¿Creés que hoy las modelos pasan por el cirujano plástico antes de aprender a caminar por la pasarela?
–Algunas sí. Cambió mucho el mundo de las modelos. Antes necesitabas tener una determinada altura y cierta gracia para llegar a la pasarela. Hoy, a veces, pesan más otras cosas.
–¿En qué cosas pensás cuando posás desnuda?
–En lo lindo y maravilloso que es el cuerpo humano.
–¿Recibiste propuestas desubicadas a lo largo de tu carrera?
–Sí, pero nunca cedí a una propuesta indecente, porque no está en mi esencia.
–Si te dieran la posibilidad de empezar de nuevo, ¿qué cosas volverías a hacer y qué no?
–Siempre traté de hacer lo mejor, pero creo que me equivoqué al cambiar tantas veces de representante. Cuando sos chica, se te acerca mucha gente del ambiente, que se pone a opinar porque sí. Te taladran, te taladran, y vos te mareás. Lo mejor es guiarte por tu intuición. La vida de una modelo es corta y no hay tiempo para perder.
Producción: Sofía Delger
Arte digital: Gustavo Ramírez
Aunque ya se alejó de las pasarelas, la tucumana sigue teniendo un cuerpo perfecto, que se anima a mostrar sin prejuicios.
“Soy una de las pocas mujeres que sueñan con proyectos a largo plazo. Todavía anhelo casarme y tener muchos hijos”
“Muchas veces me dijeron que estaba gorda. Eso es muy agresivo y peligroso, más para una modelo. Pero fui fuerte y supe salir adelante”
