El arco y flecha y la metralleta de besos fueron sus primeras escenas en la pantalla chica, su puerta chica hacia la puerta grande. Gracias a la publicidad de Paso de los Toros, muchos nativos se enamoraron de esta mujer que merodeó durante ocho años las tablas del under porteño. Hasta Gastón Pauls (36) se vio atraído por ella como por un imán, aunque en el sentido más profesional de la palabra. Luego de verla disparar sus besos temáticos, el actor (y dueño de la productora Rosstoc) la rastreó durante un mes para que se sumara a su nuevo proyecto. Su nombre es Mercedes Oviedo (25), la chica que interpreta a Luz en la serie que va por América los martes a las diez y media de la noche, Todos contra Juan.
Ficha: Nacida en San Bernardo, pero radicada en la Capital desde que terminó el colegio. Profesora de Artes con orientación a Teatro. De novia desde hace dos años con Gonzalo Heredia (26), el galán de Socias. Sensual, sonriente y de perfil bajo: acaso la princesa Leia argentina, o al menos frente a los ojos de Juan Perugia, que es el Luke Skywalker del subdesarrollo...
–¿Cómo fue tu primer contacto con Gastón Pauls?
–Muy raro… Estaba a punto de irme a trabajar a Zaragoza por cuatro meses con todo el elenco de Ojalá (ex De la Guarda). Ya tenía la visa lista, un contrato firmado, y hasta habíamos ensayado un par de veces. Pero cuando faltaba un mes para viajar, desde la productora Rosstoc hablaron con mi representante, para decirle que querían hacerme un casting.
–¿Por qué especialmente a vos?
–En ese momento no lo sabía… Llegué y me preparé para hacer lo típico: pararme frente a una cámara y decir mi nombre. Pero apareció Gastón (Pauls) y me saludó como si me conociera de toda la vida. “¡Te estamos buscando desde hace más de un mes!”, me tiró…
–¿Te hicieron la prueba?
–Hicimos una escena. ¡Una sola! Gritaron “¡corte!” y todos aplaudieron. “Tenemos al personaje”, dijeron. Nunca me pasó una cosa así. Son las cosas que le pasan a un amigo de un conocido, pero jamás a vos.
–¿Qué hacías antes para vivir?
–¡De todo! Trabajé en un restaurante, animé fiestas infantiles, atendí en un local de ropa, cuidé chicos, fui profesora de patinaje sobre hielo… Bueno, eso duró una semana: un chico me pegó una patada en el patín y me caí de espaldas en la pista. Me sentía muy caradura…
–Muchos hombres se casarían con vos, pero, ¿con qué mujer te casarías si fueras hombre?
–¡Ja! No es tan fácil. Mmm… Con Julia Roberts. Es un ángel, aunque no me gusta como actriz. En cambio, la que interpretó a Edith Piaf en La vida en rosa me parece muy completa. No me acuerdo el nombre. Buscála en Internet (se llama Marion Cotillard). Salí del cine enamorada del talento de ella. Mi mujer ideal sería una mezcla de las dos.
–¿Tu hombre perfecto?
–Sigamos con las mezclas. La voz más hermosa que escuché en la vida fue la de Heath Ledger, que en paz descanse… Y después… Mmm, dejáme pensar. Mitad Jude Law, mitad Brad Pitt.
–¿Tus defectos?
–Soy muy obsesiva y sobreexigente. Eso no me deja gozar de las cosas buenas, porque siempre pienso en qué me equivoqué, qué error cometí. Pienso tanto en mejorar que me cuesta muchísimo relajarme. Y así como soy exigente conmigo, lo soy con los demás.
–¿Con tu novio también?
–Con Gonzalo, con mis amigos, con mis viejos, con todos mis seres queridos…
–¿Estudian juntos los guiones?
–Sí, nos ayudamos. Gonzalo es muy importante en mi vida.
–¿Qué tiene Mercedes Oviedo de Luz, el personaje de Todos contra Juan?
–Ella es demasiado buena. En cambio yo… no sé si soy tan así, a pesar de que las dos nos vinimos del Sur a estudiar: ella, fotografía, y yo, actuación. Luz quiere prosperar, pero tiene miedo. Por eso hace catálogos de electrodomésticos, y Mercedes Oviedo (o sea yo…) le tiene, o le tenía, o miedo al primer paso.
–¿La cámara tiene que ver con ese miedo?
–Claro, tengo una relación masoquista con la cámara: me aterra, pero no puedo dejarla.
–“Todos quieren ser famosos” es la premisa de Todos contra Juan. ¿Creés que es así?
–Me parece que habría que cambiar esa premisa. Hay muchas personas que van de programa en programa y no hacen nada: sólo quieren hacerse famosas. Me da vergüenza ajena… Por supuesto que a todos nos encanta el reconocimiento, pero tiene que estar justificado. Lo que más me gratifica ahora es que todo el esfuerzo que hice se ve reflejado. Eso no es querer ser famoso: es querer ser mejor en lo que uno hace.
–¿Cómo no caer en la decepción de un Juan Perugia, o de un Gamuza, aquel chiquito que era protagonista de Cebollitas y del que nunca se supo más nada?
–A ver… Ese miedo también lo tengo yo, es inevitable. Al fin y al cabo uno lo hace por placer, no por plata. La vocación te hace sentir vivo.
–Pasemos a tus gustos musicales…
–Me gusta de todo… Los Piojos, Coldplay, Calamaro, Hilda Lizarazu… Muy variado lo mío. Bueno, amo a Amy Winehouse, la admiro muchísimo.
–¿Acaso otra mujer con quien te casarías?
–¡Ja! Sería difícil mantener esa relación. Seguro que me metería los cuernos.
–¿Un insulto preferido?
–Disfruto mucho de decir “¡la pu… madre!”. Y por cualquier cosa ¡eh! Se me cae algo en el baño y te lo tiro. No encuentro un taxi en la calle, y te lo tiro. Es terapéutico.
–¿Qué pasa cuando te tiran algún piropo subido de tono?
–Uh… Si me agarra en un día malo, soy capaz de boxearlo. Le hago el montoncito con los dedos y le digo: “¿Qué? ¿Qué te pasa, viejo verde?”.
–Además de eso, ¿qué otra cosa tenés (exageradamente) de mujer argentina?
–Soy muuuy gritona. Subo la voz sin darme cuenta. Por suerte, eso no van a poder leerlo
Es profesora de Artes con orientación a Teatro, pero sobrevivió en la ciudad como pudo: trabajó en un restaurante, vendió ropa, animó fiestas infantiles, enseñó patinaje… hasta que el destino le dio la primera oportunidad.
“Si alguien me tira algún piropo subido de tono, soy capaz de boxearlo. Le hago el montoncito con los dedos y le digo: “¿Qué? ¿Qué te pasa, viejo verde?”
“Si fuera hombre me casaría con Julia Roberts, aunque no me gusta como actriz".