“Ojalá que el ejemplo de mi padre sea prenda de unidad de los argentinos” – GENTE Online
 

“Ojalá que el ejemplo de mi padre sea prenda de unidad de los argentinos”

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No para. Quizá no quiera parar. Desde que terminaron los funerales de su padre, Ricardo Luis Alfonsín (57, casado, tres hijos) comenzó una carrera contra el tiempo por la provincia de Buenos Aires. Se sube al auto que maneja su primo –Diego Alfonsín–, se coloca el cinturón de seguridad (“algo que hago desde que papá tuvo aquel accidente en el Sur”) y va de pueblo en pueblo “informando a cada uno de los distritos lo que está pasando en el radicalismo, y la evolución de la construcción del frente que estamos haciendo con la Coalición Cívica, el socialismo y Encuentro Popular”. Ahora llegó al comité de General Belgrano, a 150 kilómetros de la Capital Federal, y decenas de radicales lo saludan, le dan sus condolencias, le dicen cuánto se parece a Raúl Alfonsín. Cuando se despide, levanta los brazos y como si fuera un homenaje de Semana Santa, les dice “¡la casa está en orden!”. Una casa más chica de la que hablaba su padre cuando era presidente y soportó el primer levantamiento militar: habla del radicalismo, seguramente.

–¿Qué experiencia les dejó el proyecto de la Alianza a la hora de armar este frente, para no repetir errores?
–Yo nunca dejé de creer en la construcción de frentes electorales entre quienes piensan igual. Sigo pensando que es contra natura que partidos que tienen coincidencias fundamentales compitan en una elección. La experiencia de la Alianza no fue buena, pero no descalifica la construcción de otros frentes. No sé cuál fue el error puntual de aquel fracaso, pero nosotros no nos atrevimos a desactivar las bombas que activó el justicialismo en los 90’, y que nos explotaron a nosotros. La salida de la convertibilidad, que no se hizo, fue quizá la principal.

–Ahora el panorama les pinta diferente: el vicepresidente Cobos dijo que Alfonsín le pidió volver al radicalismo.
–(Interrumpe) En realidad, Julio Cobos le manifestó el deseo de volver, y Alfonsín le dijo que le parecía muy bien. Es importante que el radicalismo se recupere, y que vuelvan Cobos y los que se fueron, contribuye.

–¿Incluye a Margarita Stolbizer y a Lilita Carrió?
–Ojalá volvieran también ellas a la Unión Cívica Radical. Y que las discrepancias las resuelvan dentro del partido.

–También está el socialismo en este frente. ¿La UCR que se quedó aceptaría, en 2011, integrar una fuerza que lleve como candidatos a Hermes Binner o a Cobos?
–En Santa Fe ya tenemos la alianza con el gobernador Binner, el Frente Cívico; hemos ganado y queremos reproducirlo en todo el país. Aspiramos a trascender el 2009, y ser una fuerza política que se presente en el 2011. Veremos quién representa a esa fuerza dentro de dos años.

–¿La vicepresidencia de la Nación no lo invalidaría a Cobos como candidato de ese frente?
–Si es candidato de la Unión Cívica Radical debería renunciar, claro. Incluso si un presidente va por la reelección debería pedir una licencia.

–¿A quién perjudica más el ascenso de ustedes en las encuestas bonaerenses: a Néstor Kirchner o a Francisco de Narváez?
–Supongo que el voto de los independientes se definirá entre el PRO-peronismo y nosotros, y creo que se volcarán a nosotros. Eso nos permitirá ganarle al kirchnerismo y a De Narváez. Dos o tres días después de la muerte de Alfonsín, me alcanzaron una encuesta donde se había manifestado una tendencia favorable al frente que estamos construyendo. Que se consolide eso dependerá de nosotros.

–¿No cree que puede ser una tendencia emocional por la muerte de su padre?
–Hay cuestiones emocionales y también racionales. Nos tendremos que manejar con seriedad, para que la sociedad siga creyendo que somos una alternativa no sólo para ganar esta elección, sino para gobernar el país. Porque siempre hemos pensado en el 2011. Este es el primer paso.

–Según la idea del Gobierno, no sólo enfrentarían a Kirchner o a Daniel Scioli, sino también a los intendentes, que irían en las listas en forma testimonial.
–Le pediría al presidente Kirchner (sic) que desistiera de esa idea, porque desde lo institucional es inescrupuloso. Pareciera que todo vale. Que se presente como candidato alguien que no va a asumir vulnera el espíritu republicano, aunque no esté prohibido por la ley.

–¿Aceptarán los intendentes?
–Espero que actúen con responsabilidad. No pueden aceptar cualquier cosa, aunque se sientan condicionados porque la Nación concentra recursos que son de la Provincia, y eso crea una dependencia muy grande.

–Quiero preguntarle por su padre. ¿Usted esperaba la multitud que lo despidió?
–No. Preveía una presencia importante de gente, pero no esa cantidad. Me conmovió. La familia quedó muy agradecida por las muestras de amor y cariño. Y en términos políticos, compromete más al partido. El radicalismo tiene la responsabilidad de actuar para dar respuesta a las expectativas que aceleró la muerte de Alfonsín.

–¿Por qué cree que hubo una manifestación de dolor tan grande, que además pareció un mensaje al Gobierno?
–Desde hace un año, la sociedad está recuperando la gestión que hizo Alfonsín desde el ’83. Se lo reconoce una buena persona que intentó hacer cosas en un momento difícil. Y hoy, por las circunstancias que atraviesa el país, se valoran cuestiones que tienen que ver con las instituciones, como el consenso, el diálogo, un clima de respeto entre las fuerzas políticas. La sociedad le atribuyó esos valores al radicalismo y a Alfonsín en particular. Y lo expresó.

–Usted es el único hijo de Raúl Alfonsín que está en política. ¿La balanza de llevar su apellido se inclina más para el lado del peso o del orgullo?
–Es todo junto. Hace diez años que estoy a full en política, y ya he resuelto, razonablemente, la cuestión de ser “hijo de”. Pero soy consciente de que todo el tiempo hacen comparaciones y especulaciones, aunque no me hago cargo de eso. Yo no me propongo ser lo que fue mi padre, pero quiero manejarme con sus mismos valores.

–¿Y cuál es su aspiración en la política?
–Por ahora, trabajar por la unidad del radicalismo. Más adelante, veré... (enciende un cigarrillo, un Derby suave)

–¿Qué le diría su papá si lo viera fumar?
–Le molestaba, se fastidiaba mucho. Yo dejé de fumar durante cuatro años.

–¿Y por qué volvió?
–Por la muerte de mi hija Amparo (en 2004). Con la angustia que tenía mientras estaba esperando novedades en el hospital agarré un cigarrillo y volví... Pero lo voy a dejar.

–¿De qué hablaba con su padre en los últimos tiempos?
–Yo trataba de no agotarlo o preocuparlo, entonces buscaba distraerlo con cosas familiares. Cuando el tema era la política, hablábamos del radicalismo, y de una eventual interna que se iba a hacer y al final no se hizo.

–¿Y de qué conversaron la última vez?
–(Piensa) Ah, sí... El sábado 28 me fui a un acto a Malvinas Argentinas, y él me decía que estaba loco, que hacía un acto en el mismo momento que jugaba la Selección argentina contra Venezuela. “No va a ir nadie”, me dijo. Después ya no pude hablar con él: su salud se complicó y estuvo casi todo el tiempo dormido, porque le suministraban una mayor dosis de morfina.

–¿Por qué no lo enterraron en Chascomús?
–Fue una decisión que tomó un grupo de hombres y mujeres del partido. Decían que Alfonsín pertenecía a la Unión Cívica Radical también, y debía estar en la Recoleta, con los dirigentes más importantes del radicalismo. El no había dispuesto nada, y creo, en lo personal, que le habría gustado más descansar en Chascomús. Pero es cierto que cuando uno está en política deja un poco de pertenecerle a la familia y pasa a ser del partido.

–Para muchos Alfonsín dejó de ser patrimonio del radicalismo y pasó a ser de todos los argentinos.
–Ojalá sea así, que su ejemplo sea prenda de unidad de los argentinos en este momento tan difícil.

–Heredó su biblioteca. ¿Se lo dijo o lo dejó por escrito?
–No, se lo comunicó a mis hermanas. Yo no estaba. Precisamente cuando volví de ese acto me dijeron: “El Viejo dijo que te da su biblioteca”, pero ya no pude conversar con él. Probablemente a cada hermano le haya legado algo en particular, no lo sé. Es una biblioteca esencialmente política. Con Alfonsín intercambiábamos libros. Leíamos más o menos lo mismo: política, sociedad, filosofía, ética...

–Desde que terminó el funeral, usted no paró un segundo. ¿Cómo está interiormente?
–No he tenido el mejor tiempo, porque tuve que salir a trabajar, a recorrer la provincia. Pero eso es... (piensa) bueno en cierta medida, porque estar tensionado por cuestiones políticas me ayuda a superar el momento. Quizás no me di el tiempo necesario para hacer el duelo.

–Tal vez si se toma unos días lo pueda hacer en familia.
–Sí, o lo tendré que hacer solo.

–¿Cómo está su mamá, María Lorenza?
–Muy triste y apenada. Procesando también la ausencia de su compañero de más de cincuenta años. Y todos estamos mal. Los nietos, por ejemplo, que hablaban del “Otropapá”, como le decían. Con ellos era un abuelo más, conversaba sobre las cosas que hacían en la escuela. Decía que con los nietos había dos alegrías, cuando llegaban y cuando se iban.

–¿Cómo pasó su último cumpleaños, el 12 de marzo?
–Con los hijos, mamá, algunos familiares más... No estuvo mucho tiempo despierto. Hubo una torta y después lo dejamos descansar, porque los calmantes le daban sueño.

–¿Los reunió para hablar de su final?
–No.

–¿No hablaba de la muerte?
–El luchaba por superar su enfermedad, y creía que la iba a derrotar. Decía: “Debo tener un 50 y un 50 de chances”. Era creyente no practicante, y me parece que la Fe, en un momento así, se le fortaleció. Con la Constitución en la mano y la biblioteca de más de tres mil volúmenes que le dejó su padre. Seguirá usando esa oficina de Santa Fe al 1600 “unas horas por día”, dice.

Con la Constitución en la mano y la biblioteca de más de tres mil volúmenes que le dejó su padre. Seguirá usando esa oficina de Santa Fe al 1600 “unas horas por día”, dice.

Alfonsín el Viernes Santo en Monte y en General Belgrano, donde dio charlas en sendos comités de la UCR. Jóvenes y viejos, todos se emocionaban al recordar a su padre, Raúl Alfonsín.

Alfonsín el Viernes Santo en Monte y en General Belgrano, donde dio charlas en sendos comités de la UCR. Jóvenes y viejos, todos se emocionaban al recordar a su padre, Raúl Alfonsín.

En la única nota que dieron juntos, con GENTE en 2007, cuando Ricardo fue como candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires junto a Luis Brandoni.

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