En su perfil de Facebook, la rubia anuncia sin preámbulos: “Situación sentimental: Es complicado”. Y no miente. El corazón de Luciana Salazar (29) se empezó a complicar a mediados de mayo, cuando sintió que Martín Redrado (48) era “un hombre diferente”. Por eso, la chica que mantuvo un misterio absoluto sobre su vida sentimental, que jamás confirmó ni desmintió ninguno de los miles de romances que se le han adjudicado –desde Luis Miguel a Pipita Higuaín, el mes pasado– tuvo el impulso casi adolescente de escribir en Twitter, el 21 de abril ni bien se levantó, cerca de las once de la mañana, luego de haber pasado una noche inolvidable en la casa del ex presidente del Banco Central: “No lo puedo evitar!! Lo mío son los intelectuales :)”. Pero falta algo más: cuando una amiga le preguntó, desde esa misma red social, cómo estaba viviendo ese nuevo amor, Luli dijo: “Sin reservas!”. Y con esas dos palabras confirmó el romance más inesperado e increíble de los últimos tiempos. ¿Por qué? Porque el economista que se graduó con excelentes notas en la UBA y realizó su postgrado en Harvard, acaba de publicar un libro que lleva exactamente ese título: Sin reservas. Un libro que, obviamente, no habla de amor, sino que cuenta en primera persona cómo los Kirchner intentaron usar los fondos del BCRA.
“Estoy enamorándome de vos”, le dijo Luli a Redrado cuando ya mayo había avanzado tanto como la nueva relación. El ex funcionario de Néstor y Cristina Kirchner (de septiembre de 2004 a enero de 2010, cuando la Presidenta lo echó por decreto por su oposición a liberar los 6.500 millones de dólares de reservas para saldar la deuda pública) se sintió conmovido, según le habría confesado a un amigo intimo: “Me está pasando lo mismo... Recién nos estamos conociendo pero ella es diferente, muy especial. Quiero ir despacio, porque siento que es una relación que puede crecer”.
EL HOMBRE QUE LA CONQUISTO. De bajo perfil, con una carrera política ligada a los cargos “técnicos” en los gobiernos de Menem, Duhalde y Kirchner, aspiraciones de llegar algún día al Ministerio de Economía y por qué no a la presidencia de la República (eso sí, jamás dichas en voz alta), Hernán Martín Pérez Redrado –nacido el 10 de septiembre de 1961, hijo de Beatriz y Félix– dedicó casi toda su vida a estudiar los números que mueven la economía del mundo. Pero en enero de este año “se me vino un tsunami”, según graficó. En medio del enfrentamiento con Cristina Kirchner, su estructura familiar –ya en crisis desde 2007– terminó de derrumbarse. Luego de casi quince años de matrimonio con Ivana Pagés (40), firmó los papeles de un difícil y controvertido divorcio. Durante más de tres años él había intentando salvar la pareja (“por la familia”, repetía), pero la relación ya estaba muy desgastada.
La escultural morocha, que por sus curvas no puede pasar inadvertida en ninguna fiesta de sociedad, eligió siempre tener un perfil propio. Ivana acompañó fervientemente a Redrado en toda su carrera política, opinando “con mi visión no economicista” sobre cada uno de los cuatro libros que él editó. Incluso se cuenta que Martín y ella tuvieron que desechar la idea de organizar su boda en la Quinta Presidencial, ofrecimiento que les hizo Carlos Menem, cuando Domingo Cavallo puso el grito en el cielo y amenazó con renunciar, quizás temeroso de que el chico de Harvard pudiera opacarlo.
Para febrero de 2010 Martín e Ivana ya estaban divorciados “con papeles”. Un mes y medio después, la rubia más escultural del país irrumpía en la vida del economista. Fue un choque de planetas.
LULI IN LOVE. Nunca presentó un novio formal. Paseó sus 43 kilos repartidos en un metro 63 y sus increíbles curvas (94-54-89) por todo el mundo y sin dueño conocido. Luciana Salazar se rió con picardía cada vez que se le adjudicó un nuevo romance. “Jamás voy a dar un nombre”, aseguró. Y dejó que el rumor de su amorío con Luis Miguel creciera hasta llevarla a las páginas de la revista People. Dejó que la fantasía sobre todos sus romances se instalara. A saber: Lionel Messi, Juan Martín Del Potro, el tenista español Rafa Nadal, Nacho Viale y, más recientemente, hace apenas un mes, Gonzalo Pipita Higuaín.
Luli dejó que el misterio sobre su vida sentimental fuera su sello personal. “Yo necesito a alguien que haga que se me caiga la baba por él. Nací para tener un hombre importante a mi lado”, le dijo a GENTE hace sólo unos meses. “El día que presente a un hombre va a ser porque lo elegí para casarme”, insistió.
Pero algo pasó. Cuando despuntaba abril, una amiga le dijo sin preámbulos: “Quiero que conozcas a Martín Redrado; te vas a morir por él”. Luli rechazó la propuesta de plano: “¿Estás loca? Sabés que no me interesan los hombres casados. ¡No soy una roba-maridos!”. La amiga casi se ofende: “Nena, te conozco de toda la vida... Hasta esperé que Martín se divorciara para proponértelo. ¿Querés o no querés conocerlo?”. La primera cita fue sólo unos días después. Luciana quedó impactada. Redrado también.
AMOR SECRETO. Siempre se vieron en sus casas o en la casa de amigos. Jamás se hicieron ver públicamente. Tampoco viajaron al exterior (Miami, como se dijo) ni él alquiló una Ferrari a 9.500 dólares la semana para impactarla en la Florida. El amor creció puertas adentro.
El 18 de mayo, Martín y Luli ya sentían que la relación iba en serio. “Quiero preservarla, me importa de verdad. Es tan inteligente... No quisiera que se sepa ahora y que todo el mundo empiece a manosearla mediáticamente”, le confesó Luciana a una íntima. Y cuando le tocó hablar del hombre que podía enamorarla para siempre, no dudó: “Me gusta porque me pone en mi equilibrio. Me trata súper bien, me aconseja sabiamente, me respeta y se hace respetar”.
Al principio, Luli visitaba a Martín en la casona que el economista tiene en la calle Gorostiaga, en Belgrano, a bordo de su Mini-Cooper. Pero eso duró poco. “Al lado vive la ex mujer de Werthein, del otro lado María Laura Santillán y enfrente Andrea Stivel, la viuda de Guinzburg... Si sigo yendo en mi auto, alguno de sus vecinos se va a avivar”, le dijo a su amiga. Y empezó a ingeniárselas para cambiar, en cada visita, de vehículo y de horario. ¿Por qué tanto misterio? Redrado confesó en la intimidad que tenía temor acerca de la forma en que podía trascender el romance: “Supimos que se había empezado a hablar de nosotros y preferimos evitar que nos vean juntos. Pienso que con esto pueden armar una operación política. Y no quiero que nada ni nadie lastime a Luciana. Es una chica muy sensible, vulnerable, todo lo contrario de lo que muestra públicamente”. Este ambicioso y seguro Golden Boy (Niño Dorado) del mundo económico, sentía que pisaba tierras movedizas cuando entraba en el ambiente del show-business. “En este poco tiempo la conocí muy bien. Ella es una chica muy seria. Siempre respetó a todas las personas con las que tuvo una relación... ¿O alguna vez la escuchaste dar algún nombre? Yo la respeto muchísimo y no me gustaría que se dijeran macanas”, se despachó. “En definitiva, soy un hombre libre y ella es una mujer libre. No tenemos que darle explicaciones a nadie”, concluyó.
FRENTE A FRENTE CON LA EX. A pesar de haber guardado su Mini Cooper en el garaje, a mediados de mayo alguien la vio entrar a la casona de Belgrano. El rumor se disparó y causó sorpresa. Y la sorpresa se transformó en estupor cuando el domingo 23, cerca de las dos y media de la tarde, Ivana Pagés irrumpió en el gimnasio donde Luciana y Pier Fritzsche –su coach en Bailando por un sueño– ensayaban sus coreografías. No hubo insultos ni gritos. Ni agresiones físicas, como se dijo. Pero la ex mujer del economista la encaró abiertamente. “Sé que no tenés nada que ver con mi divorcio. Sé que no sos una destruye-hogares... Pero te pido que te alejes de él. Sigo enamorada, tenemos dos hijos, quiero recuperarlo. Y si estás en el medio no voy a poder”, dijo muy nerviosa, según relatan los testigos del inusual encuentro. La rubia estaba casi paralizada. Luego intentó contenerla. “No sé qué puedo hacer... Vos no podés estar segura de que si me alejo, Martín va a volver”. La morocha no la dejó terminar: “No, no estoy segura de nada. Pero te pido que no sigas”. Luciana sintió que le temblaban las piernas: “Calmate, por favor, creo que es un tema muy personal que tenés que hablar con él. Por respeto a los dos, y a los años que estuvieron juntos, yo no tengo que meterme en esto... Te pido disculpas”. Cuentan los que presenciaron la escena que el aire era irrespirable. Que Luli contuvo las lágrimas. Y que Ivana dio media vuelta y se fue sin decir una sola palabra.
APOSTAR AL AMOR. Cuando el lunes 31 el romance estalló en los medios, Redrado y Luli eligieron el silencio. “Nunca hablé de mi vida privada, no voy a hacerlo ahora”, le dijo a GENTE el economista. “Mañana viajo a Londres para dar una conferencia, y en una semana nadie se va a acordar”, auguró. “Jamás hablé de un hombre, no lo voy a hacer ahora. Como siempre: ni si, ni no”, aportó Luli desde su celular. Sólo frente a sus amigos los dos se animan a confesar que apuestan fuerte por esta relación. Martín acepta por lo bajo que “esto recién empieza, pero puede ser algo muy serio. Quiero cuidarla, porque vale la pena”. Luciana no puede disimular que está conmovida, que esta vez se está permitiendo soñar con un futuro. Ante el acoso mediático, Luli llamó a una amiga y casi le rogó: “Ayudame... Es la primera vez que no sé qué hacer. Con Martín hablamos de cómo íbamos a hacer para que esto se supiera de una forma natural. Pensamos que lo mejor era esperar a que pasara el Mundial, así nos dábamos tiempo para conocernos mejor. Y ahora todo se está contando con mentiras. Me quiero morir”, sollozó. La amiga voló a la casa de Salazar para consolarla. Cuando llegó, Luciana había hablado con Martín y estaba más tranquila. “Me dijo que no me preocupara, me contuvo y me hizo sentir segura”, contó. Después de prepararle un té con miel, quiso saber qué sentía. La rubia más deseada de la Argentina le habló con el corazón en la mano: “Martín buscó conocerme de verdad, no se quedó con el personaje. Le importo yo como mujer, y no Luli Pop... Recién estamos empezando. Tenemos que afianzarnos como pareja, pero los dos apostamos a que esta relación crezca. Apostamos al amor”.
“El día que presente a un hombre será porque lo elegí para casarme”, dijo más de una vez. A los 29, parece que esa hora llegó.
Se graduó en la UBA e hizo un postgrado en Harvard. Estuvo casado con Ivana Pagés durante quince años, pero en febrero firmaron el divorcio. Quería conocer a Luciana y le pidió a una amiga que se la presentara.
La pareja empezó hace dos meses a verse en secreto en la casona de Redrado en la calle Gorostiaga, Belgrano. Luli evitaba usar su Mini Cooper, para no despertar sospechas ante los vecinos. Sin embargo, el romance trascendió hace unos días.