Ocurrió hace poco más de un mes, mientras esperaba en su mansión de la zona más exclusiva de Belgrano. Matías Garfunkel (36) miró su reloj Jaeger LeCoultre de cincuenta mil dólares. La aguja de platino marcaba las doce de la noche y el hombre aguardaba su próxima conquista, la última, mientras saboreaba un cigarro que había llegado directamente desde Cuba.
¿El nombre de la afortunada? En la fila había llegado el turno de ella: recién separada –o en vías de hacerlo–, la nueva conquista del empresario era Victoria Vanucci (26). A inicios de este año, el joven millonario decidió darle un giro a su vida. ¿Razones? Una: Venía de terminar con el matrimonio que le dio tres hijos y se sentía liberado. Dos: Después de vivir ocho años en el exterior, decidió volver a invertir sus capitales en la Argentina y su nombre volvió a sonar fuerte cuando compró un paquete de radios en 28 millones de dólares. Tres: Ingresó con todo en otro “mercado”, el femenino.
Sin exagerar, podemos decir que este año Matías Garfunkel Madanes (36) le pisó los talones a Gonzalo Heredia en cuanto a conquistas femeninas. A ver: en diciembre de 2009 se rumoreó que tuvo un affaire con Zulemita Menem; después, que habría viajado a Nueva York con Luciana Salazar, y también tuvo un romance la cantante Alla Garkusha. Enigmático, Matías es un abonado al club de las divorciadas: en enero de este año coqueteó con una impactante morocha recientemente separada de un conocido deportista.
EL HEREDERO. Para encontrar las raíces del árbol genealógico de la familia Garfunkel hay que cavar bien hondo. Y vamos a Podolia, una región del antiguo imperio ruso que hoy forma parte de Ucrania. De allí venía Boris Garfunkel, que el 4 de septiembre de 1891 bajó de un barco repleto de inmigrantes y se instaló en Carlos Casares. Fue el primer Garfunkel en pisar esta tierra y tuvo once hijos, todos judíos practicantes, estudiantes de medicina o comerciantes. Fue escritor, puso una mueblería y en 1908 se mudó a Buenos Aires, donde comenzó a forjar el emporio que lo inmortalizaría: creó la firma BGH (Boris Garfunkel e Hijos).
De allí surgió la base de la fortuna familiar, que continuaría su hijo Jorge. El padre del hoy mediático Matías incrementó el negocio invirtiendo en la industria automotriz y el negocio bancario. Fue el dueño de Fate, en los 90’ compró el 70 por ciento de Iveco, y los bancos Itaú y Del Buen Ayre. En este último, el joven Matías hizo sus primeras armas como empresario, aunque su fortuna también llegó por parte de su madre, Mónica Madanes, de la familia que fue propietaria de Aluar. Cuando murió Jorge, Garfunkel hijo se hizo cargo de vender los bancos, lo mismo que con Aluar: él mismo fue el encargado de acercar a las partes por una lucha feroz que tuvo su madre con su primo Javier Madanes Quintanilla.
En 1998, Matías Garfunkel vendió el Banco del Buen Ayre y se fue a vivir ocho años al exterior con su mujer –está recientemente divorciado– y sus hijos –hoy tiene tres–. Hasta hace un tiempo, Matías era un desconocido fuera del mundo de los negocios. Eso, hasta que comenzó a hacer ruido con sus millones y también con sus romances.
DE PROFESION, MILLONARIO. Habanos Montecristo, o en su defecto Cohíba; viajes a Nueva York, Las Vegas y Aspen en su avión privado; colecciones de barcos a escala, pipas, relojes high class –sus preferidos son los Rolex–, y autos clásicos, éstos de tamaño natural. Hace dos meses compró un campo de 500 hectáreas en San Miguel del Monte en un par de millones de dólares. Allí piensa construir un zoológico, porque le recuerda la infancia que vivió con su padre. Esas son algunas de las excentricidades que se pueden encontrar en el catálogo de Matías Garfunkel, aunque quedan muy reducidas cuando se conocen las cifras de su fortuna: se estima que el heredero Jorge Garfunkel cuenta con dos mil millones de dólares para administrar.
Para tener una idea de su poderío, el presidente chileno Sebastián Piñera es considerado uno de los 36 hombres más ricos del planeta, con dos mil millones de dólares. Ahora, Matías quiere romper con ese estigma que asegura que la tercera generación despilfarra todo lo que lograron sus padres y abuelos. Este año formó un holding para comprarle al grupo CIE un paquete que incluía varias radios, entre ellas Rock and Pop, Metro, Radio Belgrano y Splendid. ¿El número final? Veintiocho millones de dólares.
Después les ofreció a los italianos de Telecom unos mil millones de dólares junto a Eduardo Eurnekian y Ernesto Gutiérrez para comprar su parte de la telefónica. arfunkel iba a aportar más de 500 millones, pero por ahora la operación no se hizo. “En los 90’ vendí los capitales de la familia y ahora apuesto a recuperar las empresas nacionales”, explica su vuelta al ruedo.
HASTA LA VICTORIA, SIEMPRE. Matías Garfunkel es abogado y doctor en Filosofía. Además de una montaña de plata, su abuelo y su padre le legaron el amor por escribir. Una contradicción entre sus pasiones: Garfunkel es un capitalista que ama la Revolución cubana. En su nueva oficina de Puerto Madero tiene enmarcado un documento del Banco Central de Cuba firmado por su primer presidente revolucionario, Ernesto Guevara Lynch. “Admiro el idealismo del Che y su sacrificio en pos de un objetivo, pero no comparto su visión de lucha armada”, define.
Claro que en su linaje, su padre también le transmitió el gusto por las mujeres hermosas. Como en un cuento borgeano (Matías posee un invalorable manuscrito de El Aleph, de Borges), el ciclo se repite y ahora su hijo aparece en los titulares de negocios y de las páginas del corazón. Matías Garfunkel fue una de las miles de razones –tal vez, millones– que llevaron a Victoria Vanucci a terminar su relación con Christian Fabbiani (26).
Hace diez días se encontraron en los Estados Unidos, pero ya se conocían muy bien. La primera estación fue Nueva York y después viajaron a Las Vegas. Se instalaron en el Hotel Bellaggio, vieron un show de Lady Gaga y visitaron las tiendas de modas más selectas. La última parada fue Miami. Antes de regresar a la Argentina pasearon por el mall de Bal Harbour. Victoria compró en Cavalli y en Hermès. Y allí Matías hizo gala de su caballerosidad y le obsequió un anillo de once mil dólares y un Rolex de treinta mil...
El viernes a las siete y cuarto de la mañana, cuando el avión privado de Garfunkel bajó en Aeroparque, la luna de miel terminó. Paradoja del destino, un año después de su boda, Vanucci tuvo honeymoon de miel que el Ogro no le dio. ¿Si seguirá la relación? Matías pasó el sábado con sus tres hijos, pero el domingo fue a ver River-Independiente, ya que obviamente es fana del Millonario. Por la noche viajaron al campo de Monte, como para alejarse–aunque sea un poco– de los flashes y vivir un momento de intimidad.
El jueves, Matías y la ex del Ogro Fabbiani pasearon por Bal Harbour. Hicieron compras en Cavalli y Matías la sorprendió con un costoso anillo.
La pareja blanqueó su relación en los Estados Unidos. Comenzaron en Nueva York, siguieron en Las Vegas y terminaron en Miami. El último día hicieron shopping en Bal Harbour. Regresaron a Buenos Aires en el avión privado del empresario, el viernes a las siete y cuarto de la mañana.
Después de las compras, Matías y Victoria almorzaron en Carpaccio. Allí tomaron algunos tragos y Garfunkel fumó un habano Montecristo.