Camina decidida y triunfante. Está convencida de que lo peor ya pasó. Tanto para aparecer en el programa de Mirtha Legrand como para ir al supermercado, Graciela Alfano (60) se mueve segura. Se operó la nariz, bajó un par de kilos –"no demasiados, tampoco estaba como otras..."– y está decidida a dejar atrás los dos años en los que prácticamente no trabajó. "Ya pasó. ¡Estoy bárbara! Pero no sólo por cómo me veo, sino porque me siento diez puntos por dentro, en el alma", le asegura a GENTE. Es sábado a la una del mediodía y acaba de dejar la torre donde vive, sobre la avenida Alvear. Está acompañada por Gonzalo Capozzolo (24), el menor de sus hijos.
CUESTION DE FONDO. El martes 3 de septiembre, el doctor Alberto Ferriols –cirujano plástico– le hizo un lifting de cara y le retocó la nariz en el Sanatorio de la Providencia. El ex de Beatriz Salomón, quien además transformó a Charlotte Caniggia, le alargó el tabique para que la nariz no le quedara tan respingada. Graciela se había operado en 2011 y desde entonces estaba descontenta con cómo le había quedado. "Me siento más cómoda. Es un detallecito, pero quedó mucho mejor. De todas maneras me impresiona tanto alboroto por una nariz. La imagen es importante, pero no es todo. Más allá de lo estético, estoy sana interiormente y ¡quiero volver a trabajar! Leo mucho, voy al teatro y hago ejercicio físico, pero en su justa medida. No se trata de matarse con 800 abdominales por día. Debajo de esta panza dura –podés tocarla– hay ravioles", comenta y se marca la remera de un modo que no admite discusión. "Mis padres siempre fueron deportistas y de ellos heredé la pasión por la gimnasia sana. Gonza es el único de los chicos que me salió más vago. ¡Miralo! Si hace deporte... desaparece", agrega la actriz –"porque más que vedette soy actriz"– y apunta a su hijo que la espera, paciente, unos pasos más adelante.
"Creo que una tiene que llevar una imagen que vaya de acuerdo a su edad. Yo me hago lifting, pero si te fijás, tengo algunas arrugas. No me gusta decir cuántos años tengo, pero no puedo pretender parecer de treinta. Tocame el pelo. Ni una extensión. Como en los animales, el pelo habla de cuán sanos y jóvenes estamos", reflexiona. ¿Novios? "No estoy sola pero... ¡listo!". Se ríe, se despide y sigue por avenida Alvear rumbo al súper.
¿ES UNA DESEMPLEADA? Domingo 20. Día de la Madre. Graciela ya arregló con sus hijos –a Gonzalo se suman Nicolás (37) y Francisco (28)– para salir a comer afuera a la noche. El mediodía la espera Almorzando con Mirtha Legrand. Comparte mesa con Gabriela Arias Uriburu, Graciela Ocaña, Silvia Fernández Barrios y el intendente Darío Giustozzi. Espléndida, hace gala de su gran momento y de sus habilidades tuiteras –a costa de dejar en offside a La Señora–. ¿Unico cruce con la diva de los almuerzos? Para nada. Cuando Mirtha habla del problema social de los jóvenes desocupados, Alfano desliza: "Hace dos años que yo no trabajo. Es muy duro. El trabajo te da dignidad y pone la confianza en vos". Mirtha la increpó: "¡¿Pero qué estás diciendo, Graciela? ¡Si vivís en la avenida Alvear...! Yo hablo de aquellos que no tienen para comer". Tenso corte. Tras la pausa, Graciela pudo aclarar. "Por supuesto que el pobre no come, pero para cualquiera es poco digno. A mí me dio un bajón. Engordé seis kilos, me mareaba y tenía vértigo. Estuve muy enferma... Yo no lo digo", contestó Graciela. Aclaró que no arregló para hacer temporada en Mar del Plata, pero que confía en que "algo va a salir" y que mientras tanto está muy entusiasmada haciendo teatro independiente con Alejandro Casavalle. Y siguió: "Pasé por un juicio muy grave, que comenzó con la denuncia de una persona que al final no tenía un marido desaparecido... Era todo un invento. La prensa averiguó y le dio cauce porque daba rating. La Justicia Federal investigó y salí sobreseída. Yo vivo en la avenida Alvear, es cierto... ¿Cuál es la opción? ¿Perder mi casa, que mis ahorros se consuman y luego pegarme un tiro porque no tengo nada? La pasé mal. Tomé antidepresivos... Sé que no me puedo comparar, pero pasé por un gran sufrimiento. Es duro cuando nadie te llama para ofrecerte trabajo".
Graciela optó por un mono de Naima para almorzar en el programa de Mirtha Legrand. “Una tiene que llevar una imagen que vaya de acuerdo a su edad”, afirma.
“Tomé antidepresivos. Pasé por un gran sufrimiento. Es duro cuando nadie te llama para ofrecerte trabajo”, aseguró en la mesa de Mirtha
El domingo 20 chequeó su teléfono en cada corte del programa e intentó mostrarse distendida. El sábado fue al supermercado acompañada por Gonzalo Capozzolo, el menor de sus tres hijos varones. Llevaba colgada la cruz que le había regalado una de sus fans.