Aesta hora, Mar del Plata regala una postal atípica. La Reserva parece una playa desierta. La arena que en dos o tres horas tendrá la forma de un queso gruyère muestra la perfección de una cancha de tenis de polvo de ladrillo. Un camino de cuatro pies rompe con la armonía del alisado perfecto del suelo. A las nueve de la mañana de este lunes de febrero, Florencia Peña (39) se acerca a la orilla junto a su novio, Ramiro Ponce de León (39).
Es como si el verano pasado hubiera transcurrido hace una década. Lo ocurrido fue más que sabido: miles de personas vieron a Florencia y a Mariano Otero (su ex marido y padre de sus hijos Tomás –10– y Juan –5–), en una situación íntima de pareja. Y el conducto fue la mirilla de la indiscreta aldea global. “Se viralizó”, como dicen ahora, fue tapa de diarios amarillos –como Dios la trajo al mundo– y todo el mundo opinó sobre la situación. Pero, después de ese tsunami emocional y mediático, las cosas comenzaron a cambiar más rápido de lo que ella misma hubiera esperado. Hay una fecha: 3 de marzo. Ese día de hace un año, Flor tenía su primera cita oficial con este chico que ahora le acomoda la lona y le ceba mates. “Un año de amor”, podría ser el título.
“Fue un encuentro casi familiar. No le había puesto fichas, porque Ramiro vive en Salta y tiene su trabajo allá. Pero me habían dado ganas de juntarme a charlar: ‘¡Quiero conocerlo!’. Tuvimos un primer encuentro muy cerebral. Yo me fijo en la manera que tiene el otro de ver la vida, en qué lugar está parado, cómo la piensa. Me parece importante que no sea un tibio, que tome decisiones. Y él fue contundente, muy rápidamente, con muchas cosas”, nos cuenta Florencia. Y así sigue la historia.
–Entonces no había gran expectativa...
–¡Cero! Ramiro es cuñado de una de mis mejores amigas. Yo estaba muy concentrada en entender mi separación. No estaba revolviendo ni esperaba encontrar a nadie. Y sucedió. Estaba en paz, abocada a los chicos. Si lo pensaba con la cabeza hubiera dicho: “Ni en pedo me engancho”.
–¿Sos de las personas que piensan que la distancia puede fortalecer a la pareja?
–Y... Está bueno extrañarse. Nos vemos los fines de semana. El viaja, o por ahí voy yo a Salta. Ver al otro cada tanto y volver a elegirlo cada vez, lo hace muy romántico. El reencuentro constante está bueno. El “lado B” es que te perdés lo cotidiano, como llegar a tu casa y compartir tu vida con el otro. Pero lo hacemos vía Skype o por teléfono.
–¿Te costó darle una segunda oportunidad al amor?
–Yo creo que uno puede tener muchos amores en la vida, cada uno distinto del otro. Pasa lo mismo con los trabajos: no podría elegir uno. Ramiro es un nuevo amor en una nueva etapa de mi vida, que me tiene muy feliz. Con el agregado de esa mística que tiene el comienzo de las relaciones.
–¿Te preocupa el fracaso personal?
–Qué va a pasar, no sé. Pero yo aprendí que, para bien o para mal, las cosas pasan. Ya tengo mucha vida encima y trato de no pensar demasiado, pero no estaría con alguien si no hubiera un proyecto. A esta edad, el amor se elige todos los días. Quiero vivir así. Ahora elijo estar con él. Ojalá que sea por mucho tiempo.
–¿Después de tu separación estabas para el touch and go, digamos?
–Bueno, de hecho esta historia arrancó así. Yo pensaba que si pasaba algo con este muchacho, sería efímero. Le dije que sí a encontrarnos porque sabía quién era, de dónde venía.
Leé la nota completa en la edición 2537 de Gente.
Lunes, nueve de la mañana. En su día libre, Flor y Ramiro aprovechan las playas de La Reserva, en el sur de Mar del Plata.
“Rama y yo nos vemos los fines de semana. El viaja, o por ahí voy yo a Salta. La distancia genera algo: ver al otro cada tanto y volver a elegirlo cada vez. Eso lo hace muy romántico”
El domingo 9 de marzo, Vale todo –el musical que protagoniza en el Auditórium– se despedirá de Mar del Plata en el primer lugar en la lista de las obras más taquilleras (según AADET). Después de este éxito, Flor se embarcaría en una gira por algunas de las principales ciudades del interior. También comenzará a grabar Tu cara me suena (Telefe) y continuará con los sketches de La nave de Marley (Telefe). Por si fuera poco, proyecta su regreso al teatro infantil con Vivitos y coleando, de Hugo Midón.