Muscari rompe el silencio y habla del famoso audio, las consecuencias de su acción y su relación actual con Nazarena – GENTE Online
 

Muscari rompe el silencio y habla del famoso audio, las consecuencias de su acción y su relación actual con Nazarena

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En medio de un año espectacular en lo laboral (se luce con cinco obras de teatro en cartel), José María Muscari (39) tuvo un tropiezo de esos que dejan heridas. El 17 de junio de este año, en la privacidad del primer cumpleaños de Barbie Vélez después de su traumática separación de Federico Bal, le ofreció un discurso que pretendió jocoso, en el que usó –entre otros epítetos– la palabra “judío” como calificativo despectivo hacia el ex de la modelo y actriz. Si eso se supo fue porque alguien (aún nadie sabe quién) le puso una zancadilla y filtró el audio dos meses después. Estalló el escándalo. Enseguida, el exitoso director se disculpó con Bal, con la comunidad judía en la mismísima sede de la DAIA y en las redes sociales. Pero hasta esta semana no se había escuchado su palabra pública: “Durante dos meses me retiré de los medios. Quienes más me bancaron ante los micrófonos fueron mis elencos. A ellos les agradezco”

–¿Oíste el audio? 

–Sí, una vez, en la tele. Y de inmediato subí el pedido de disculpas a las redes, le escribí a Federico de manera privada y me acerqué a la DAIA. Reflexioné: el límite del humor es cuando alguien se ofende. Acá se analizó de manera seria algo que era humorístico, y eso trajo consecuencias. Yo nunca dudé del contexto: hice eso para divertir a Barbie en privado. Pero entiendo que analizado de manera pública y seria, fue un chiste desafortunado y mereció mis disculpas. No sólo por la palabra “judío”... Muchas de las que usé podían ofender.

–¿Lo habías escrito?

–Sí, no recuerdo si esa parte exacta, porque también improvisé. Más tarde me olvidé de esa situación. Cuando me dijeron que pasarían al aire esa carta, pensé que quizás Federico se ofendería por lo de “cara de pato”. Después me sentí shockeado. Tomó una dimensión pública impensada. Pero si durante cinco años alimenté a los medios porque me iba bien, entendí que se ocuparan de mí cuando cometí un error, que lo fue. 

–¿Cómo fue la reunión en la DAIA?

–Fue un pedido de disculpas de mi parte hacia la comunidad judía. Ellos me dijeron que valoraban que alguien reflexione sobre cualquier acto que pueda ser leído como discriminatorio, aunque la intención no haya sido ésa. Sinceramente, fueron los primeros en entender el contexto en el cual lo dije.

–Cuando salieron a la calle, una mujer te insultó. ¿Pudiste hablar con ella?

–No. Lo hizo porque estaban las cámaras. En lo cotidiano nunca me pasó algo así. No tuve que bloquear a nadie en las redes por esto, como sí cuando bailé con un hombre en ShowMatch y me agredieron.

–¿Hay más homofobia que antisemitismo acá?

–Yo no puedo pensar en lo que me pasó como algo antisemita. De mí hablan mis acciones como persona y creador, no un chiste que hice en un marco privado y por el que pedí perdón. Yo confío en que el público entienda la diferencia entre lo mediático y la vida real. La realidad, en mi caso, es el vínculo que tengo con la comunidad judía, que viene a mis espectáculos. Muchas personas y artistas se me han acercado en este tiempo y me han dicho: “Yo soy judío. Recontra entiendo lo que pasó y no me hiere en lo más mínimo”. Pero comprendo a los que no tienen esa postura, y para ellos estuvieron también mis disculpas.

–Esto lo filtró una persona que estaba en el cumpleaños de Barbie. ¿En aquel momento y lugar, alguien te dijo: “Te zarpaste con tu chiste”?

–No. Y había judíos. Nadie reparó en nada.

–Entonces, si no le había molestado en ese momento, quien lo filtró lo hizo para hacerte daño.

Supongo que sí, pero no me lo pregunto. Alguien que hace algo así está muy fuera de su eje, en una zona de oscuridad que no entiendo. Pero en definitiva, el único culpable de lo que me pasó soy yo. Tengo 39 años, soy grande, y me hago cargo de las consecuencias de mis actos. No puedo hacer responsable al que filtró el audio. Eso es un tema de su enfermedad. Yo tengo errores, pero no soy un enfermo. Hice mucha terapia.

–Enseguida te disculpaste con Fede Bal. ¿Te respondió?

–No personalmente, pero sí dijo públicamente que había leído mi mensaje y que no se sintió ofendido.

–Santiago Bal fue duro. Dijo que había que pegarte y que no fueran a verte al teatro.

–Es un padre que sintió que agredían a un hijo. No soy padre todavía, pero en una circunstancia así va a saltar mi parte menos racional. 

–¿Qué aprendiste a partir de este tema?

–Tener conciencia de que una cosa dicha de manera graciosa puede generar dolor en alguien. Es un límite. 

–¿Por qué todo esto te alejó de Nazarena y de Barbie?

–No me alejó de ellas, sinceramente, sino de gente que no estaba en mi vida cotidiana. Me refugié en mi pareja, Guillermo, y mi familia. Yo no tenía contacto diario con Nazarena. Desde el último año y medio era más esporádico. Nos juntábamos cada dos o tres meses para cenar, y de vez en cuanto nos mandábamos un WhatsApp. De hecho, desde el cumple de Barbie hasta que salió el audio a la luz, no la vi a Nazarena, ni nos comunicamos. 

–Desde afuera se percibió que luego del audio se distanciaron. Se especuló, entonces, que dudabas sobre ella con respecto a la filtración...

–Entiendo, pero no me hago cargo de ninguna especulación. Mi vínculo con Nazarena y Barbie trasciende a la televisión o las redes. Tiene cosas muy buenas y otras malas, que nunca mostraría y ellas tampoco. No hay, en este momento, una distancia más grande de la que había antes. Para ser más claro, no recibí una invitación de ella a comer y le dije que no.

–¿En el próximo cumpleaños vas a estar?

–Seguramente. ¿Por qué no?

–Sobre lo que sucedió entre Barbie y Fede, ¿seguís pensando lo mismo que antes?

–Corroboré que hice lo correcto. Cuando uno siente un alerta de violencia, hay que hacerse cargo. Yo conté que me llamó una vecina, y fui desmentido. Barbie y Federico, con sus denuncias cruzadas, corroboran que esa señal que me llegó era verdadero. Si no, deberíamos suponer que las denuncias no son verdaderas. Pero yo no soy el juez para descular de qué lado era la violencia.

–¿Por qué no seguiste adelante con Coqueluche, que iba a protagonizar Barbie, si la única que se había bajado era Georgina Barbarossa?

–Buscamos un reemplazo durante quince días y muy cerca del estreno no encontramos uno satisfactorio. Georgina es una gran comediante y era un sostén fundamental para Barbie, que iba a tener un protagónico rotundo en su debut. En algún momento haré Coqueluche.

–¿Con Barbie?

–Veremos entonces. ¿Por qué no? Mirá, Casa Valentina la imaginé con la mitad de los actores que la hacen hoy. Pero no hay algo por lo que no llamaría a Barbie, o a Federico. Es más, en este tiempo, con Barbie nos hemos escrito varias veces.

–Aun con el escándalo que se generó, sólo perdiste tu lugar como panelista en Bendita TV...

–Es así. Tengo tres obras en la calle Corrientes, hago cable y radio. A la gente de Bendita la entendí. Yo era panelista y quisieron que vaya a hablar de esto. No estaba preparado, no lo hice y acepté que no me quisieran más. Además, hoy está Flor de la V, que me reemplaza muy bien. 

 

Por Hugo Martin. 

Fotos: Maximiliano Vernazza, Matías Campaya, Fabián Uset y archivo Atlántida/Televisa. 

 Al margen de la polémica, el prolífico director tiene en cartel Casa Valentina (Picadilly), La casa de Bernarda Alba (El Nacional), Falladas (Multiteatro), Extinguidas (de gira nacional) y El secreto de la vida (en Uruguay). Además, sigue con Muy Muscari en el Canal de la Ciudad, y Tertulia moderna los sábados por radio El Mundo. Foto: GENTE©.

Al margen de la polémica, el prolífico director tiene en cartel Casa Valentina (Picadilly), La casa de Bernarda Alba (El Nacional), Falladas (Multiteatro), Extinguidas (de gira nacional) y El secreto de la vida (en Uruguay). Además, sigue con Muy Muscari en el Canal de la Ciudad, y Tertulia moderna los sábados por radio El Mundo. Foto: GENTE©.

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