Cuando se cierra una puerta, se abre una ventana”, asegura el refrán. Luciana Aymar (39) puede dar testimonio de eso. Mientras se despedía del hockey, sin saberlo abría paso a la historia de amor más importante de su vida.
Todo se remonta al 7 de diciembre de 2014. Luego de haber anunciado su retiro unos meses antes, Lucha jugaba su último partido como capitana de la selección nacional en el Estadio Mendocino de Hockey. Tras finalizar el encuentro, la “Maradona del hockey” –como fue bautizada por su notable talento– se emocionaba frente a una multitud. “Gracias por tantos años de cariño. Me retiro tranquila. Di la vida por este deporte”, decía la rosarina entre aplausos y ovaciones. Del otro lado de la Cordillera, el ex tenista Fernando González (36) entendía perfectamente la situación por la que estaba pasando Luciana: la había atravesado unos años antes, cuando colgó la raqueta allá por 2012. El chileno le mandó un mensaje privado vía redes sociales. “Me felicitaba por la carrera que había hecho y me deseaba lo mejor para el nuevo camino de mi vida”, cuenta ella. Sin embargo, no era la primera vez que el tenista y la Leona intercambiaban diálogo. “Nos cruzamos en diferentes Juegos Olímpicos, pero era un saludo de deportista a deportista”, recuerda ella. En 2016 comenzaron “un proceso de conocimiento mutuo” que terminó de consolidarse durante los Juegos de Río –aunque en secreto, ya que no quisieron mostrarse juntos en público–. En ese entonces, Luciana trabajaba como comentarista de ESPN y González acompañaba a la delegación trasandina en su condición de medallista olímpico.
“Quiero tener hijos y hacer mis otras actividades. Soy de objetivos precisos, en lo laboral y en lo emocional”
“FERNANDO ES MUY HUMILDE”. Su nombre completo es Fernando Francisco González Ciuffardi y nació el 29 de julio de 1980 en Santiago de Chile. Tiene dos hermanas, una mayor y otra menor, llamadas Patricia y Jessica respectivamente. Desde muy chico tuvo claro que quería dedicarse al tenis y sumó dos apodos: por su potencia con la derecha lo llamaron “El bombardero de la Reina” y, por su velocidad, Speedy González (por el ratón del cómic). A lo largo de su carrera cosechó varios logros: llegó a estar quinto en el ranking de la ATP. Además, recibió tres galardones olímpicos, consagrándose como el deportista chileno con más medallas en la historia. “Fernando es muy humilde, habiendo sido el tenista que fue. Es caballero y atento conmigo desde el minuto en que me conoció. Esa es una de las cosas que me enamoraron de él”, reconoció Lucha, quien hace seis meses tomó la decisión de instalarse en Santiago, a Caras Chile. “Decidí venirme para acá, porque me estoy proyectando y me encantaría que fuera para siempre... Claro que en el camino pueden pasar muchas cosas. Las relaciones se construyen a diario”, asegura. Mientras disfruta de su noviazgo y de la convivencia, la ex Leona también se permite fantasear: “Quiero tener hijos y hacer mis otras actividades. Las voy a necesitar. No soy sólo de estar en la casa. Quizás el día que sea madre cambie mi forma de pensar, porque uno va adaptando su vida al momento. A lo mejor cuando tenga un hijo querré dedicarle las 24 horas del día, pero nunca voy a dejar de hacer mis cosas”.
¿SE VIENEN LOS CONFITES? “Si estoy con alguien, considero que está bueno serle fiel a esa persona. En una relación, lo más lindo es el respeto y el cariño. Si pasa el tema de la infidelidad, uno pierde un poco eso, más allá de que después se perdone... Conozco parejas que se han perdonado y hoy están espléndidas, a veces mejor que antes. Pero en mi caso personal, no me gustaría. Antes de que suceda algo así prefiero separarme, o que me dejen y listo. Nadie sufre”, dispara Luciana, que hasta ahora no reveló si hay planes de casamiento. “Con Fernando respetamos nuestros respectivos espacios y tiempos: ninguno está tan encima del otro. Cada uno tiene sus actividades, más allá de que estemos juntos”, aseguró. Está claro: por ahora la pareja prefiere disfrutar del presente y dejar que las cosas fluyan. ¡Que sean felices! n
Luciana y Fernando se conocen desde hace años, pero recién formalizaron en agosto de 2016, durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
“Fernando es muy caballero y atento. Esa fue una de las cosas que más me enamoraron de él”