Se llama Galaxy’s Edge y fue inaugurada el 31 de mayo dentro del primer parque fundado por Walt Disney (en California, Los Ángeles). GENTE pasó por allí y comparte las increíbles aventuras que pueden experimentarse.
CONDUCIR EL HALCÓN MILENARIO
El tantas veces soñado momento puede consumarse en el Black Spire Outpost, el misterioso centro neurálgico del salvaje planeta Batuu, puesto fronterizo remoto en que se inspira Galaxy’s Edge (“borde de la galaxia”), con la nave de Han Solo, a escala, y la posibilidad de pilotearla. Rodeada por riscos imponentes, restaurantes y tiendas, la existencia temporal de esta aldea se ubica en tiempos de Episodio IX: El ascenso de Skywalker, que cierra la saga familiar y se estrenará en diciembre.
CREAR –Y ADOPTAR– UN ROBOT
El Droit Depot convoca a que los visitantes produzcan sus propias unidades astromecánicas, recogiendo de una cinta transportadora las piezas con que desean personalizarlas, y añadiendo la opción de un microchip y elementos adicionales. Los droides, que se retiran en una coqueta caja tras abonar un valor promedio de 99.9 dólares, son un gran éxito de esta peculiar tierra, inspirada en sitios reales de Europa como Estambul, y de África como Marruecos, a partir del diseño de Walt Disney Imagineering, en colaboración con Lucasfilm Story Group, y bajo la supervisión de Scott Trowbridge.
COMPRAR MERCHANDISING INÉDITO
En el mercado que se alza allí surgen diversos comercios. Entre otros, el Black Spire Outfitters, de moda galáctica; el Creature Stall, dedicado a la venta de muñecos de criaturas poco comunes; el Toydarian Toymaker, apuntado a juguetes que sorprenden; el Dok-Ondar’s Den of Antiquities, que expende elementos de diferentes épocas de Star Wars; y los locales Resistence Supply (enfocado en la heroica Resistencia) y First Order Cargo (apuntado a la malévola Primera Orden). ¿Algunos precios? Los peluches, 22.9 dólares; cualquier t-shirt, 34.9; el bastón de Yoda, 22.9; las batas y túnicas Jedi, 124.99. Recuerdos imperdibles: la edición especial de gaseosas de medio litro (Coca Cola/Sprite) en forma circular, con idioma galáctico, a 4.99 dólares; y el reptador de las arenas de los jawas, cargado de pochoclo, a 6.49.
PROBAR EXQUISITECES DE OTRO MUNDO
Apenas ingresar, de cara al Milk Stand, una doble duda se apropia del recién llegado: “¿A qué sabrá la leche azul? ¿Y la verde?”. En base a hielo y con gustos atractivos desde su variedad, componen el mejor refresco para iniciar una recorrida gastronómica en la que no faltarán el Docking Bay 7 Food and Cargo (platos a 5.49, 5.99 y 6.99 dólares), el Ronto Roasters (de carne y bebidas, a precios similares), y la Oga’s Cantina –debe reservarse con anticipación–, que ofrece tragos alcohólicos exóticos (por 6.50 a 7.50 dólares) mientras el DJ R-3X acerca uno de los legendarios ritmos de la serie de películas. “Con Star Wars: Galaxy’s Edge, Disney está redefiniendo la experiencia en un parque temático y estableciendo una nueva marca para tal narrativa”, nos señala Bob Chapek, presidente de Parques, Experiencias y Productos Disney. “Más allá de la impresionante escala, excede las expectativas a partir de cada auténtico detalle”, afirma orgulloso.
JUGAR A SER NIÑO
El Galaxy’s Edge del Disneyland Resort de Anaheim acaba de replicarse, el 29 de agosto, en el Disney’s Hollywood Studios, del Walt Disney World Resort de Orlando, Florida. “Ahora, y por primera vez, los aficionados pueden sumergirse en las icónicas historias que han capturado la imaginación de distintos públicos por décadas, y sentir sus propias aventuras en el área temática más creativa, innovadora y ambiciosa que jamás hayamos construido”, expresó en aquella oportunidad Bob Iger, presidente y director ejecutivo de The Walt Disney Company, al lanzar la propuesta junto a George Lucas (ideólogo y alma del universo en cuestión) y Billy Dee Williams, Mark Hamill y Harrison Ford (Lando Calrissian, Luke Skywalker y Han Solo en la ficción). Una iniciativa –se habla de mil millones de dólares de costo– que hoy permite confraternizar con personajes entrañables como el wookie Chewbacca, por citar uno. Cada entrada diaria a Disneyland arranca, sin contar las promociones, en los 122 dólares.
COTEJAR CON LA FUERZA
Misma fórmula, misma identidad, acompañando cada paso con la flamante cortina musical compuesta por el inoxidable John Williams, para sentirse protagonista de un episodio de La guerra de las galaxias. Acaso, a través del Savi’s Workshop-Handbuilt Lightsabers, donde se arman sables láser a gusto del cliente. Por qué no, desafiando el Millennium Falcon: Smugglers Run, que permite ingresar en grupo a la cabina del “pedazo de chatarra más rápido” y dirigirlo desde la función de piloto, artillero e ingeniero. O tal vez (y nos referimos a los que preparan su visita), aguardando ansiosos la llegada de Rise of the Resistance, una atracción que Disneyland agregará el 17 de enero de 2020 al planeta Batuu, y situará a los visitantes en medio de una (dicen “asombrosa”) batalla climática entre la Resistencia y la Primera Orden –con Kylo Ren presente–, que duraría veintiocho minutos y contaría con más de 300 objetos animados...
Fotos: The Walt Disney Company y Leonardo Ibáñez.
Agradecemos a Isabella García, Agustín Newell y Agustina Benvenuto.