Tras ocho años de amistad, cuatro como pareja y dos de casados, Floppy decidió separarse del empresario Rodrigo Fernández Prieto. Hace una semana él dejó el departamento de Puerto Madero donde vivía con ella y su hija. ¿Los motivos? “No hubo terceros ni grandes peleas, pero la pareja se llenó de desencuentros que no pudimos salvar”.
Estoy pasando este difícil momento de la mejor manera posible: muy carne y uña con Moorea (3). Hoy, mi hija es mi cable a tierra… Aunque también mi trabajo en Incorrectas, porque me permite poner la cabeza en otro lugar. Además, el equipo de Moria (Casán) y mis compañeras respetaron mis tiempos y me ayudaron a desconectar”, cuenta Floppy Tesouro (34) mientras juega con su hija en una plaza cercana a su departamento de Puerto Madero, antes de agregar: “Admito que cuando me casé con Rodri (Fernández Prieto, 42) creí que era para siempre, porque yo soy muy Susanita. Sin embargo, como no estábamos siendo felices y tenemos derecho a serlo, decidimos distanciarnos”, redondea.
–¿Por qué tomaron la decisión de separarse?
–Estábamos tan desconectados que habíamos perdido el diálogo. Hace dos semanas salimos a cenar, Moorea se quedó dormida y aprovechamos para charlar. La conversación duró cuatro horas. Fuimos súper honestos y hablamos de lo que nos pasa. Yo había comprado el modelo de pareja con más libertad que a Rodri le gustaba. Al principio fue divertido, porque me encanta salir con amigas y disfrutar, pero con los días me di cuenta de que también me encanta sentirme acompañada y protegida. No quiero decir que Rodri no lo haya hecho en este tiempo, sino que en estos últimos meses, entre los viajes de trabajo y placer y la vida social de los dos, hubo un desencuentro, una desconexión, y fuimos perdiendo cosas hermosas. No hubo terceros ni grandes peleas, pero la pareja se llenó de desencuentros que no pudimos salvar.
–¿Hubo un proceso anterior?
–Sí, esta separación la vengo procesando hace meses y hasta la trabajé en terapia. Igual, Rodrigo se sorprendió con mi planteo. Le dije que no quería seguir así. Para ambos es una tristeza enorme. Si bien nos quedamos 48 horas angustiados dentro de casa, esta decisión fue lo más sano para los tres.
–¿Qué cosas se fueron perdiendo?
–Las cosas genuinas de la pareja porque, aunque sé que Rodri me ama y me es fiel y respetuoso, su estilo de vida es más libre y aniñado. Y yo soy bien terrenal. Necesitaba parar la pelota, estar en familia y tener un compañero de vida. El tiempo dirá si podemos volver a estar juntos, pero hoy priorizamos la felicidad de Moorea. Porque aunque nos separamos, hoy nuestra prioridad sigue siendo ella.
–¿Ya dejó la casa que compartían?
–Sí. Vive en un departamento cercano al nuestro, en Puerto Madero. Para que Moorea no sufra tantos cambios, por ahora la ve, cuando quiere, en casa. Porque aún no hablamos del tema. El día que se fue me dijo que me ama profundamente y que su hija y yo somos los amores de su vida. Pero bueno… No sé qué va a pasar mañana, pero tengo que ser honesta con esto que me está pasando.
fotos: Julio Cesar Ruiz