A dos años y medio de la vigilia “del mundo entero” por la salud de su hijo mayor (tras la detección del cáncer de hígado que derivó en un exitoso tratamiento y millones de mensajes de esperanza y compañía para la familia), la actriz comparte sus lecciones aprendidas.
A dos años y medio de la vigilia "del mundo entero" por la salud de Noah Bublé, (tras la detección del cáncer de hígado que derivó en un exitoso tratamiento y millones de mensajes de esperanza y compañía para la familia), Luisana Lopilato (32) se mantiene cauta. Celosa de detalles. Escueta de recuerdos. Honesta por completo.
Cuando en la nota de tapa de GENTE se le pregunta qué le diría a Dios, siendo ella tan creyente, la actriz y madre de tres responde: "Nada. Sólo agradecería. Infinitamente. Creo en él. En su plan. No hay vez que en la calle o en el supermercado, alguien se me acerque para abrazarme y decirme: '¡Lo que rezado por tu hijo!'. ¿Cómo no agradecerle a Dios y a tanta gente?".
¿Cuáles fueron las lecciones que le dejó ese episodio? "Aprendimos a identificar y establecer las prioridades en mi vida. Porque cambiaron, de cero a cien. Ya no me ocupo de tonterías, de comentarios maliciosos, de conflictos. Cuando hablo con mi familia siempre les digo: 'No se enganchen con peleas, con el stress… No se olviden lo que vivimos. Nada es tan importante'", asegura Luisana.
Y continúa acerca de su desarrollada inmunidad a que la lastimen: "No digo que no me importe nada. Si no que en mi cabeza hay un cartel inmenso que dice 'familia'. Entendí que no debo sostener lo que me incomoda, lo que no me gusta, lo que me hace mal. Me manejo fácil: ¿tal cosa me hace feliz? ¿No? Entonces, muy amorosamente, la aparto de mí, y ya".
Fotos: Maxi Didari y Gentileza LL