La confirmación de la presencia de monóxido de carbono en el cuerpo del futbolista viró el proceso de análisis del accidente.
El pasado 21 de enero el mundo del deporte y la sociedad toda se conmocionó con la trágica noticia de la desaparición en el Canal de la Mancha del avión que trasladaba a Emiliano Sala desde Francia a Gales.
El cadáver del futbolista de 28 años fue encontrado entre los escombros dos semanas después, mientras que los restos de Ibbotson, el piloto, aún no han sido hallados.
Y en las últimas horas las noticias en torno al accidente del avión que trasladaba al delantero son contundentes y dieron un giro a la investigación: una intoxicación por monóxido de carbón explicaría la pérdida de control de la aeronave.
De acuerdo al informe de Air Accidents Investigation Branch (AAIB), el futbolista argentino “tenía un alto nivel de saturación de monóxido de carbono” durante el viaje de avión que lo trasladaba desde Nantes, Francia, hacia Cardiff, Gran Bretaña. A su vez, el ingreso del gas a la cabina podría haber sido determinante en la caída de la avión.
Esas conclusiones cambian la primera hipótesis del informe de febrero pasado que sostenía que la pérdida de control de vuelo podía estar influenciada por las cuestiones meteorológicas y alguna cuestión operativa del piloto.
“Los resultados de la prueba de toxicología en la sangre del pasajero mostraron una carboxihemoglobina (COHb), con un nivel de saturación del 58 por ciento. COHb es el producto combinado de monóxido de carbono (CO) con hemoglobina, la molécula de proteína transportadora de oxígeno contenida en los glóbulos rojos”, señala en el comunicado la División de Investigación de Accidentes Aéreos británica (AAIB, en inglés).
El informe de los peritos agrega: "En este tipo de aeronave, la cabina del piloto no está separada del resto del avión y se considera probable que el piloto también hubiera sido afectado por la exposición al CO".
Después de esta revelación, el abogado de la familia del futbolista, Daniel Machover, solicitó que los restos del avión, que aún están en el fondo del mar, sean recuperados para hacer un análisis detallado y saber como es que los gases entraron en la cabina, según informa la web de L’Equipe.
Finalmente, la AAIB dice que está trabajando con los fabricantes y la Junta Nacional para la Seguridad del Transporte (NTSB) en Estados Unidos para identificar posibles vías por las que podría ingresar este gas a la cabina en este tipo de aeronave.