A través de una carta que publicó en las redes, la mediática contó de qué manera Javier Naselli la agredió a ella y a Salvador Uriel, el hijo de ambos.
La relación entre Vicky Xipolitakis y Javier Naselli está en su peor momento luego de que ella lo denuncie por violencia de género y luego hayan comenzado los trámites de divorcio.
Y en medio de un bozal legal que el empresario pidió para que la mediática no hablé más de él y del hijo que tienen en común, el pequeño Salvador Uriel, la rubia escribió una extensa carta abierta en sus redes donde relata las agresiones físicas y verbales de su ex marido hacia ella y el bebé.
"Les habla mi corazón roto" comienza el descargo de Vicky, que lo primero que hace es aclarar que es ella quien hasta aquí hizo "de mamá y papá" de Salvador Uriel, el pequeño de 8 meses.
Luego, dice que la primera vez que llamó a la policía fue para pedir ayuda porque ella estaba sola con el bebé en la habitación y el gritaba que quería comer. Aclara que no lo denunció porque “seguía ilusionada en que podía cambiar” aunque luego acota que “se arrepinte del padre que le dio a su hijo”.
La modelo especifica la fecha en que tomó la decisión de separarse: el último 24 de julio, cuando se comunicó con su abogado, Fernando Burlando. Pero fue entonces cuando Naselli le impedía irse del departamento junto a su hijo. "Exploté en llanto y le dije: 'Es la última vez que me faltás el respeto'. Ahí fue cuando me empujó y ahorcó (tan) fuertemente, que ni cuenta me daba de los golpes. No dudé en hacer la denuncia y ponerle fin a todo esto", contó.
Vicky describió la forma de ser de su pareja y lo trató de "manipulador". "Da vuelta todo, su mejor habilidad es manipular todas las situaciones. Siempre se victimiza, para el afuera él es un señor culto y con mil idiomas. Pero vive de apariencias, está solo en la vida y no tiene amigos. Solo le importan sus clientes y no perder ni un peso", lanzó, furiosa.
Y en cuanto a las agresiones que habría recibido, relató: "Sinceramente, la agresión física la dejaba pasar, nunca le di importancia, más me dolía la verbal. Siempre le pedí que adelante de Salva no grite, sabía mi punto débil, nunca le importó su hijo y menos yo".
Y agregaó: "Físicamente recibía cachetadas a mano abierta que me dejaban la piel colorada por distintas partes del cuerpo, o empujones por cosas que le parecían mal o no le gustaban. Y las agresiones verbales eran todo el tiempo denigrándome como mujer".
"J.N. sabés lo que soy enojada, no me busques. Te amé, nunca nos cuidaste, siempre nos pisoteaste, nos dejaste tirados por tu forma de ser que tanto luché en mejorar y no pude", escribió en el párrafo final.
Y pidió justicia: "Hoy estoy de pie simplemente por Salvador y creo en la justicia. Mujeres, ¡¡denuncien!!”.
