El creador de Sex, viví tu experiencia–un boom que agota cada función en el Gorriti Art Center–, se separó después de cuatro años, confiesa que “ahora soy mejor en la cama que cuando estaba en pareja” y hasta se mete con el sexo de los candidatos: “Todos tienen cara de amargados; su libido está metida en la campaña"
En la entrada, nomás, el público recibe revistas eróticas para leer, les reparten vouchers de un hotel vecino, pueden tomar un trago, comer y caminar por cada rincón del Gorriti Art Center, mientras alguien les explica lo que sucederá a partir de ese momento. Así arranca cada función de Sex, viví tu experiencia, que se convirtió en un inesperado éxito: lleva más de 50 funciones agotadas, arriba de los diez mil espectadores. Ahora va de jueves a domingo, y en verano hará temporada en Mar del Plata, y quizás en Punta del Este. Impensado boom para un tema que genera atracción –el sexo–, pero que a su vez puede establecer distancia y pudor. José María Muscari (42), además de ser su creador, oficia allí de maestro de ceremonias. “No imaginaba tanto éxito –admite–. A veces uno tiene buenas ideas pero no hay público para eso...”. El director, que además tiene en gira su obra Gente feliz, trabaja como columnista radial en La inmensa minoría (Radio con Vos) junto a Reynaldo Sietecase: “En un año de elecciones, con él hago un curso de entender la política”.
–¿Cómo imaginás el sexo de los candidatos?
–Deben tener muy poco. Su libido está puesta en la campaña, no en la pareja. Si los ves, tienen todos cara de amargados.
–¿Qué busca el que va a ver Sex?
–La obra es un fenómeno, porque la gente quiere tener una experiencia, quiere que le pasen cosas. En los 80’ estaban el Parakultural, el Rojas; en los 90’, Ave Porco, el Dorado, el Morocco... Un montón de lugares donde, además de arte, había encuentros. Eso se perdió por la inseguridad, por Cromañón, porque la gente sale menos. La noche porteña se apagó, y Sex recupera un poco eso. Mi tío, que tiene 65 años, fue muy admirador de la revista porteña. Y me dijo: “Me encanta que hagas Sex porque recuperaste ese morbo, eso prohibido que tenía la revista y que no se podía ver en otro lado”.
Me separé hace seis meses después de cuatro años de pareja. Mi relación con el espectáculo y el sexo no sería igual si estuviera con alguien. Ahora puedo desplegar todas mis fantasías
–¿Cómo ves la relación de los argentinos con el sexo?
–De la boca para afuera es una cosa, y para adentro, otra. El discurso dice que evolucionamos. Pero los cincuentones, por ejemplo, están trabados todavía: esa evolución no les llegó al cuerpo, físicamente no les sale, porque esa generación se educó en una dictadura. Si no podían decir lo que pensaban, imaginate lo que les pasó con el goce.
–¿A vos te cambió en algo este espectáculo?
–No. Lo hago en el mejor momento que podría hacerlo. Me separé hace seis meses, después de cuatro años de pareja (con Guillermo D’Anna), y mi relación con este espectáculo, y con el sexo, no sería igual si estuviera con alguien. Ahora puedo desplegar todas mis fantasías.
–¿Por qué te separaste?
–No fue algo puntual. Me desenamoré. Es duro, pero es la verdad. Yo soy muy intenso, lo que pase conmigo tiene que ser para mejor. Mi vida es bárbara, y si algo empieza a restar lo dejo, lo saco.
–¿No esperás para ver si repunta?
–Bueno, estuvimos cuatro años, y el último fue de espera. Cuando uno deja de admirar a la otra persona hay algo que se rompe. A mí, por ejemplo, no me enamoran los que están en el mundo del espectáculo. Me es difícil dar con alguien que esté tan enamorado de lo que hace como yo. En ese caso, algo en mí se apaga. No quiero un espectador de mi intensidad.
–No te va uno que te lleve el bolso nomás...
–Para nada. No va ni a la esquina conmigo alguien así. Además, no necesito que nadie me lo lleve. Mucho menos una pareja.
–¿Qué debería tener un hombre para estar con vos?
–Tiene que ser un par. Me gusta la gente de mi edad. Tengo 42 años, puedo estar con alguien cinco o seis años menos o más, pero no me erotiza un pendejo de 20, no es lo mío. Hoy, una pareja debería sumarme un plus, y yo a él.
–¿Qué lugar ocupa el sexo en tu vida?
–Es muy importante, esté en pareja o no. Pero cuando estoy solo soy mucho mejor en la cama que en pareja. Cuando el sexo se mezcla con el amor deja de tener animalidad, la relación es más de compañerismo, de afecto, y ahí la cagás. Mi psicóloga, Elvira, me dice que aunque cueste, durante el sexo la otra persona tiene que ser el objeto del deseo, y que después de tenerlo sea alguien por quien sentís amor.
–¿Por qué ahora es tu mejor momento para hacer la obra, y cuando estabas en pareja no?
–Porque soy muy monógamo. Algo de mí se hubiera acotado. Soy como dos Muscaris: en pareja muy convencional y fiel, más calmo, reposando en esa relación. Y cuando estoy solo, más encendido y expansivo. Hoy ni loco estaría con alguien... La paso bien así.
Soy como dos Muscaris: en pareja muy convencional y fiel, más calmo, reposando en esa relación. Y cuando estoy solo, más encendido y expansivo. Hoy ni loco estaría con alguien...
–Teniendo en cuenta cómo es Sex, ¿recibís del público muchas propuestas para salir?
–Mirá, yo no actúo, soy una especie de guía, así que tengo mucha interacción con los espectadores. Es más: si un actor percibe que alguien del público tiene el deseo de avanzar, más que simplemente mirar, y ese actor tiene la energía para hacerlo, hay besos y toqueteos... Ya pasó. Al público se le genera algo erótico: no es habitual que alguien popular te hable, te toque, te pregunte de sexo. A mí siempre me fue bien, pero ahora está potenciado: también he besado a algunas personas en la obra. ¡Hasta me buscan muchas mujeres para besarme! Bueno, eso es algo común en muchos gays famosos.
–¿Pero agarrás viaje si es alguien del público?
–Jaja, si me gusta, sí. Cero prurito con eso. Me escriben por Instagram o me hablan al final del espectáculo. Me manejo con libertad. Es un momento de mi vida que está bárbaro.
–¿Y con mujeres también?
–Yo me acosté con mujeres hasta los 22 años y tuve varias novias, incluso. Hasta que a esa edad me enamoré de un hombre, aunque sin reconocerme como gay: sentía que después volvería a las mujeres. Salí tres años con él, y cuando rompí estuve con una chica en Mar del Plata. Pero me generó angustia, y me di cuenta de que extrañaba el vínculo con un varón.
–¿Asumiste enseguida tu sexualidad?
–Sí. La aceptación la había hecho antes, y sin conflictos.
Cuando le conté a mi madre que tenía novio se puso a llorar, me abrazó, y me dijo que yo era su hijo, que me amaría siempre, y que sólo quería que fuera feliz
–¿Cómo lo contaste en tu casa?
–Fue muy gracioso. Cuando me puse de novio con ese chico, a los pocos meses abrí una agenda y se me cayó una foto donde estaba abrazado a él. Mamá la vio y me preguntó qué era eso. Le respondí que era mi novio. Se puso a llorar, me abrazó, y me dijo que yo era su hijo, que me amaría siempre, y que sólo quería que fuera feliz. A los pocos días vino y me pidió que no se lo dijera a papá, porque se iba a angustiar. Mi padre le llevaba quince años, y a esa altura ya tenía una salud endeble.
–¿Se lo dijiste?
–Nunca. Él no me preguntó... Murió a los pocos años. Jamás tuvimos esa charla, ni mi mamá se lo dijo, pero supongo que sabría. Yo hice una obra que se llamaba En la cama, donde Mónica Ayos se desnudaba. Una vez fue a la tele y le preguntaron cómo había aceptado hacerlo. Y dijo: “Muscari es muy seductor y logró cosas de mí que ningún hombre pudo”. Papá escuchó esa nota y a la noche me hizo un chiste, como que Mónica se había desnudado porque me había acostado con ella (ríe). Obvio, nunca se lo aclaré. n
Agradecimientos: Panni Margot, Essencia Estética y Agencia AB.